Afondando
SUATEA: 40 años de un exitoso sindicalismo diferente

La presencia de SUATEA en las movilizaciones de la enseñanza es continua desde su creación. En ésta Beatriz Quirós acompaña al ex secretario general de Educación de CCOO, Enrique Fernández. Foto / Pablo Lorenzana.
Surgió de las luchas de los profesores contra el franquismo y nunca se sumó a las prácticas del sindicalismo convencional. Esa debe de ser la clave del éxito de SUATEA, que limita los cargos y las liberaciones, se autofinancia eludiendo la formación y presume de asambleario y asturianista. Cumple 40 años siendo el sindicato mayoritario en la enseñanza pública asturiana, porque en la privada renuncia a tener presencia. Dos de los profesores que estuvieron en SUATEA desde sus comienzos, Leonardo Borque y Beatriz Quirós, analizan esta singular trayectoria.
El 21 de octubre de 1977 se depositaban los estatutos de una nueva organización sindical: SUATEA, Sindicato Unitario y Autónomo de los Trabajadores de la Enseñanza de Asturias. Para comprender la identidad y el origen de los Sindicatos de Trabajadores de la Enseñanza (STE) en general y del SUATEA en particular, es necesario remontarse a los últimos años del franquismo. El maltrato inferido por la dictadura a los maestros y maestras culminó con la imposición de un sistema retributivo discriminatorio que se convirtió en catalizador del descontento. El propio ministro –Manuel Lora Tamayo– lo consideró un “agravio comparativo” y ello generó una frustración prolongada en el tiempo.
En estas condiciones se adoptó una corruptela, las llamadas permanencias, consentidas e incluso estimuladas por las autoridades educativas del franquismo, que suponía alargar una hora la jornada escolar y por la que alumnado pagaba una cantidad, cuya recaudación suponía a veces para maestros y maestras el equivalente al sueldo. La corruptela generaba conflictos en el gremio de los docentes, que tras la Guerra Civil había sufrido depuraciones y entonces asistía a la incorporación de nuevas generaciones que reclamaban mejoras y un trato más justo, algo que no ofrecía el inoperante y desprestigiado Sindicato Español del Magisterio (SEM), de orientación falangista. Se produjo así la huelga de febrero de 1973, la primera en la historia del Magisterio, y siguieron luego movilizaciones parciales en 1975, descoordinadas, en Barcelona, Vizcaya y Madrid e iniciativas de organización en el sector; quizás la más difundida fue la de las asociaciones de Antiguos Alumnos de la Normal, que aglutinaron a maestros y maestras jóvenes para plantear sus problemas y canalizar actividades de innovación pedagógica.
Muerto Franco, en febrero de 1976 se declaró una huelga contra el decreto de fijación de plantillas, al tiempo que se montaban coordinadoras del movimiento. El bloqueo de representatividad obligó al ministro Carlos Robles Piquer a convocar por provincias unas elecciones de representantes “provisionales” que sirvieran de interlocutores en la negociación, pero, ante su fracaso, ya con el Gobierno de Adolfo Suárez, la Coordinadora convocó una nueva huelga en noviembre de aquel mismo año. Siguieron movilizaciones diversas, pero se necesitaba una organización estable, una inquietud en la que coincidían con otros sectores de la enseñanza.
De otro lado, la Ley de Educación de 1970 había sustituido el Bachillerato Elemental (impartido por licenciados universitarios) por el 2º ciclo de la Enseñanza General Básica cuyo desempeño se asignó a los maestros (renombrados como “profesores de EGB”), probablemente porque suponían menor coste económico. Por consiguiente, la reducción progresiva del Bachillerato Elemental generó zozobra entre el profesorado interino y contratado de la entonces Enseñanza Media (denominados por la Administración Profesores No Numerarios, PNN) porque agravaba su tradicional inestabilidad.
