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Atlántica XXII

La «no derrota» de la izquierda en Colombia (II)

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La «no derrota» de la izquierda en Colombia (II)

Segunda parte de la crónica de las elecciones colombianas en las que la izquierda del país sudamericano no alcanzó la presidencia, pero cuyo auge ha abierto un nuevo tiempo para Colombia.

Elecciones en Colombia

Testigos de Iván Duque en el centro de votación de la Plaza Bolívar de Bogotá, Colombia.

Álvaro Villegas Fuentes / Psicólogo, Miembro de la Asamblea Moza d’Asturies y de la XIV Delegación Asturiana de DDHH en Colombia

La corrupción ha sido otro de los “top 3” de los temas centrales sobre los que giró esta campaña. Ante las acusaciones del lado petrista de que todas las maquinarias corruptas de los partidos tradicionales apoyan la candidatura de Duque, la respuesta de los seguidores de este no se hace esperar: “él sí que es un corrupto. Arruinó Bogotá, al más puro estilo chavista, contratando a sus amigos. Además es un dictador y un desordenado en su vida personal. Todo el mundo sabe que ha tenido 6 hijos de diferentes mujeres y que todo el movimiento LGBTIQ le apoya. Duque apoya al colectivo, pero no quiere darles privilegios, Petro sí, no por nada su logo es de diferentes colores, como la bandera gay”. Sobre las acusaciones de nexos con el paramilitarismo de Álvaro Uribe, el “presidente eterno” según Duque, los ánimos se calientan: “eso es mentira, eso es para intentar desconocer el gran líder que es. ¿Por qué no lo han condenado aún? Eso es para atacarle y perseguirle políticamente”. Por último, sentencian: “Duque es un hijo de profesionales, el papá fue un alto cargo, él no es un muerto de hambre como Petro, que salió de la montaña y es hijo de campesinos y estudió con dinero público. Duque es estudiado en grandes universidades internacionales, no salió de ninguna cueva”.

Escuchar en boca de los defensores de ambas candidaturas da una buena idea de quiénes y por qué defienden dos modelos tan diferentes de país, de progreso, de prioridades. Las urnas hablaron y para las 4 de la tarde, las y los ciudadanos ya habían elegido qué camino tomar.

Unos resultados que hablan de un país

El 53% y 10 millones de votos de Duque frente al 41% y 8 millones de votos de Petro. La letra pequeña permite sacar varias conclusiones. La división es grande en varios ejes. Petro ganó en los departamentos de la periferia (costa pacífica, costa caribe y suroriente), mientras que Duque se hizo con una amplia mayoría en el país central, arrasando en la frontera con Venezuela. Petro ganó en 3 de las cuatro grandes ciudades. Medellín es feudo uribista. Duque en la mayoría del país rural. Petro ganó en las zonas más afectadas por el conflicto (Cauca, Nariño, Chocó). Duque en las zonas más alejadas e ideologizadas bajo la lógica del “enemigo interno” y la lucha “antiterrorista”.

La macronización de Colombia y el “gobierno en cuerpo ajeno”

Las y los colombianos eligieron a Iván Duque presidente con la mayor votación de la historia por dos motivos principales. El primero, el miedo al “castrochavismo” que en alguna parte de la ciudadanía de “centro” la campaña de izquierda no pudo desterrar. Pero sería iluso pensar que una mezcla de miedo, maquinarias partidistas y compra de votos logró este resultado. Lo cierto es que el perfil de Duque, sin pasado corrupto, destacado congresista en la etapa Uribe, estudiante modelo y codeado con altas instancias financieras y empresariales mundiales, sereno, tranquilo, y, para mucha gente “simpático”, logró cautivar a mucha gente temerosa de un posible cambio “desordenado”, como Macron lo hizo en Francia. Mucho se habla los días posteriores de reformas necesarias, de un proyecto de unidad, de desactivar la polarización, y del perfil idóneo de Duque para esos menesteres.

Pero si de algo se habla en relación al futuro gobierno que tomará posesión el 7 de Agosto es del mayor o menor manejo de Álvaro Uribe sobre él, del posible “gobierno en cuerpo ajeno”. Lo cierto es que apenas unos meses antes casi nadie conocía al ahora presidente de Colombia y fue gracias al señalamiento del expresidente que “el que dijera Uribe” se convirtió líder en las encuestas gracias a la creación de ese perfil joven y tecnócrata unido a los apoyos de las maquinarias de todos los partidos tradicionales. Poca gente duda que Uribe ejercerá una influencia muy grande en el nuevo gobierno.

