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Muere el asturiano Vicente G. Riestra, el último español de Buchenwald

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Muere el asturiano Vicente G. Riestra, el último español de Buchenwald

Vicente García Riestra, último español con vida del campo de concentración nazi de Buchenwald, ha fallecido este jueves en su casa de Francia

Vicente García, superviviente del exterminio nazi, en el la fosa común del cementerio de Oviedo, donde está enterrado su padre. Foto / Pablo Lorenzana.

Redaccion Atlántica XXII

@atlanticaxxii

El asturiano Vicente García Riestra, uno de los últimos testigos del horror de Buchenwald, y el último español que quedaba vivo de entre los presos de ese campo de concentración nazi, ha fallecido este jueves a los 94 años en Trélissac (Francia), donde residía desde hace más de medio siglo.

Nacido en Pola de Siero, de familia afín al Frente Popular, su padre y su hermano fueron represaliados tras el derrumbe del Frente Norte, razón por la que él y su familia sufrieron el exilio al finalizar la Guerra Civil. Sus ideales republicanos y el compromiso antifascista le hicieron abrazar, con poco más de 16 años, la causa de la Resistencia Francesa, razón por la que fue detenido por la Gestapo y deportado al citado Campo de Buchenwald. Allí fue “el preso n.º 42.553”. Y ese simple número que se le asignó, con el que estaba destinado a morir bajo la degradación más absoluta, terminó siendo el lema de sus vivencias de aquellos 15 meses de hambre, frío y privaciones, que una vez recopiladas sirvieron al escritor Xuan Santori como base de su ensayo “42.553, después de Buchenwald”.

El año pasado, García Riestra regresó a Asturias, sabiendo que era la última vez (él mismo lo reconocía con emoción) para rendir homenaje a su padre y hermano, visitando las fosas de Oviedo y Noreña donde están enterrados. Riestra aprovechó la visita para ofrecer sendas charlas en dos Institutos de Gijón, además de asistir a la presentación del libro de Xuan Santori en Oviedo. Allí narró su peripecia y los motivos de su militancia, además avisar contra el nuevo auge en Europa de la extrema derecha y reivindicar una aplicación efectiva de la Ley de Memoria Histórica. Y aunque insistía en que no guardada rencor alguno, no entendía que no se purgaran los crímenes del franquismo en España, donde “conozco a gente, no personas, que se han muerto tranquilamente en su cama”, afirmaba en relación a asesinos y represores.

A este fin, explicó por qué su pasaporte ponía “Vincent” y no “Vicente”, ya que en agradecimiento a los servicios prestados como veterano de la Resistencia, y reconociendo los padecimientos sufridos en Buchenwald, el país vecino le concedió la Legión de Honor y la nacionalidad francesa. Y es que a pesar de haber nacido en Asturias, García Riestra no era oficialmente español, ya que un decreto de los primeros años del franquismo, señalando su condición de exiliado y “significado”, le había retirado la nacionalidad. Así, Riestra aducía que “Francia me pagó todo lo que estuve en la resistencia, siendo extranjero me lo ha dado todo”, mientras que “en España nunca han tenido una palabra para defenderme. Es más, todavía no tengo la nacionalidad española. Franco nos la quitó en octubre de 1940 con el decreto de Serrano Súñer. Tengo aquí en mi maleta mi carta de apátrida. Si voy al consulado español no me conocen”.

Y fue así, porque ayer su vida se apagó sin ver satisfecha esa reparación. Y así, sin cumplirse la última voluntad del último español de Buchenwald, se cierra definitivamente una página de la historia que jamás debería repetirse.

 

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