Destacado
Abre el geriátrico del Montepío en Felechosa
Hoy está previsto que abra sus puertas a los primeros residentes «LaMineria», el gran geriátrico puesto en marcha por el Montepío minero en Felechosa (Asturias) con financiación de los fondos mineros. El centro, dotado con modernas instalaciones, oferta 297 camas, de las que unas 150 ya están ocupadas. De momento «La Minería» da trabajo a 57 personas y hubo 1600 solicitudes para las ofertas de empleo. El geriátrico está abierto al público en general, aunque los mutualistas del Montepío minero gozan de mejores ofertas económicas.
ATLÁNTICA XXII desveló en su número 18, en enero de 2012, las
relaciones que mantienen el constructor de la obra y el presidente del
Montepío.
La curiosa vecindad del sindicalista y el constructor
-
- Entrada del chalet de José Antonio Postigo en Mayorga (Valladolid) y vista aérea, sacada de internet, de su finca y de la del constructor Juan Antonio Fernández.
El presidente del Montepío minero, José Antonio Postigo Postigo, tiene un lujoso chalet en Valladolid aledaño y casi gemelo al de Juan Antonio Fernández Fernández, el constructor del macrogeriátrico de Felechosa, la obra de 31 millones de euros que aborda la mutualidad de los mineros gestionada por los sindicatos. Postigo, prejubilado de la mina, también tiene una vivienda en la Costa del Sol y otras propiedades en Mieres.
Jaime Santos y Xuan Cándano | Periodistas.
Los chalets y las fincas de José Antonio Postigo y Juan Antonio Fernández en Mayorga (Valladolid) son de gran tamaño y cuentan con una destacable lista de lujos e instalaciones. El del presidente del Montepío minero, un cargo sin sueldo, tiene una piscina atechada, un hórreo de nueva construcción, una casa para invitados, una amplia bodega, un cenador de madera para varios comensales, una construcción para albergar varios perros de caza y dos buggies de dos plazas cada uno, repartidos por una finca con frutales bien cuidada y custodiada por una empresa de seguridad. La suya es la más grande (más de 3.000 m2) y mejor equipada de las dos. Ambas propiedades se alzan en una urbanización «fantasma», en la carretera de Valladolid a Mayorga, y cerca de esta localidad. Rodeadas de esqueletos de hormigón, chalets en ruinas y a medio construir, es evidente que ambas fincas han sufrido ampliaciones y mejoras en los últimos años y que cuentan con un mantenimiento puntual y costoso. Las mejoras, como el núcleo para albergar perros de caza, fueron construidas bajo licencias de obras temporales, ya que el Ayuntamiento de Mayorga no las otorga permanentes en los márgenes de esta urbanización, cuyo promotor se fue hace tiempo sin dejar los papeles en regla.
Un anónimo en Internet
La curiosa vecindad de José Antonio Postigo y Juan Antonio Fernández en Mayorga era un comentario que circulaba por las cuencas mineras asturianas en círculos reducidos, que podrían parecer malévolos. Pero se destapó hace unos meses por un detallado informe anónimo, lleno de datos y fotografías de los chalets, difundido por Internet. Ante el escándalo que provocó este anónimo, que fue la comidilla en tertulias y sedes de partidos y sindicatos, Postigo, un dirigente del SOMA muy cercano al secretario general del sindicato minero ugetista José Ángel Fernández Villa, convocó una rueda de prensa el pasado 30 de noviembre. En la rueda de prensa –a la que no fue invitada esta revista, a la que el anónimo llegó por Internet el pasado verano– el presidente del Montepío denunció ser víctima de un acoso y anunció una denuncia judicial para esclarecer la autoría del anónimo. También admitió ser propietario del chalet de Mayorga desde 1996. No puso en duda la autenticidad de las fotos, en las que se veía en su finca un todo terreno «pick up» de gran cilindrada. Juan Antonio Fernández, que adquirió al parecer el chalet de Mayorga después que Postigo, es un constructor de Pola de Lena que comenzó en el sector como albañil. Su empresa, Alcedo de los Caballeros, tenía dos empleados fijos en 2008 y facturaba dos millones de euros.