Durante años, el Ministerio, frente al espectacular incremento del alumnado de Bachillerato, en lugar de convocar oposiciones en la proporción que el sistema requería, había recurrido a la fácil fórmula de utilizar a este profesorado inestable en tales proporciones que en 1975 constituía el 75 % del sector. Este colectivo, amparado en los Colegios de Doctores y Licenciados, venía movilizándose desde 1971 y sus acciones reivindicativas fueron continuas, curso tras curso, atizadas ya por profesorado curtido en el movimiento estudiantil contra la dictadura. Su principal demanda era la estabilidad mediante contrato laboral, a la que se añadiría la gestión democrática de los centros, las libertades de reunión y expresión en los mismos, etc. A pesar de las extensas e intensas huelgas hasta el curso 1976-77, el Ministerio no cedió en la fórmula de contrato laboral y comenzó a desactivar el movimiento mediante un concurso-oposición en el verano de 1977. Los integrantes de aquel movimiento se aplicaron a la fundación de un sindicato que recogiera las aspiraciones y experiencias acumuladas en las luchas anteriores por todos los sectores de enseñantes.
CCOO de la Enseñanza se fundó después
Así, una Comisión Intersectorial provisional elaboró un tríptico en el que se proponía un sindicato federal, independiente, unitario, autónomo, democrático y asambleario que se denominaría Sindicato de los Trabajadores de la Enseñanza. En las sesiones negociadoras había miembros del PCE, MC, ORT, OIC y PT. A continuación, junio de 1978, se celebró una Asamblea Regional Intersectorial que ratificó a la Promotora y le encomendó la consolidación de la nueva estructura sindical.
Cuando todavía estaba sobre la mesa la opción del contrato laboral, el PCE de Asturias daba por hecho que “los movimientos de enseñantes han optado por una relación con el Estado de tipo funcionarial”. Calificaba de “voluntarismo” la opción del contrato laboral protagonizada por sectores minoritarios y vanguardistas, lo que había recibido el apoyo de amplios sectores con “criterios gremialistas”. Todo ello justo en el momento en el que se celebraba el concurso-oposición (objeto de un boicot fracasado, en el que participaron miembros del PCE) que había tenido una concurrencia masiva, una muestra de la escisión –y confusión– existentes. Unos meses más tarde (enero de 1978), en un “Informe sobre SUATEA de la II Conferencia Universitaria del PCE de Asturias”, éste seguía apoyando al mismo en detrimento de la creación de unas CCOO de Enseñanza, “entre otras razones por las peculiaridades del sector, muy diferente del movimiento obrero en cuanto a conciencia de clase y tradición de lucha sindical, lo que hacía necesario no dividir las fuerzas”.
Sin embargo CCOO acabaría meses después montando su sección en Educación. En 1982 lo justificaba así: “Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo sobre los estatutos del mismo [SUATEA], sobre todo respecto al funcionamiento organizativo, que no garantizaba una conexión democrática entre unas bases amplias y pluralistas y una dirección minoritaria y vanguardista (con un claro predominio del MC), (…) un grupo de enseñantes (en la órbita del PCE, cuya línea sindical a nivel estatal iba decantándose cada vez más a favor de la opción de CCOO. en los sectores profesionales) decidió constituir en Asturias CCOO de la Enseñanza”.
Durante todos estos años, la actividad de SUATEA se centró en la lucha por la dignificación de la Escuela Pública y el rechazo a la privatización y a las nuevas formas de mercantilización educativa, lo que significa su oposición a los conciertos educativos, al tiempo que afrontaba la cascada de leyes que regulaban el sector de Enseñanza: el Estatuto de Centros, la Ley de Financiación, la LODE, el Estatuto del Profesorado, la Reforma de las Enseñanzas Medias (REM), la LOCE, la LOE, la LAU, la LOGSE, siempre desde la perspectiva de un trabajo responsable que ponía como principal objetivo el buen funcionamiento de un sistema educativo llamado a ocupar un lugar esencial en la formación de las generaciones del futuro.
El funcionamiento asambleario y el carácter reivindicativo y de clase del sindicato son elementos clave en la vida de SUATEA durante sus cuarenta años de existencia. Muchos de los aspectos presentes en las primeras plataformas reivindicativas siguen estando hoy de actualidad.
La lucha del profesorado interino, hoy como entonces, marca buena parte de la actividad sindical; la lucha por la homologación salarial, junto al rejuvenecimiento de plantillas y contra el paro estaban ya en la plataforma reivindicativa de 1981.
Luchas como la de 1988 donde se desarrollan las movilizaciones más masivas de profesorado durante estos años –la “huelgona”, con elección de delegados de centro, cuya continuidad era decidida en multitudinarias asambleas–, fueron la expresión a escala estatal de un descontento masivo de múltiples raíces, no solo retributivas. O, más recientemente, la iniciativa de la introducción en el Estado español de la lucha contra las políticas educativas neoliberales que venían del otro lado del océano. Se trata de hitos en la historia del sindicato.
