Destacado
El extraño caso de la inhabilitación de un guardia civil

El guardia civil inhabilitado Luis Puertas en Tineo. Foto / Demelsa Álvarez.
Aladino F. Pachón / Periodista.
“¿Mamá, se puede hacer esto a la Policía?”, preguntaba en los brazos de su madre un niño de cuatro años mientras veía, junto a un tumulto de gente, como un guardia civil de uniforme y de servicio en la XXI Feria de Muestras de Tineo de 2009 era increpado e insultado por un civil, según relata el testigo José Isidro Rodríguez Álvarez, que vio, además, cómo se iniciaba un conato de desorden público por la cantidad de personas acumuladas. El guardia detuvo al civil provocador y la cosa acabó en un juicio en el que el paisano fue absuelto y el agente apartado del Cuerpo. El mundo al revés.
Tras ser condenado por una detención ilegal en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Oviedo en 2011, el guardia civil pidió por Internet, a fin de interponer los pertinentes recursos, testigos fiables entre las centenares de personas que presenciaron el incidente. Y quien respondió a la llamada fue José Isidro Rodríguez Álvarez, vecino de Allande, que, presente en el recinto ferial, pudo observar “de repente”, entre las 15 y las 15:45 horas del 3 de mayo de 2009, “un cierto alboroto de gente en los aledaños de la zona donde se exponían remolques”.
Este allandés, exmilitar profesional, no solo ofreció “toda su colaboración” como testigo, sino que para más seguridad formalizó el 4 de mayo de 2015 un Acta de Manifestaciones ante la notario de Pravia Susana Fernández Rodríguez, exponiendo los hechos que presenció en el incidente.
En ese documento, José Isidro Rodríguez Álvarez manifiesta que “ya llegado al lugar de los hechos” pudo observar que había “un círculo en torno a tres personas: dos guardias civiles y un particular”. Y que, según cree, dirigidas hacia este último oyó las frases “anda chorizo, vaya cojones que tienes, por una puta multa”, “con Franco no pasaba”, “vete a hacer espectáculo al parque de bomberos”, “la TPA tenía que venir, pero para grabar el numerito que tu estás montando”, “huevón, que eres un huevón”, “estos del Parque de Bomberos se creen que mean colonia”…
Manifiesta también que “dicho particular estaba increpando y alzando la voz contra uno de los agentes, motivo del alboroto de los allí presentes”. Y que este particular le dijo al agente de la Guardia Civil: “Lo único que haces es robar a la gente”, “a ver si eres tan chulo como te haces y me detienes”, “detenme si tienes cojones”, lo que le pareció “un claro intento de provocación, ya no solo por lo que decía el particular, sino también por el desparpajo y el atrevimiento con que lo hacía”.
Le llamó la atención también “que el guardia civil que estaba siendo increpado no decía nada, ni se inmutaba”. Sin embargo, su compañero de patrulla “estaba muy nervioso, como cortado por lo que estaba escuchando, y pálido”. Y que “un niño, de entre dos y cuatro años de edad, que estaba en brazos de su madre”, le preguntó a ésta: “Mamá, ¿se puede hacer esto a la Policía?”.
José Isidro Rodríguez Álvarez escuchó cómo el guardia civil increpado le pidió el DNI al particular, “negándose éste a ello en reiteradas ocasiones”. Y que el guardia civil le dijo que fuera “a buscarlo al Parque”, en referencia al DNI, a lo que el particular contestó: “No voy, no me da la gana”. Acto seguido “le colocó al guardia civil las manos juntas casi a la altura de la boca, en un gesto típico del esposamiento, diciéndole que le detuviese si tenía cojones, que no tenía por qué ir, y menos identificarse ante la Guardia Civil”.
La detención
Según este testigo, “el guardia civil requirió de nuevo al particular para que se identificase, diciéndole que depusiera su actitud ya que estaban en un evento público”. Sin embargo, el particular volvió a poner las manos juntas, diciendo: “esposado, espósame si tienes huevos”, gesto que repitió en varias ocasiones “retando al guardia civil a que le detuviese”. Añade que el guardia civil le dijo entonces: “Vamos al cuartel a identificar”. Según su testimonio, el particular “volvió a decir que le detuviese, juntando de nuevo las manos y negándose a cumplir las indicaciones del guardia civil”. Éste entonces le dijo: “Espérame que vengo ahora con el coche”.
