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La «no derrota» de la izquierda en Colombia (I)
Crónica de las elecciones colombianas que, más allá de los resultados, inauguran una nueva etapa en el país sudamericano. Aunque perdió las elecciones, la izquierda, por primera vez en mucho tiempo, está presente.
Álvaro Villegas Fuentes / Psicólogo, Miembro de la Asamblea Moza d’Asturies y de la XIV Delegación Asturiana de DDHH en Colombia
Son las 7:45 de la mañana del 17 de junio en el colegio electoral Murillo Toro, cerca de la plaza Bolívar en el centro de Bogotá, y ya hay una larga cola para votar en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. “Ha madrugado usted, ¿eh?”, pregunto. “Claro hermano, a las 10 ya hay el primer partido”, responde el primero en la fila. En los últimos días sólo el Mundial ha podido eclipsar, por momentos, las conversaciones de la gente y los titulares de la prensa sobre la contienda electoral, la “más polarizada” de la historia, según unos, o la “más ilusionante” para otros.

Colas para esperar la apertura de colegios electorales a primera hora en Bogotá
Polarizada porque, desde 2006, no había un candidato de izquierda compitiendo por la presidencia con opciones de victoria, y la simple posibilidad de ello generó sudores fríos en gran parte del “establecimiento” colombiano. Entonces Carlos Gaviria, del Polo democrático, obtuvo 2.600.000 votos. El pasado domingo, Gustavo Petro cosechó más de 8 millones de votos. Desde entonces, la pelea siempre estuvo entre la derecha y la ultraderecha, o entre el “centro liberal” y la derecha-ultraderecha. Ilusionante porque millones de jóvenes se politizaron en esta campaña, decenas de plazas se llenaron como nunca antes para atender mítines y las discusiones políticas ocuparon la vida pública y privada de los colombianos. Ya fuera para “lograr un cambio histórico” o para “frenar al castrochavismo”.
Media hora después de abrir las urnas, Jorge Rojas, director de la campaña de Gustavo Petro, convencido de una posible victoria, comentaba que “no estamos aquí para hacer oposición, estamos preparados para gobernar. Hoy se puede dar un salto al progreso: ya se hizo trizas el bipartidismo, ahora vamos a por una era de paz con justicia social”. Los ánimos entre los asesores de la campaña de Petro, a primera hora de la mañana eran de euforia contenida. Pasase lo que pasase harían hecho historia, y lo sabían.
Testigos electorales: “paz, educación y sanidad”
Buena muestra de la intensidad de la campaña, la ilusión de un cambio histórico y el miedo a un posible fraude, ya ocurrido en la primera vuelta, es la victoria en testigos electorales (interventores y apoderados) de la campaña de la Colombia Humana sobre la del Centro democrático. 62.000 testigos, cifra histórica, cuidaron las urnas del lado de Gustavo Petro y 55.000, número nada desdeñable, custodiaron las del derechista Iván Duque.
Hugo Mendoza y Álex Santa Fe son, además de líderes comunitarios y ambientalistas, testigos de la campaña de Petro. Se encuentran en la puerta del colegio Jorge Soto, barrio de Lourdes, ubicado en los cerros que rodean Bogotá, donde viven muchas de las familias más humildes de la ciudad. Entrar al barrio es encontrar en la mayoría de casas carteles apoyando al exalcalde de Bogotá, pegatinas del sindicato de profesores pidiendo el voto por Petro y mucha gente dirigiéndose al lugar de votación. “En la primera vuelta, en este colegio, Petro sacó el 80% de los votos; Duque apenas un 10%”, comenta Hugo. Preguntado por la causa de este hecho, se explica prolíficamente argumentando que “ya cuando era parlamentario subía mucho por aquí, nos escuchaba. Cuando fue alcalde abrió un hospital público en este barrio, antes sólo teníamos una deficiente atención primaria, ahora tenemos pediatría, cirugía etc., ¿comprende? Creó parques infantiles biosaludables, abrió jardines de infancia, impulsó muchas actividades culturales, festivales, encuentros comunitarios. Cuando lo echaron supimos mantener algunas de las actividades con la autoorganización del barrio, pero nos quitaron casi toda la financiación”. Preguntado por una posible victoria de Iván Duque, cómo podría afectar a sus vidas y a esta zona castigada de la ciudad, afirma que “para empezar él nunca vendría por acá. Nos preocupa mucho el tema del narco. Estamos viendo con temor cómo son las personas de las ollas (zonas de tráfico de drogas) las que están haciendo campaña por Duque, de una forma muy agresiva además”.

