
Eduardo Donaire en su despacho. Foto / Mario Rojas.
Eduardo Donaire confiesa que concedió esta entrevista a ATLÁNTICA XXII eludiendo presiones en UGT, por lo que asegura que será la última. Quiere desmentir informaciones sobre irregularidades y excesos en la gestión económica de MCA-UGT, la Federación de la que es secretario general en Asturias, para lo que se desmarca absolutamente de la Unión Regional dirigida por Justo Rodríguez Braga, de quien está totalmente distanciado. Lleva en sus manos el Libro Mayor de Cuentas, aunque prefiere no facilitar papeles al periodista, de manera que sus afirmaciones no tienen comprobación documental. Por Fernando Romero.
¿Les crecen los disidentes?
Si se refiere al caso de Pablo Álvarez (ex responsable de Juventud de MCA-UGT Asturias, ver ATLÁNTICA XXII número 28) le diré que ha sido expulsado del sindicato y que hay una sentencia del tribunal en donde dice que no se conculca su libertad de expresión porque la pertenencia a un sindicato es voluntaria y no se puede perjudicar a su organización. Nos apoya en el sentido de que no se puede dar cobijo a descalificaciones que desacrediten a la organización. Aquí nadie soborna a nadie (en referencia a la oferta que dice que recibió de la ejecutiva para darle un cargo si no promovía un conflicto).
Centenario de MCA-UGT Asturias de enero de 2013. ¿Gastaron un millón de euros?
Es mentira. Se gastaron exactamente 70.393,31 euros (enseña el libro contable).
¿Pero no habían presupuestado un millón?
No recuerdo lo que se presupuestó, pero desde luego no un millón de euros. Es radicalmente incierto. Nosotros tenemos total autonomía respecto a la Unión Regional y disponemos de todas las facturas. Llevamos pasando auditorías externas desde el año 2000 y cualquier afiliado puede ver esas auditorías, aunque no les damos copias para que no circulen por ahí. No tengo nada que ocultar.
Usted y otros dirigentes de MCA-UGT aparecen como consejeros de Meconaf 2003 SL.
Sí, la disolvimos ya. Su cometido era poder facturar los cobros de los nueve apartamentos que tenemos en Torrevieja que compró el anterior secretario general (Manuel Fernández Lito) para ofrecer vacaciones más baratas a los afiliados todos los años; y nos preguntamos ¿cómo les cobramos? No podíamos facturar porque Asturias entonces no tenía CIF, depende de Madrid y lo teníamos que considerar como una donación y la solución que nos dieron los técnicos fue montar una empresa. Ahora ya tenemos CIF y podemos facturar. También compramos en el polígono de Prendes para una Escuela de Formación y se lo dimos a la Fundación del Metal en alquiler. Como tampoco podemos facturar lo hacía Meconaf. Le damos la formación a la Fundación del Metal. Hemos formado a 4.000 trabajadores en este mandato.
¿Se lleva el sindicato un 20% de cada curso de formación?
No se lleva nada, aunque es normal que se imputen una serie de gastos. Lo hacemos todos los que concurrimos a las ofertas de formación, pero nosotros nos autofinanciamos con las cuotas de nuestros afiliados que nos aportan un presupuesto de 1,2 millones de euros. No necesitamos acudir a otras vías de financiación. Lo he dicho públicamente en el congreso. Estamos bien económicamente. Lo dije en el informe de gestión. Tenemos recursos económicos y patrimoniales, los apartamentos de Torrevieja, 12 plazas de garaje, locales en Prendes… Somos la Federación que más patrimonio tiene de España porque hicimos las cosas bien. Y por eso me han elegido con casi un 100% de apoyos.
¿Pero no es cierto que los delegados de los congresos se eligen previamente por no ser críticos con la dirección del sindicato y que por eso salen esos apoyos tan altos?
Se eligen desde abajo. ¿Cómo voy yo a decirle a 175 delegados de 67 empresas lo que tienen que votar? No sé ni quiénes fueron. No conozco a todo el mundo. Son los sindicatos comarcales y las 85 secciones sindicales que tenemos las que eligen a sus delegados. Se eligen democráticamente en asamblea. Muchas veces hay que buscar gente para que venga porque no todos están disponibles ni pueden perder un día, o no están liberados o no tienen horas sindicales. No sé si todos fueron elegidos democráticamente. Es evidente que, por ejemplo, en comarcales como Oriente es más difícil aplicar la democracia. Le digo que de 175 delegados solo 12 se opusieron a que yo siguiera de secretario.
Se habla de gastos suntuosos en los comicios que celebran, de regalos a los delegados, comidas, hoteles…
Se gastó dinero y pudimos cometer errores. Pero hemos aprendido y en el último congreso compramos un reloj para cada asistente que nos costó un euro cada uno. Podíamos comprar una tablet (y de hecho estuvimos a punto de hacerlo en otro congreso) pero ya no lo hacemos. Utilizamos en el último congreso las bufandas sobrantes del centenario y los cuadernos. Hace cuatro años estábamos mejor y se podía gastar más, pero ahora no.
PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 30, ENERO DE 2014
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