El testigo vio después que en breve lapso de tiempo entraba en el recinto un coche oficial de la Guardia Civil, que se paraba en el lugar donde había presenciado los hechos y “de él se bajó el guardia civil que había sido increpado, dirigiéndose al particular con las esposas en la mano, anunciando que estaba detenido por delito de desacato, o algo similar, y también algo del orden”. Indica el testigo que justo en el momento en el que el guardia civil estaba esposando al particular empezó a sonar un teléfono “y el particular empezó a bracear contra el guardia civil, queriendo quitárselo de encima, diciendo algo así como ‘ahora vienen mis mandos a por ti’ y algo del delegado del Gobierno”.
Vio José Isidro Rodríguez que el guardia civil llevaba al suelo al particular, “que seguía empujando, empleando gran fuerza y resistencia a la detención, profiriendo frases como ‘de aquí no me mueves’ y casi a grito pelado al guardia: ‘Ahora sí que la cagaste’”. También observó que “la gente del entorno pasaba mucho miedo”.
Manifiesta que el guardia civil logró colocarle las esposas al particular, cree que por delante, ya que el detenido estaba boca arriba. Y que cuando el guardia civil y el particular se dirigían al vehículo llegó al lugar un bombero, al que describe como un hombre de 1,75 de altura, mucho pelo, rizoso, que se encaró al guardia civil diciéndole “estás deteniendo a un bombero en el ejercicio de sus funciones, atente a las consecuencias”, en tono amenazante, según asevera el testigo, para quien esta actitud estaba fuera de lugar “tanto por el comportamiento previo del detenido como por el hecho de que este bombero acababa de llegar y no sabía ni había presenciado nada del incidente”.
Señala el testigo que “la actuación del guardia civil le pareció ejemplar, correcta y de una profesionalidad extraordinaria delante de un recinto repleto de gente”. Y agrega que “cree que demostró un temple y una preparación digna de alabar”.
Los hechos
El guardia civil al que se refiere el testigo es Luis Manuel Puertas García, joven agente que fue número uno de su promoción en la Academia de Guardias y Suboficiales de Baeza (de entre 3.021 alumnos) y tuvo varios cuadros de honor, con destino en el puesto de la Guardia Civil de Tineo. El particular es el auxiliar de bombero (Bomberos de Asturias), interino en ese momento, José Rodríguez González, de Tineo.
El guardia civil Puertas estaba ese día prestando servicio de seguridad ciudadana, como jefe de pareja, en la Feria de Muestras, donde había casi 4.000 personas, acompañado, como auxiliar de pareja, por el guardia civil Jesús González Sánchez. Tras aparcar su coche oficial de patrulla fuera del recinto ferial, en su recorrido por el mismo charlaban con varias personas cuando una de ellas, el auxiliar de bombero, reconoció en Puertas al guardia civil que meses atrás, el 24 de enero, en un registro rutinario de vehículos, encontró una navaja de 7 centímetros de hoja en el suyo y le levantó un acta-denuncia “por portar un arma blanca en lugar no permitido por la ley”, que tramitada en Delegación de Gobierno le costó a José Rodríguez 300 euros de multa, hecho que Rodríguez estaba recriminado a Puertas (que inicialmente no lo había reconocido, incluso pensó que había denunciado a una persona mayor) y que fue probablemente la parte que empezó a oír el testigo José Isidro Rodríguez cuando el que él denomina “un particular”, es decir, el bombero auxiliar, le dijo al guardia civil “lo único que haces es robar a la gente”.
A partir de ahí se propiciaron las circunstancias de la detención de José Rodríguez y su traslado al cuartel de la Guardia Civil de Tineo por el presunto delito de atentado contra agente de la autoridad, además de alteración del orden, negativa a identificarse y desobediencia.
