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Atlántica XXII

Desamortización para frenar la agonía del campo

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Desamortización para frenar la agonía del campo

Durante la segunda jornada de los encuentros organizados por el Institutu Asturies 2030 se abordó el proceso de despoblación que sufre la Asturias rural desde hace décadas.

crisis demográfica

De izquierda a derecha, Xosé Alba, Amalia Maceda, Manuel Maurín y Elena Plaza, en el Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo, durante el encuentro en el que se reflexionó sobre la crisis demográfica que sufre la Asturias rural. Foto / Imanol Rimada.

Ismael Juárez / Periodista.

“¿Habría que plantear algún tipo de desamortización, como la de Mendizábal en el siglo XIX, para poner la tierra en manos de nuevos emprendedores?”. Esta fue una de las reflexiones que el Profesor titular de Geografía de la Universidad de Oviedo Manuel Maurín lanzó ayer al público durante la charla  La Asturies vacía. Alternativas a la crisis demográfica, organizada en la segunda jornada de Alcuentros de Primavera. Junto a él completaban la mesa Amalia Maceda, Profesora titular en el Departamento de Geografía, y Xosé Alba, Profesor de Economía Aplicada, ambos también de la Universidad de Oviedo. La periodista Elena Plaza de «ATLÁNTICA XXII» ejerció como moderadora.“Ninguno de los tres que estamos aquí traemos una receta para paliar el despoblamiento del ámbito rural”, avisaba al comienzo de la charla Amalia Maceda antes de comenzar el análisis a los problemas de despoblamiento y falta de perspectivas a los que se enfrenta la Asturias rural.

Aunque el problema también lo sufren de modo importante casi todas las regiones, Manuel Maurín puso de manifiesto que “si se compara con otras zonas, Asturias está en una de las situaciones más delicadas”. Con unas tasas de envejecimiento, de baja natalidad y emigración del campo a la ciudad alarmantes, el ámbito rural se enfrenta a una situación que los tres trataron de desgranar en un análisis que planteó numerosas preguntas y algunas respuestas.

Si en algo llegaron a incidir numerosas veces durante la charla fue en la baja población joven y femenina que existe en el campo, debido a las condiciones poco propicias que hay para esta parte de la población. A juicio de Xosé Alba el tema de la autoestima de la gente que habita en el campo es algo a tener en cuenta como una consecuencia que acaba convirtiéndose en una causa que impide revertir la situación.

Amalia Maceda incidió en este apartado afirmando que “los niños del ámbito rural reciben una educación urbana que les desliga de su hábitat. Esto hace que pierdan la autoestima como habitantes rurales, que no se sientan ciudadanos como los de las ciudades”. Pero no solo eso. Que haya escasez de pediatras; que las infraestructuras no plateen soluciones a personas que quieren ejercer su trabajo desde su casa; la clausura de sucursales bancarias; incluso que cada vez sean menos las mesas electorales, algo que obliga al desplazamiento para votar, son algunos de los puntos que, según Maceda, también intervienen para empeorar la crisis demográfica. Por no hablar del problema para encontrar tierra que, según Maurín, “está en muchos casos en manos muertas, en medio de herencias, abandonadas, y que impiden que los nuevos emprendedores puedan explotarlas”.

De cualquier forma, el tema escolar fue algo que ocupó gran parte de la charla. Según Amalia Maceda en “Asturias hay zonas amplias que no tienen enseñanza secundaria obligatoria”. Este aspecto, unido a las condiciones nulas o precarias para una verdadera conciliación familiar, fue otro de los puntos más relevantes que la experta quiso situar como principal impedimento para solucionar el problema de la baja natalidad.

Aun así, el asunto guarda cierta complejidad de análisis y posibles soluciones ya que, según los tres expertos, un plan demográfico general para toda la región resulta inútil, puesto que cada zona tiene sus particularidades, que deben ser resueltas de modo diferente. Para Manuel Maurín “cuando se plantea intervenir en la crisis demográfica, si se interviene sin hacerlo antes en la base socioeconómica es como cazar sombras”. Y en este sentido no es lo mismo el occidente, que el centro o el oriente de la región, como tampoco es lo mismo afrontar el problema desde poblaciones situadas en el litoral que las situadas en la montaña. Marín opinó que “para salvar a la población hay que salvar su hábitat” y esto solo puede hacerse desde un análisis comarcal “ que todavía no se ha hecho”.

Mientra que Xosé Alba pareció dar más importancia al apartado económico y las “políticas contradictorias” que hacen que el dinero “se quede por el camino” por la mala gestión o actuaciones poco eficaces, Maurín puso más énfasis en el territorio. Para él la crisis demográfica “es consecuencia del conjunto de crisis que se han ido sucediendo desde los años ochenta, más concretamente desde el ingreso en la UE”. Sin embargo, más allá de echar balones fuera, el geógrafo afirmó que “las comunidades autónomas tienen amplias competencias en política territorial que dan amplio margen para afrontar soluciones”.

Xosé Alba puso el ejemplo de Cataluña, donde se están utilizando rebaños de cabras para la contención de incendios mediante el desbroce que tradicionalmente se dio en el campo a través de la explotación ganadera tradicional, y que quiso resaltar como una de las medidas imaginativas que pueden hacerse y otras que podrían realizarse ajustándose a la realidad que realmente, según él, necesita el ámbito rural asturiano.

Amalia Maceda habló también de “un aprovechamiento integral y sostenible de la tierra” poniendo el acento también en que “los buenos suelos están quedando bajo el asfalto”. Por otra parte advirtió que en los pueblos hay bastantes inmuebles que “se dejan caer” y que, según ella habría que rehabilitar para aquellos que deseen iniciar un proyecto de vida en ellos.

Fue entonces cuando Manuel Maurín preguntó a modo de propuesta:“¿Habría que plantear algún tipo de desamortización, como la de Mendizábal en el siglo XIX, para poner la tierra en manos de nuevos emprendedores?”. Algo que sorprendió al público que allí se encontraba y que él justificó en que “todo está desajustado a las nuevas necesidades”. Por ello también planteó otras soluciones como la cogestión de recursos en el ámbito rural o el desarrollo efectivo de las nuevas tecnologías y de la información adaptadas al campo.

Al final no hubo conclusiones definitivas ante las numerosas reflexiones que habían sido lanzadas a un público, que también quiso opinar, y desde el que también llegaron a salir preguntas: “¿Por qué no se utilizan las nuevas tecnologías para formar a los niños y a los adolescentes en el ámbito rural sin que tengan que desplazarse tantos kilómetros para ir al colegio? ¿No sería más sencillo y ayudaría a paliar el despoblamiento?”. Una pregunta más ante la cual los tres intervinientes movieron afirmativamente la cabeza para finalizar una charla llena de interrogantes que, como había dicho Amalia Maceda al principio, no ofreció recetas concluyentes pero sí muchas reflexiones sobre el pasado, presente y futuro de la Asturias rural y su crisis demográfica.

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