Entre los problemas que tiene esta revista, hay uno especialmente llamativo y sobre el que muchos lectores nos han mostrado a menudo su perplejidad. Las informaciones exclusivas de ATLÁNTICA XXII, muchas de ellas de gran alcance y fruto de un serio trabajo de investigación, son sistemáticamente silenciadas por otros medios asturianos. Para los colegas, como dicen algunas mujeres al entrar en la madurez en relación a los hombres, parecemos invisibles.
No es que esta evidencia nos preocupe demasiado; es cierto que no nos beneficia precisamente, pero mucho menos a los medios que la silencian, que pierden credibilidad con un comportamiento difícil de comprender desde un punto de vista profesional. Pero quien más pierde con todo ello es la opinión pública, a quien nos debemos en exclusiva medios y periodistas, porque tampoco los agentes sociales responden a esas informaciones con la determinación que sería de esperar en un Estado democrático.
Afortunadamente esa dinámica parece que se ha quebrado con el número anterior. Con el título de portada “Los sobresueldos del PP asturiano”, esta revista informaba en noviembre, con el soporte documental de las cuentas del partido de 2010, de los excesos, las irregularidades y los posibles delitos en el manejo de dinero público de esa organización política. El asunto es especialmente grave porque se trata además del uso, aparentemente fraudulento y absolutamente opaco, del dinero asignado por la Junta General a los partidos políticos, en este caso al PP, aunque habría que aclarar también la situación al respecto de los otros cuatro con representación parlamentaria.
¿Se están enriqueciendo algunos políticos con el dinero de las asignaciones a los partidos, utilizándolo sin ningún tipo de control, como podría ser el caso del ex presidente del PP Ovidio Sánchez cuando fue portavoz en la Junta General? ¿Se está blanqueando y alterando la naturaleza del dinero en nuestro parlamento, de manera que el que es público acaba siendo privado en los bolsillos de algunos políticos? ¿Hay pagos dobles con dinero público en la Junta, donde los gastos de cada grupo parlamentario, incluyendo contrataciones de personal, están al margen de las millonarias asignaciones económicas que reciben?
Todos estos interrogantes justificarían una Comisión de Investigación parlamentaria mucho más que otras que han prosperado, sin muchos resultados por cierto. Pero los partidos políticos no se van a investigar a sí mismos. En este asunto se observa perfectamente el secuestro de la democracia por una partitocracia asfixiante, que controla las instituciones prescindiendo de los intereses generales.
No habrá investigación en el Parlamento, pero ya la ha iniciado la Fiscalía tras una denuncia presentada ante ese organismo con las informaciones de ATLÁNTICA XXII. La fiscal jefa Esther Fernández ha abierto diligencias previas.
La denuncia la presentó Manos Limpias, lo que debe provocar una seria reflexión. Es cierto que bajo esas siglas hay una organización implacable contra la corrupción, sea del signo que sea, porque sus continuas denuncias no eluden a partido o sindicato alguno, tanto a la derecha como a la izquierda, e incluso a la Monarquía. Pero también resulta sospechoso un sindicato, que algunos medios califican de ultraderechista, con una oscura financiación y que no disimula que su activa lucha contra la corrupción puede obedecer a una estrategia política para abrir paso en España al populismo conservador.
En cualquier caso, en un paso más en su fulgurante irrupción en Asturias, hay que reconocer que Manos Limpias acierta poniendo en manos de la Fiscalía un asunto turbio que puede ocultar un nuevo caso de corrupción, que sería especialmente grave al producirse en el parlamento, una de las instituciones democráticas básicas. ¿Dónde están los otros sindicatos, algunos denominados de clase, que obvian esta y otras informaciones similares? ¿Y los partidos políticos, incluidos los extraparlamentarios? ¿Y el resto de las organizaciones de la sociedad civil, que con este silencio demuestra su debilidad?
Si se quieren buscar argumentos que expliquen las razones por las que con la crisis económica provocada por el sistema capitalista no es la izquierda quien emerge sino el populismo derechista, aquí tenemos uno esclarecedor.
Otra paradoja digna de análisis es la incalificable respuesta de UGT-Asturias al número de esta revista aparecido en septiembre en el que se informaba sobre asuntos delicados de su organización y gestión económica. No denunció a la revista por ello, sino al director en la empresa pública en la que trabaja como periodista con una denuncia falsa y absurda, que increíblemente supuso una sanción aún pendiente de ratificación final.
Es una ruin y cobarde venganza que delata unos comportamientos impropios de un sindicato y de una organización democrática. No parece haber otra intención que la de matar al mensajero, atentar contra la libertad de información y comunicación y amedrentar a los periodistas que elaboran esta revista, y en general a todos los que tengan la valentía de investigar y publicar informaciones veraces y comprometedoras para los poderes fácticos. Curiosamente entre ellos parece estar UGT, una organización poderosa, pero no precisamente para orgullo de la clase trabajadora.
Esta revista acaba de cumplir cinco años en la calle, es un proyecto radicalmente libre e independiente elaborado por profesionales de la comunicación y en todo este tiempo ha publicado informaciones muy críticas con respecto a partidos políticos, instituciones, bancos y banqueros, empresas y empresarios y otros protagonistas de la vida pública. Nunca hemos recibido una denuncia acusándonos de falsear informaciones. Tampoco ahora, porque la de UGT es una cursada de manera vergonzosa por una vía laboral indirecta con la aparente intención de acallar al director. Una pretensión tan absurda como la denuncia, por cierto.
UGT-Asturias se desmarcó de la sección sindical denunciante, pero no condenó su decisión ni tomó medida alguna para acallar un escándalo que tuvo un gran eco en las redes sociales y provocó reacciones de solidaridad e indignación en muchos ciudadanos y organizaciones políticas, sindicales, sociales y profesionales, entre ellas la Asociación de la Prensa de Oviedo.
Más que una regeneración, UGT demanda una refundación para no seguir ensuciando la historia del sindicato que fundara el ejemplar Pablo Iglesias.
PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 30, ENERO DE 2014
Krtujo
domingo, 16 marzo (2014) at 15:46
No creo pecar de exagerado que habéis hecho vosotros mas por la dignidad, por la libertad y por la decencia de esta región que toda la camarilla política junta…
Os felicito y me felicito por haberos descubierto…Lástima que la mayoría de los asturianos no se merezcan una publicación como ésta…
Mi modesto e insignificante apoyo desde aquí…Hablaré de vosotros donde quiera y con quien pueda…
Caminante, no hay camino…