La ausencia de figuras como la de secretario general desde su misma creación, o su carácter sociopolítico, hicieron desde el principio que la organización no se limitara a la atención de los problemas estrictamente docentes.
Básico en la normalización de la llingua
Mención especial merece la dedicación desde sus orígenes a la dignificación de la lengua asturiana y a la lucha en pro de su oficialidad. En palabras del escritor y docente Bertu Cobreros, “la hestoria reciente de la Llingua Asturiana nun sería a entendese ensin el conocimiento fondu, ensin la reconocencia sincera y ensin la valoración positiva del llabor de tol profesoráu de Llingua Asturiana, qu’hai venti años vien dedicándose a enseñala o que la enseñó dellos años o que participó en cursinos de perfeicionamientu o que los impartió o… Como colectivu de profesores, tamién de Llingua Asturiana, el SUATEA siempre tuvo al delláu del profesoráu d’Asturianu aidando a encadarmar, coles sos propuestes, negociaciones, aconceyamientos, manifestaciones, encierros, etc… un sistema racional que permitiera la enseñanza de la nuesa llingua en condiciones d’igualdá cola Llingua Española”.
Las reivindicaciones lingüísticas y el uso de la lengua asturiana han acompañado el devenir sindical. Señalemos que el asturiano es lengua oficial dentro de los STE y de la Confederación Intersindical y que el Consejo Escolar del Estado aprobó en numerosas ocasiones peticiones en relación con la creación de la Especialidad de Llingua Asturiana y Gallego Asturiano a instancias de SUATEA, a veces con el voto en contra de organizaciones que en nuestra tierra dicen defenderla.
Otro elemento significativo y diferenciador del sindicato es la especial presencia de las reivindicaciones feministas y la participación de mujeres en los órganos de decisión del sindicato. Se puede decir que en el panorama sindical asturiano se trata de una situación muy poco habitual. Las únicas presidentas de la Junta de Personal Docente han sido y siguen siendo hoy en día delegadas de SUATEA.
El compromiso feminista de la organización viene de muy lejos. El sindicato fue pionero en la implantación de programas de coeducación, de programas de formación afectivo-sexual en los años noventa, incluyendo la prevención de la homofobia, destinados al alumnado de Institutos, que fueron retomados posteriormente por la Administración de forma institucional. Su actividad se incrementó al desempeñar la responsabilidad de la Secretaría de Mujer en la Confederación de los STE una profesora de SUATEA, lo que supuso la participación muy activa en congresos y encuentros internacionales en el marco de la Internacional de la Educación. Las fechas del 8 de marzo y 25 de noviembre, con la elaboración de unidades didácticas para ser trabajadas en los centros, y la más reciente publicación de un calendario feminista que pone en valor a las mujeres todos los días del año marcaron el último periodo.
Su carácter sociopolítico ha supuesto la participación del sindicato en numerosas acciones y actividades relacionadas con la lucha social, contra las políticas neoliberales (reconversión, recortes, tratados de libre comercio…), contra la guerra, contra la represión, en misiones internacionales en países como Irak, Turquía, Palestina, Colombia, así como en numerosos Foros Sociales tanto en Europa como en África o América Latina.
El gochín de la carrera docente
25 de abril de 1985, en el marco de la convocatoria de huelga en contra del proyecto de Estatuto docente presentado por el Ministerio de Educación, tras una numerosa asamblea y con más de 300 docentes concentrados ante la Dirección Provincial, el Secretariado de SUATEA decidió entregar al entonces director provincial de Educación Vicente Álvarez Areces un gochín con una cinta rosa que decía “carrera docente es igual a carrera indecente”… No se lo tomó muy bien que digamos. El gochín se escapó por las dependencias administrativas organizando un buen revuelo.
La prensa local y estatal se hicieron eco de una iniciativa que chocaba frontalmente con el modelo de cuerpo único de enseñantes que propugna el sindicato. Es evidente que desde el Gobierno del PSOE se asume la línea entonces de moda en los gestores de relaciones laborales de segmentación de la fuerza de trabajo y retribución diferenciada, que hará tanto camino con el triunfo del neoliberalismo en la siguiente década.
PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 54, ENERO DE 2018

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