ATLÁNTICA XXII habló con el ahora bombero auxiliar (ya no interino, como cuando los hechos en la Feria) José Rodríguez, que negó insultos al guardia civil, y del que llegó a decir que “púsose loco” y que “no está en sus cabales”. También habló esta revista con el guardia civil Jesús González Sánchez, pareja de Puertas el día de los hechos, que ratifica que José Rodríguez sí insultó a su compañero, le puso las manos en gesto de esposamiento, estaba provocando desorden público y desobedecía a agentes de la autoridad que le requerían tranquilidad en un evento donde había miles de personas. Además hay una normativa interna en la Guardia Civil que establece que cuando hay una “negativa abierta a identificarse, procede detención por desobediencia grave”.

Jura de Bandera en la Guardia Civil de Luis Puertas.
En el cuartel
ATLÁNTICA XXII investigó este extraño caso durante varios meses y contrastó más de un centenar de documentos a los que tuvo acceso (escritos y grabaciones de audio y de vídeo), además de recoger los testimonios de varias de las personas relacionadas. A priori , la conversión del guardia civil Puertas en exguardia civil comenzó a fraguarse en el cuartel de Tineo, donde el detenido era liberado en pocos minutos por el sargento comandante de puesto, Carlos Fernández Cortina, y, sin embargo, los dos guardias civiles participantes en la detención eran aislados uno del otro en habitaciones separadas hasta la llegada de la Policía Judicial de la Guardia Civil.
Estas circunstancias coincidieron, curiosamente, con la llamada telefónica previa (nada más producirse la detención) que el suboficial recibió, reconocida por él mismo, del entonces alcalde de Tineo, Marcelino Marcos Líndez (PSOE), actualmente diputado autonómico; una llamada “protestando por la detención y con muy malos modos, alteradísimo”, según consta en sendas denuncias presentadas por Puertas y sus asesores legales ante el Consejo General del Poder Judicial y ante el Defensor del Pueblo, aún sin respuesta.
Marcos Líndez dijo a este medio que “yo nunca participé en nada”, en respuesta a si había llamado al sargento de Tineo, añadiendo que “yo no hice presión ni estaba en el meollo” y que “no recuerdo si estaba en la Feria o no” el día del incidente, cuando, por contra, uno de los bomberos implicados en el atestado, José Luís Suárez Pertierra, manifestó que ese día “inmediatamente puse los hechos en conocimiento del Sr. Alcalde de Tineo, a lo que me dijo que nos entrevistáramos en la oficina de la Feria”.
Además, Marcos Líndez envió una queja al delegado del Gobierno de entonces, Antonio Trevín, en la que, entre otras cosas, decía que “un agente de la Guardia Civil ha tenido una actuación nada de acuerdo con lo que representa el uniforme que viste, en cuanto a la forma de actuar y representar a un cuerpo modélico como es la Guardia Civil”, añadiendo que “deseo que quede constancia de mi malestar, esperando se tomen las medidas oportunas ya que sobre el agente en cuestión ya hemos recibido quejas en varias ocasiones sobre su actitud poco decorosa”. Y desde la Delegación de Gobierno se envió un escrito al teniente coronel de la Comandancia de Oviedo (José Hermida Blanco, ascendido más tarde a coronel) en el que se decía: “Se ruega tenga informada a este Delegación de Gobierno de las posibles actuaciones que pudieran llevarse a cabo en relación a dicho agente, al objeto de dar cuenta de las mismas al alcalde”.
Antonio Trevín, hoy diputado a Cortes del PSOE, negó a esta revista cualquier intervención más que “se respetasen los procedimientos legales” y aseguró que “incluso recibí a familiares del guardia civil”. Luís Puertas reconoce que, acompañado por su suegra, se entrevistó con Trevín, e indica que “fue en la terraza de una cafetería en Oviedo y Trevín me dijo que me dedicase a otra cosa, que a lo mejor era muy bueno en otro trabajo”.
