Connect with us

Atlántica XXII

Caso Pokémon: la policía investiga a 20 Ayuntamientos asturianos

Caso Pokémon

Caso Pokémon: la policía investiga a 20 Ayuntamientos asturianos

Joaquín Fernández, acompañado de un policía, durante su detención en Avilés. Foto / Mara Villanuza.

Joaquín Fernández, acompañado de un policía, durante su detención en Avilés. Foto / Mara Villanuza.

El Caso Pokémon sigue avanzando judicialmente y se ha convertido en una inmensa trama corrupta que afecta a políticos, funcionarios, partidos y Administraciones de Galicia y Asturias. El Juzgado de Primera Instancia de Instrucción Número 3 de Avilés ha solicitado a la Brigada de Delitos Económicos y Tecnológicos de la Policía Nacional que investigue a todos los Ayuntamientos asturianos que han cedido la gestión del agua a la empresa Aquagest. Son una veintena, entre ellos Avilés, Gozón y Llanes. Sus alcaldes son del PP, PSOE y Foro Asturias.

En Asturias esta parte del Caso Pokémon salpica especialmente al PP. Uno de los miembros de su dirección, Joaquín Fernández, fue detenido por la Policía en Avilés y está a la espera de juicio. Sobre este caso y sobre Joaquín Fernández escribe Xuan Cándano el artículo que a continuación reproducimos.

Un conseguidor en el chigre global

Xuan Cándano / Periodista.

Joaquín Fernández era excesivo. Tiene una dilatada biografía política que a sus 38 años no había hecho más que empezar, aunque ya acumulaba gran experiencia municipal en San Martín del Rey Aurelio, un feudo de la izquierda donde consiguió para el PP un protagonismo impensable hace pocos años. También pasó como asesor por la Junta General, donde estuvo a punto de ser diputado, y tuvo su hueco en el consejo de administración de la RTPA.

Para los negocios era un lince. Uno de esos tipos arrojados que abordaba cualquier proyecto, aunque tuviese que apelar a la osadía, y por complicado que pudiera resultar para un aventurero que abandonó la carrera de Económicas por la de la política, hasta que el Caso Pokémon se cruzó en su camino.

Pero el peor de sus excesos, para él mismo, resultó ser el verbal. Joaquín era de esos tipos que se comían literalmente el mundo, con una verborrea desbordante que él sostiene que viene de la cuenca minera, pero que en realidad es común a muchos jóvenes ejecutivos agresivos que se pasan el día pegados al teléfono móvil. Esa fue su perdición. Tuvo el teléfono tres meses pinchado por el Servicio de Vigilancia Aduanera y pocos informantes tan buenos debieron de tener sus agentes en el Caso Pokémon.

Las conversaciones grabadas de Joaquín debieron ser una delicia para sus escuchantes, como lo fueron luego para la jueza Pilar de Lara y para los periodistas cuando ésta abrió el secreto del sumario. El entonces vicesecretario de Comunicación del PP asturiano hablaba de negocios, de concesiones, de supuestos amaños de contratos, de política y de banalidades varias con empresarios, políticos y amigos, sin ningún tipo de tapujos.

Sus negocios parecían innumerables y variopintos. Tenía una ingeniería ubicada en Avilés que servía para todo tipo de encargos municipales, pero también una empresa de ropa laboral. Por vender, vendía hasta rifles.

Y era un excelente conseguidor, lo que los directivos de Aguagest llaman un “abrelatas”, un político metido a empresario que abre las puertas de las instituciones, en su caso sobre todo Ayuntamientos del PP. A la empresa catalana lo que le interesaba era su eficacia y sus contactos, porque simpatía no parecían tenerle mucha. Un alto directivo de Aguagest, Oriol Morillo, dice de Joaquín en las escuchas que “es más facha que Franco” y lo tiene por “un chorizo”.

Pastillonas ¿de Viagra?

Tan eficaz conseguidor era Joaquín que hasta facilitaba pastillas de Viagra a sus amigos. A eso dice que se refería en una de las conversaciones grabadas:

– J. F.: Vale, vale. ¿Tienes pastillonas?

– R. O.: No, eso lo llevas tú…

– J. F.: A ver si me queda algo de material. ¿Quieres pastillonas, no?

– R. O.: Bueno no empecemos, hombre yo sí, pero media, ¿eh?

– J. F. : Je, je, je, media, media, vale, vale, je, je.

Tras su detención en febrero del año pasado, a Joaquín Fernández le encontraron en un registro domiciliario 88.000 euros, que según explicó a la jueza eran de negocios lícitos. Esta revista pudo saber que tres meses antes, en noviembre de 2012, se vendió una vivienda propiedad de su mujer. Asturias Diario le atribuye también dos cuentas bancarias con 100.000 euros. El ex dirigente popular sostiene que cuando le detuvieron tenía en propiedad “media finca y un piso de 50 metros cuadrados”, en alusión a un apartamento situado en el concejo de El Franco. Aunque también dice que tuvo otras propiedades e hipotecas. Y ahora mantiene una participación en un negocio hostelero.

Alejado de los focos públicos, callado a la fuerza, por prudencia y por exigencia de sus abogados, Joaquín afronta como puede su situación. Para un triunfador que pisaba tan fuerte, ver ahora a gente que cambia de acera cuando le ve resulta demoledor.

Pesa sobre él una letanía de posibles delitos: tráfico de influencias, prevaricación, uso de información privilegiada, falsedad, blanqueo de dinero y otros. Pero no aparenta nerviosismo, incluso frente a las investigaciones fiscales de Hacienda, y dice a los suyos que de todas esas acusaciones “solo está tipificado el tráfico de influencias”. “En cuestiones penales estoy totalmente tranquilo, tengo la documentación que tengo y las cosas claras”.

El Caso Pokémon le ha traído cierta dosis de humildad: “Me equivoqué, me metí en líos pa ganar perres”.

Pero también se exime de algunas culpas, con reflexiones que a más de uno que resultarán preocupantes: “Asturias es un chigre global, aquí impera el clientelismo; yo estoy pagando el pato de los grandes intereses que hay en esta región”.

Continue Reading
Click to comment

You must be logged in to post a comment Login

Leave a Reply

Más en la categoría Caso Pokémon

Último número

To Top