Artículo publicado en el número 15 de ATLÁNTICA XXII, del año 2012, que recuperamos en memoria de Juan Cueto.
El campamento del 15-M en la plaza del Sol de Madrid. Foto / JM.
Juan Cueto Alas | Periodista
Fueron bastante más importantes las ausencias que las presencias en este campamento. Al parecer estuvieron Willy Toledo y demás abajo firmantes habituales, pero yo ni me enteré. En la acampada de Sol, y en las demás, fueron jóvenes anónimos los protagonistas, a su pesar.
Nuestras luchas han originado una curiosa retórica que conviene desbrozar si queremos analizar el acontecimiento. Lo importante es lo que aquí no sale y hasta brilló por su ausencia. No hubo liderazgos a pesar de las pelmazas insistencias mediáticas. Ni presencia de gurús de la teoría. Tampoco grandes discursos explicalotodo, excepto mensajes en el formato dominante, generalmente graciosos de un máximo de cuarenta caracteres. No hubo grandes relatos al principio o al final de la acampada, de esos que no es posible sintetizar y que se resisten como gato panza arriba a cualquier reduccionismo académico o mundano.
Hay quienes intentaron el viejo truco de las comparaciones o los precedentes históricos; como es fama, fracasaron con estrépito con solo teclear la palabra “mayo”, excuso decir si las primaveras comparadas tenían tendencia a orientalizar.
¿Quiere decir todo esto que las acampadas de mayo han sido incomparables, un acontecimiento único e irrepetible y que la Spanish revolution marcará un hito en la historia de las revoluciones? Alto ahí. Lo único que digo es sencillamente lo mismo que dijeron los acampados en sus asambleas: basta ya de viejas retóricas extraviadas de siglo, de transcendencias mayúsculas, del centralismo obsesivo de lo político y los políticos, vengan de donde vengan.
Esta spanish revolution ha sido como darle a la función reset del ordenador: reiniciémoslo todo, partiendo de cero, porque los errores del sistema son ya demasiados y el problema no está en la continuidad, es la propia continuidad.
No sé qué ocurrirá este verano cuando se desmantelen los campamentos. Hay quien apuesta por trasladar el kilómetro cero a Internet. En cualquier caso, Sol o nube, ya nada será tan aburrido como antes del reset que ha puesto abruptamente punto final al viejo asunto de las ideologías viejas o nuevas, da lo mismo, pero que se muerden la cola y al final acaban reproduciendo lo mismo o los mismos.
Esta spanish revolution carece de teorías por la sencilla razón de que nació contra el empacho (teórico) de las generaciones anteriores e incumplió todos y cada uno de los requisitos que hasta la fecha se exigían para edificar el acontecimiento. No fue mascult ni midcult. O para que lo entiendan los de mi generación: ni apocalípticos ni integrados. Fue un movimiento regenerativo y de contexto ciudadano ni tan marginal ni, sobre todo, tan apolítico como sostiene la derecha.
Y lo que a estas alturas llama más la atención fue una indignación radical, incluso extrema, que no admitió en su interior la menor forma de violencia, a pesar de las provocaciones habidas.
La moraleja está clara. Hay que saber darle a la tecla reset cuando el sistema se atasca, o se forma un bucle y, entonces, cambiar radicalmente de discurso, o sencillamente de relato.
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