Animadversión
Si bien Marcos Líndez asegura no haber tenido inquina alguna hacia Puertas como guardia civil, éste cree, sin embargo, que el exregidor tinetense le tenía una clara animadversión, “porque cuando yo estuve destinado en el puesto de la Guardia Civil de Navelgas (2006-2007), antes del de Tineo, denunciaba allí a personas que hacían cosas que yo veía; y ahí parece ser que toqué a gente gorda, sin saberlo yo, a gente que era de su partido, incluso a allegados suyos, a amigos suyos, y meses antes del incidente en la Feria denuncié a una concejala suya…”, dice Puertas.
Para refrendar su hipótesis, Puertas aporta un documento firmado en diciembre de 2013 por un vecino de Follonedo, Gumersindo Silva Arias, en el que éste manifiesta, según corroboró ATLÁNTICA XXII con el propio firmante, que cuando “el guardia civil Puertas García se encontraba prestando sus servicios en el puesto de Navelgas, y como consecuencia de hacer bien su trabajo, ciertas personas de influencia a las cuales no les gustaba ser denunciadas dirigieron sus quejas a D. Marcelino Marcos”. Y más adelante Gumersindo Silva afirma que “soy sabedor y declaro que este alcalde, sinceramente, estaba harto de recibir esas quejas de este guardia Puertas, y yo mismo presencié frases proferidas por esta autoridad política del tipo ‘ya estáis con el dichoso Puertas” ‘voy a llamar al delegado del Gobierno de una puta vez’, refiriéndose a Luis Manuel Puertas, hechos que se produjeron sobre los meses de septiembre-octubre de 2006”.
En el cuartel de Tineo, ya con los dos guardias civiles aislados y la presencia de la Policía Judicial y el capitán de zona (Rodríguez Baragaño, al mando de la Compañía de Pravia, ascendido tiempo después a comandante), oficial con el que también habló Marcos Líndez, se precipitaron las cosas contra Puertas, a quien no se le dejó realizar el pertinente atestado de la detención y además se le imputó un delito de detención ilegal, tomando solo en cuenta declaraciones de bomberos, policías locales y miembros de Protección Civil, incluso las de algunos que más tarde revelarían que no presenciaron el incidente, según Puertas, como es el caso del policía local nº 10, que le confesó que en ese momento “estaba comiendo pulpo” en otra parte del ferial.
Juzgados e inhabilitación
De ahí el asunto pasó al Juzgado de Tineo, donde, según señalan Puertas y sus abogados en denuncia ante el Defensor del Pueblo, se produjeron “ciertas anomalías” en el caso, que en el siguiente escalón llegó a la Audiencia Provincial de Oviedo.
En este órgano judicial, el tribunal presidido por el magistrado Manuel Vicente Avello Casielles dictó el 7 de julio de 2011 la sentencia 192/11 que absolvía a José Rodríguez González del delito de atentado y condenaba a Luis Manuel Puertas García por delito de detención ilegal a las penas de tres años y un día de prisión, inhabilitación absoluta por ocho años y multa de un mes con cuota diaria de ocho euros.
En recurso ante el Tribunal Supremo, su Sala de lo Penal sentenció el 18 de septiembre de 2012 suprimir la prisión y mantener las otras dos penas. Tres recursos de reforma, queja y reposición no tuvieron éxito, así como otro de amparo ante el Tribunal Constitucional. Tampoco prosperaron varias peticiones de indulto (firmadas por 1.400 personas, entre ellas “familiares del bombero auxiliar”), una de las cuales fue apoyada por el fiscal del Tribunal Supremo.
Con todo, la dirección de la Guardia Civil decidió el 4 de febrero de 2015 convertir a Luis Puertas, a sus 38 años y con un hijo de 11, en exguardia civil por ocho años y sin posibilidad de encontrar trabajo público o similar por la inhabilitación.
Puertas también denunció ante el Consejo General del Poder Judicial al magistrado Avello Casielles, ya jubilado, que según su versión “llegó a amenazar en el juicio oral en la Audiencia a mi testigo, mi compañero Jesús”.
PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 43, MARZO DE 2016

You must be logged in to post a comment Login