Fotograma del documental «Después de…», codirigido por Cecilia Barlomé, cuya imagen de la señora que aparece defendiendo el franquismo se ha popularizado en los últimos tiempos a través de las redes sociales.
Ismael Juárez
La imagen deteriorada de la mujer que ilustra este artículo puede parecer el de una anciana cualquiera. En realidad se trata de una señora que hace décadas popularizó su rostro gracias al documental «Después de…», donde hacía una defensa feroz de Franco y su «Movimiento Nacional». Una señora que al final ha caído en la caricatura y con la que, de hecho, aún se hacen a veces chanzas sobre ella en las redes sociales, siendo conocida como «la señora franquista».
«La señora franquista» encarna una España que con más o menos timidez aflora estos días, y que durante la llamada Transición española dejaba estampas intimidatorias como las que pueden verse en el documental mencionado.
Rodado entre 1979 y 1981, la película dirigida por Cecilia Bartolomé y su hermano Juan José Bartolomé, recogía imágenes y relatos de los diversos rincones de un país que salía de una dictadura y se adentraba en una democracia aún débil.
Se dividió en dos partes («No se os puede dejar solos» y «Atado y bien atado»), y en cada una de ellas se mostraban reflexiones de personajes tan conocidos como Víctor Manuel, Manuel Vázquez Montalbán, Paco Ibáñez, Jordi Pujol, Violeta Parra, Rafael Alberti o Felipe González.
Eso sí, el documental se adentraba sobre todo en lo que pensaba otra gente no conocida. Porque mostrar la temperatura de las calles, y lo que la gente corriente decía en ellas era lo que realmente motivaba el documental, tal y como ha dejado dicho en innumerables ocasiones la directora.
Y a través de esas personas que estaban viviendo un cambio de régimen, el público que visiona el documental accede a una España efervescente en el que la extrema derecha aún no tiene complejos en decir lo que piensa. En el que el autonomismo y el nacionalismo se hacen oír, de modo firme y también contradictorio. Donde encontramos a los movimientos feministas incipientes hablando con una naturalidad y descaro como es difícil encontrar en otro documento de la época. Un documental que muestra sin pudor las manifestaciones obreras que, además de la prometida democracia, quieren reformas para una España que entonces se retorcía de paro y crisis económica.
Un documental censurado
El documental era heredero de ese cine revolucionario, contrainformativo, que desde diferentes movimientos de izquierda se venía realizando desde los años 60, y cuyo máximo exponente posiblemente sea la trilogía de «La Batalla de Chile» (1975), del director chileno Patricio Guzmán.
Era este un tipo de cine que trataba de mostrar una realidad que los medios generalistas censuraban u ocultaban, y en el que los realizadores metían las cámaras en la boca misma de los acontecimientos y lugares que normalmente no salían en las televisiones y cines. De esta forma, muchas de estas cintas estaban condenadas a ser proyectadas de forma clandestina o para un público minoritario.
Y esta es la suerte que corrió «Después de…». El rodaje terminó solo unas pocas semanas antes del golpe de estado de Tejero. Las autoridades entendieron que era conveniente no autorizar el estreno de la película. Para ello se tuvo que esperar casi tres años. Hasta finales de 1983.
Su recorrido comercial entonces fue corto. Muy corto. Aunque en determinados circuitos, nacionales e internacionales, es un documental al que se le reconoce un gran valor. Algo que no ocurre a nivel del mainstream. Tal vez porque «Después de…» despeina a ese relato tan edulcorado de la Transición. También porque es una prueba de que con la democracia iniciada se secuestraban obras. Quizá porque la complejidad de aquella España de finales de los setenta y principios de los ochenta no casa bien con el maniqueísmo que en tantas ocasiones enarbolan defensores y detractores de la Transición. En cualquier caso, también es posible pensar que si un documental como este se rodara hoy día, a lo mejor tendría problemas en su estreno.
Una directora rebelde
Y es que «Después de…» es, ante todo, un alarde valiente de una directora reconocida, pero olvidada por el gran público. Una directora pionera y rebelde quien en la ya desaparecida Escuela Oficial de Cinematografía (EOC), en sus tiempos de estudiante durante los años sesenta, sacudió a todos con su corto «Carmen de Carabanchel», donde hablaba de los metodos anticonceptivos. Por no hablar del mediometraje «Margarita y el lobo», que supuso una bofetada al machismo, a la Iglesia y al franquismo en aquel lejano 1969, que la obligó posteriormente a trabajar en publicidad y en documentales industriales, y a ser vetada como directora en la industria cinematográfica durante años.
Cecilia Bartolomé tuvo siempre la virtud de cabrear mucho con sus películas, y pareciera que este país se haya empeñado en ahogar el legado de una de las directoras más importantes del último medio siglo.
«Después de…» suele ser catalogado como maldito por su recorrido tan accidentado, pero es una de las grandes obras olvidadas de la Transición, de la que este año se cumplirán 35 años desde su estreno oficial. Conviene no olvidarlo. Como tampoco a la anciana de la foto. «El Valle no se toca» es prueba de que la «señora franquista» aún vive entre nosotros.
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