La obra del macrogeriátrico de Felechosa, una inversión de 31 millones de euros pagada con los fondos mineros, supuso el despegue de la empresa, que en 2010 facturaba catorce millones de euros. La imponente instalación con capacidad para 300 ancianos –otro ambicioso proyecto en política social, en este caso para garantizar una vejez confortable a los mineros– es visible ya en su última fase en terrenos donados por los Ayuntamientos de Mieres y Aller. Este último expropió tres fincas para el proyecto. El presidente del Montepío defendió en su rueda de prensa la transparencia del proceso de adjudicación que corrió a cargo de un comité de cuatro técnicos, cuyos nombres no fueron facilitados a esta revista.
En realidad ningún tipo de información fue facilitada a atlántica xxii. No fue posible hablar con José Antonio Postigo y el responsable de comunicación del Montepío, tras varios días sin devolver las llamadas, se limitó a rechazar el anónimo difundido por Internet. Tampoco accedió a hablar Juan Antonio Fernández y lo mismo ocurrió con José Ángel Fernández Villa.
También en la Costa del Sol
Pero basta con acudir a los registros de la propiedad para confirmar no solo la autenticidad del anónimo, sino que Postigo tiene otras propiedades inmobiliarias. Posee un apartamento de 83 m2 en Torre del Mar (Vélez-Málaga), en la Costa del Sol. Fue adquirido en 2006, cuando accedió a la presidencia del Montepío, en régimen de gananciales con su esposa y con un crédito hipotecario de Cajastur de 115.000 euros. En Mieres, donde reside en una vivienda familiar, tiene parte de un bajo comercial y una cochera, adquiridos en el año 2009, también en gananciales. Aunque el propio Postigo ha tratado de desvincular la «campaña de acoso» de la adjudicación del geriátrico de Felechosa, un veterano dirigente sindical, que prefiere mantenerse «de momento» en la sombra, sostiene que el anónimo pudiera venir de «alguien muy cercano a Postigo a quien se le prometió algo en Felechosa que después no se cumplió», en referencia al macrogeriátrico. En un bar de Felechosa, muy cerca del flamante geriátrico, se masca la decepción. El Montepío anunció que el nuevo y lujoso geriátrico, que está previsto inaugurar este año, daría un centenar de puestos de trabajo y animó a la parroquia a iniciar cursos de formación para optar a ellos. Pero, en una comarca donde el paro juvenil es una lacra en aumento, muchos serán los candidatos y pocos los elegidos.
El Montepío, que gestiona directamente decenas de contratos laborales para sus propiedades en Ledesma, Murcia y Almería, optó en Felechosa por una empresa de selección de personal, CABE, del grupo HUNOSA, tal vez para evitar lo inevitable, que en los bares se comenten cosas como que «al final consiguen la plaza los que tienen palanca».
La reconversión pactada y las prejubilaciones consiguieron la paz social en las cuencas mineras, pero la crisis ha convertido casi en un cementerio industrial a la que fue una de las zonas más dinámicas del Estado. Ahora se nota que el hartazgo solo es mitigado por la resignación y hace tiempo que algunos líderes sindicales, también del Montepío, son vistos por muchos vecinos como auténticos «padrinos», facilitadores imprescindibles de puestos de trabajo y protagonistas de escenas de adulación y pleitesía que parecen sacadas de un guión de Scorsese.
Muchos son los que hablan en contra del Montepío pero nadie quiere salir en la foto. El Montepío tiene gran influencia social y los opositores se enfrentan al ostracismo y a la expulsión.