Petro cayó de pié para anunciar una dura oposición

“Dimos un salto al vacío y caímos de pié”, dijo en su alocución final después de conocer los resultados, Gustavo Petro a sus desolados seguidores. Ante un auditorio donde se destacaba la enorme pluralidad de símbolos de partidos (banderas del PTC, PCC, de la exguerrilla M-19, Partido Verde, liberales, del Polo Democrático, de la UP…), el colorido de la Guardia Indígena, que ha protegido todos y cada uno de los mítines que dio Petro a lo largo y ancho del país, y el empuje de los “Jóvenes con Petro”, esta vez visiblemente afectados, se volvió a crecer y a echar a la gente encima. “No me siento derrotado, hoy somos 8 millones de Colombianos que vamos a evitar que Colombia retroceda a la violencia, que vamos a evitar el deterioro ambiental, que vamos a estar con las víctimas y las comunidades”. El candidato de la Colombia Humana tenía datos para estar satisfecho. Se trata de la mayor votación de la historia de un candidato de izquierda y de un candidato “perdedor”. De hecho, sólo dos presidentes electos cosecharon mayor número de votos que el candidato perdedor el domingo: Juan Manuel Santos en 2010 y su rival Duque el mismo día. Ante esta evidencia, el exalcalde de Bogotá se creció y anunció que asumiría su lugar en el Senado (al candidato perdedor en la presidencia le corresponde un escaño) para, desde ahí, recorrer el país.

“Dejen la tristeza, ya sabemos de lo que fuimos capaces y dónde están las fortalezas. Comienza el minuto uno de la fuerza ciudadana que es capaz de construir la Colombia Humana, no vamos a asistir impasibles viendo cómo destruyen el país. El pueblo debe mantenerse activo y movilizado”, interpeló a sus seguidores. El llamado fue especial para los jóvenes para que encabecen esa movilización, pues según él “toda la juventud colombiana se politizó en esta campaña”, y no va a permitir el retorno a la guerra”. También tuvo palabras para el resto del continente, sabedor que la política internacional del nuevo presidente será de continuismo en el seguidismo a la estrategia internacional de EEUU, más ahora que el presidente Santos se fue de la presidencia dejando de “regalo” el ingreso de Colombia en la OTAN, “América Latina estaba esperando un milagro en Colombia, nosotros íbamos a romper la dinámica de la división del trabajo y dejar de depender del petróleo. Si Colombia hubiera dado el paso del cambio, hubiéramos llevado a América Latina a otro puerto donde se defendiera la vida”.

Elecciones en Colombia

Sede de recepción de resultados de Petro: calurosa bienvenida al candidato «no derrotado».

Sobre el futuro inmediato, marcó dos hitos que van a ser cruciales en la política colombiana venidera: la “consulta anticorrupción”, votación que se realizará en Agosto sobre privilegios de los políticos y otras medidas para frenar esa lacra. Después vendrán las elecciones municipales y departamentales, donde dijo espera poder continuar con la coalición amplia que se reunió en torno a él para la segunda vuelta, para así acaparar poder político e institucional de cara al más que probable asalto de nuevo a la presidencia dentro de 4 años, siguiendo el ejemplo de Andrés Manuel López Obrador, candidato progresista que será elegido presidente de México casi con total seguridad después de haberse presentado varias veces. No por nada cambió su habitual coletilla de cierre de “Me llamo Gustavo Petro y quiero ser su presidente” a “me llamo Gustavo Petro y quiero ser su dirigente”.

Los ánimos de sus seguidores, después de escucharle, se tornaron de tristeza a derroche de consignas y cánticos, terminando una gran cantidad de gente, dirigida por los jóvenes allí presentes, tomando la calle y dirigiéndose hacia la Plaza Bolívar al grito de “vamos a la calle a tumbar al gobierno paramilitar”.

Hoy Colombia tiene un presidente que, seguramente ahonde en la senda neoliberal, seguramente le ponga trabas al proceso de paz y seguramente afecte en el aumento de la represión e impunidad a los ataques contra la dirigencia social. Pero hoy Colombia tiene, a diferencia de nunca antes en la historia, 8 millones de personas que buscan algo nuevo, dispuestas a enfrentar a un gobierno que no va a tener fácil ignorarlas, y hoy Colombia tiene un dirigente de la oposición con más capital político en un sentido progresista y potencial de crecimiento que nunca. Se abre una etapa difícil para las clases populares colombianas, para el movimiento social, popular, estudiantil, campesino, indígena, ambientalista, feminista, LGBTIQ, sindical… sobre todo para su dirigencia, pero también se abre una etapa de enormes posibilidades de cara a la más que nunca necesaria transformación política del país, que ya se ha puesto en marcha y no va a esperar tranquila y parada cuatro años.

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