
Diego Díaz. “Llegamos a la fiesta sin estar invitados”, cantaba Jorge Martínez en una inolvidable canción de su grupo Ilegales. “En tu fiesta me colé, Coca-Cola para todos y algo de comer”, dice uno de los más conocidos éxitos de Mecano. Cualquiera de las dos letras puede servirnos para hablar de la situación de Ángel González en la apertura de campaña de IU en el Paseo de los Álamos de Oviedo, donde su presencia no fue especialmente bien recibida -ni digerida- por los dirigentes de la coalición, que al ver llegar a su portavoz parlamentario, y flamante inhabilitado, se alejaron de él como si portase en los bolsillos de su americana souvenires de la central nuclear de Fukushima para todos los allí presentes. Solo el senador Jesús Iglesias pareció perderle el miedo a la radioactividad de González, animándose a intercambiar con él algunas palabras bajo los flashes de los foteros.

Ángel González saluda a algunos compañeros ayer por la tarde, en la presentación de la candidatura de IU a las elecciones europeas. Foto / Pablo Lorenzana.
El tiempo ha dado la razón a los críticos de IU cuando pidieron que el portavoz parlamentario fuese temporalmente apartado del cargo que ostenta ante su imputación. Ahora el daño está hecho y la sentencia ha caído como una bomba en el arranque de una campaña electoral en la que la coalición de izquierdas se juega mucho. Poco importa que lo de González sea una tontería en comparación con las acusaciones que pesan sobre Francisco Álvarez-Cascos y tantos otros políticos asturianos y españoles. IU tiene un electorado mucho más exigente que el de los grandes partidos. Su gente es mucho más propensa a castigar este tipo de errores y cuenta además ahora con una alternativa electoral emergente como ‘Podemos’, cuya presencia en el europarlamento ya parece segura a tenor de las encuestas.
En los años noventa la IU de Julio Anguita alcanzó marcas históricas gracias a que logró aglutinar el voto del descontento con las políticas económicas neoliberales del PSOE y con la corrupción del felipismo. Hoy en día sin embargo la coalición puede ser percibida como una fuerza opuesta a la Troika y las políticas antisociales, pero mucho menos con la regeneración de las instituciones democráticas, que es la otra gran demanda de los sectores más críticos de la ciudadanía. Si IU no hace esfuerzos por renovar su imagen y evitar ser percibida como el ala izquierda del “todos son iguales”, seguirá fatídicamente atascada en ese 9 o 10% en el que algunos de sus dirigentes prefieren seguir con tal de no ver cuestionadas sus cuotas de poder internas.
blueberry
domingo, 11 mayo (2014) at 23:10
Exacto. Las cuotas de poder, la aristocracia, quitate tú pa ponerme yo. La falta de diálogo con los que piensan cómo tú, pero no militan en el partido, las fuertes relaciones con CCOO, con sus escalafones y liberados. Tímidos acercamientos a grupos alternativos, considerados como ingenuos y utópicos idealistas. Así es imposible. Ángel González debe dimitir por la salud de IU sin exageraciones ni dramatismos, no se crea que como decían en «Amanece que no es poco» : nosotros somos contingentes, pero tú eres necesario. Porque lo cierto es que todos somos necesarios, pero los cargos no son personales, sino representativos. Esta es la realidad. Otro habrá para ejercer esos cargos. La izquierda está llena de gente valiosa. Hablemos más para llegar a un frente común y defendamos menos los personalismos.