Tres empresas exentas de auditorías
El Montepío de la Minería es una institución con indudable músculo económico y un patrimonio inmobiliario valorado en 75 millones de euros. Herencia del franquismo, comenzó una gran expansión económica y social en los años noventa, bajo la presidencia de Ricardo López Estébanez (SOMA). Es entonces cuando se convierte en un gran inversor inmobiliario, adquiriendo propiedades fuera de Asturias para disfrute de los mutualistas a precios económicos: el balneario de Ledesma, el complejo turístico de Los Alcázares (Murcia) y, más recientemente, un hotel en Roquetas del Mar (Almería). Desde que se adquirió el hotel de Roquetas, en el año 2003, en una operación que fue denunciada por malversación, el Montepío ha ingresado y gastado una cantidad equivalente en torno a los 20 millones de euros; pero acumula un déficit financiero, principalmente en créditos a instituciones bancarias y deudas con la Administración, que supera los 21 millones de euros al cierre del último ejercicio. Interminables obras en el polémico edificio de Roquetas y la necesidad de adelantar dinero para la obra de Felechosa suponen 15 millones en deuda.
También en los años noventa se crea un fondo de pensiones, se instaura la medalla de oro y se consolida mediante ayudas y becas el prestigio social de una institución sobre la que hoy flotan un montón de interrogantes.
En la actualidad el Montepío cuenta con 16.000 mutualistas, según datos propios, que pagan entre el 1 y el 2% de sus pagas, lo que supone más de 2 millones de euros anuales, cantidad con la que difícilmente se podrá tapar el «agujero» financiero. A diferencia de los balances económicos ofrecidos a los mutualistas en décadas anteriores, las cuentas que hoy se presentan son difíciles de entender. Al igual que la gastronomía moderna, la gestión económica del Montepío en los últimos años parece haberse movido hacia terrenos más creativos. Desde 2003, el Montepío ha derivado la gestión de sus complejos hosteleros a través de tres empresas, Residencial La Minería Roquetas del Mar S.L., Residencial La Minería los Alcázares S.L. y Balneario de Ledesma S.L. Cada una de estas empresas, al no llegar a ciertos límites establecidos por la Ley de Sociedades Anónimas, está exenta de auditorías y, como figura en el registro mercantil, las cuentas anuales están firmadas por un administrador único, el representante legal del Montepío, es decir, su presidente José Antonio Postigo.
Con la creación de estas empresas, es el Montepío quien gestiona directamente con los proveedores de su imperio turístico unas gestiones que con las directivas anteriores estaban subcontratadas a profesionales locales. El propio Postigo declaró a la prensa que «la cocina del balneario de Ledesma mata dos terneros diarios» para dar a entender que las compras, obras y reparaciones del Montepío le consumen gran cantidad de tiempo. Para algunos críticos resulta muy llamativo que sea el propio presidente el encargado de negociar personalmente con los proveedores. Antón Saavedra, el ex diputado y sindicalista asturiano, no duda cuando dice que la propia entidad podría estar «en peligro, incluido su fondo de pensiones», ante tanto dinero que viene y va en extrañas operaciones. Una sensación alarmante, ya que son muchas las pensiones que dependen de ese fondo. No es fácil tampoco imaginar cómo se sostendrá el macro complejo de Felechosa pues los 1.300 euros mensuales que se apuntan como tarifa para los mutualistas que decidan retirase allí no pueden cubrir los gastos de mantenimiento y personal, teniendo en cuenta como referencia las ayudas que el Principado aporta a las instituciones geriátricas.

1 Comment
You must be logged in to post a comment Login
Leave a Reply
Cancelar respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
ALTABLANCA
martes, 22 mayo (2012) at 17:40
Este presidente va a fundir la Mineria. Amante del lujo, glamour y placeres ocultos,vive el cargo como un empresario, no como un sindicalista , sembrando disgusto y miedo entre trabajadores. Demasiada prepotencia y seguridad en propias deciciones , ignora el consejo y el sentido comun. El articulo esta lleno de verdades. Se permite un lujo impresionante.La Mineria es la vaca de leche para algunos…muchos.