Hugo y Álex, líderes comunitarios y testigos electorales de Petro en el barrio de Lourdes, cerros de Bogotá.
Una de las grandes preocupaciones de los testigos electorales de Petro era la posibilidad de fraude. Hugo y Álex relatan las diferentes formas de compra de votos usadas históricamente por los partidos de derecha: “Usan a los tenderos, si alguien debe 60 mil pesos, le deja debiendo 10 mil a cambio de su voto, después ese tendero vende x votos a 70 mil cada uno, ganando 20 mil pesos por voto conseguido. Aunque después puede pasar como en la anterior campaña, que un “pelao” le prometió 120 votos a la campaña de Germán Vargas Lleras (exvicepresidente) y aparecieron 33 en la urna, ahora le andan amenazando para que devuelva el dinero que le dieron. Otra forma es dentro de familias, el padre de familia vende como 20 votos de sus familiares y les obliga a votar por ese candidato, o también por promesas de trabajo para algún familiar si sale “el candidato” que supuestamente les beneficiará. También funciona la coacción, la gente tiene miedo muchas veces, pues a los que damos la cara nos tildan de “guerrilleros” y uno nunca sabe cuándo le puede pasar algo”.
A pesar de todo, el barrio entero parece concienciado y movilizado para la votación: “Hemos hecho 3 caravanas con carros y propaganda, repartido carteles, tomando tinto (nombre que recibe el café sólo en Colombia) casa a casa explicándole la situación a la gente, que mayoritariamente apoya. Esta es zona donde hizo presencia el M-19 (una extinta guerrilla en la que militó Petro), estructuras del ELN gracias a curas comprometidos con la teología de la liberación y bases de las FARC y el Partido Comunista, también de gran actividad política y organizativa autónoma ambientalista, vecinal etc. Por ello hemos recibido amenazas y allanamientos, sobre todo en la etapa de la presidencia de Álvaro Uribe, pero estamos dispuestos a seguir, tanto a movilizarnos en defensa del posible gobierno de Petro como ya hicimos cuando quisieron echarle de la alcaldía, como en contra de un gobierno paramilitar de Duque, defendiendo nuestros cerros, la educación contra el cierre de colegios y la salud de nuestros hijos, intentando que vayan a la universidad y se formen”.
Testigos electorales (II): “economía naranja y clasismo”
La Plaza Bolívar, a 10 minutos caminando de estos cerros, como en otras ocasiones, se convierte en un macrocentro de votación con carpas y una extrema militarización y control policial. Son las 14:30 de la tarde y falta hora y media para el cierre de las urnas. Lorena y Diego (nombres ficticios), son testigos electorales de la campaña de Iván Duque, de clase media-alta bogotana, están convencidos que van a ganar. Comentan que ha sido una jornada muy tranquila porque “aquí en el centro es diferente a otras zonas de la ciudad donde hay más problemas, aquí la gente tiene nivel educativo, en Ciudad Bolívar, por ejemplo, la gente de estrato bajo son más irascibles, apasionadas, con menos cultura política, este es el mejor sitio de Bogotá”. Dicen estar preocupados por la polarización que sufre el país “por culpa del populismo de Petro, está sembrando odio. Es igual que Chávez al principio, cuando decía que iba a hacer una Venezuela humana, atacar la desigualdad, dar educación para todos y mira, se convirtió en una dictadura”. Se acerca otro testigo y comenta que lo que hace falta es ayudar a los emprendedores “yo soy emprendedor y hay que ayudar a quien se lo gana y tiene buenas ideas”.
Los comentarios rápidamente se dirigen hacia la argumentación del por qué tienen un “modelo de país diferente”. Se centran en dos aspectos, centrales en esta campaña vertiginosa: el modelo de desarrollo y la implementación de los acuerdos de Paz con las FARC. Una de las mayores críticas de Gustavo Petro a la campaña de Duque es que el modelo productivo no puede seguir siendo extractivista, sino de una economía productiva, energías renovables y apostar por el conocimiento. “No podemos abandonar el extractivismo, antes dependíamos del café, ahora del petróleo y el carbón, no se puede abandonar así como así. Duque además propone la economía naranja, basada en el fomento del emprendimiento creando miles de pequeñas empresas y reduciendo los impuestos a las grandes para generar empleo, mientras que Petro propone un modelo impositivo, restrictivo, que puede conducir a la expropiación de tierras y bienes”.
Otro ítem central de la campaña ha sido el cómo abordar la implementación de los acuerdos con las FARC para garantizar el desarrollo del proceso de paz, el cual pasa por un momento crítico ante los incumplimientos del gobierno y las trabas del uribismo y los partidos de la derecha en el Senado. Desde la campaña de Duque ya se avisó de la intención de “hacer trizas los acuerdos”, algo que provocó una avalancha de críticas y miedo en gran parte de la sociedad colombiana ante un posible retorno a las épocas oscuras de los falsos positivos, la guerra sucia contra las FARC, y los movimientos sociales y populares que dejan, aún hoy, en supuesta era de paz, un líder social asesinado cada cuatro días a manos de un paramilitarismo y unas fuerzas públicas (ejército y policía) muy cuestionadas. Ante este tema, es Lorena la que responde “mire, lo que se ha dicho es que no se puede cumplir punto por punto lo que se pactó con los terroristas, hay que hacerle revisiones, no puede haber impunidad, tiene que haber sanciones penales, cumplir lo pactado favorece a las FARC. Petro dijo que iba a cumplir con lo pactado porque él también es un guerrillero, ¿o ya no se acuerda la gente?”.

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