
El puerto de El Musel (Gijón), infraestructura esencial en el área metropolitana asturiana. Foto / Armando Álvarez.
Sergio González / Licenciado en Derecho y militante del PSOE.
Asturias cuenta con una población, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), con una población de 1.054.000 personas repartidas en 78 concejos de Asturias. Un elevado porcentaje reside en el área central de la región conformando lo que se conoce como el Área Metropolitana de Asturias, son algo más de 800.000 habitantes.
El área central asturiana está conformada por los municipios de Avilés, Castrillón, Gijón, Corvera, Siero, Llanera y Oviedo, que son la gran mayoría de los concejos más poblados de la Autonomía junto a los de las cuencas mineras del Nalón, Caudal y Narcea.
Partiendo de estos datos y observando el comportamiento de núcleos poblacionales en otras Autonomías españolas, es fácil comprobar cómo en el resto de España se ha tendido a la unificación de servicios públicos -y privados- de un modo eficaz y uniforme tratando de focalizar y potenciar cada localidad como un parte de algo más global.
En cambio, en Asturias es frecuente anteponer el localismo al interés general, más si cabe en años como el actual en el que las citas electorales cobran todo su protagonismo. Aún resuenan en la memoria los ecos del llamado “cerco a Oviedo” tan vociferado por el actual delegado de Gobierno Gabino de Lorenzo en sus tiempos de alcalde de la capital asturiana, al igual que su campaña de desprestigio hacia la ciudad de Avilés cuando se decidió instalar allí el Centro Niemeyer.
Esos son solo dos ejemplos de un hecho común en Asturias y que en vez de beneficiar ha perjudicado a las distintas localidad en términos de competitividad y generación de recursos al malgastarse estos en campañas absurdas; y por tanto quienes más han perdido han sido los ciudadanos que se ven en medio de una carrera hacia el absurdo emprendida por políticos de uno y otro lado.
En cambio, en los últimos meses ha aparecido un hilo de esperanza tras el acuerdo entre el Principado, Gijón, Avilés y Oviedo junto con la FADE para facilitar la creación de una base permanente de la compañía aérea Volotea en el Aeropuerto de Asturias. Puede parecer un dato de poca relevancia pero cobra fuerza cuando se implican alcaldes de tres partidos políticos, la patronal y el Gobierno asturiano.
Ejemplos como ese acuerdo son los que necesita Asturias para recuperar confianza, crear tejido empresarial y evitar la sangría de lo que un día alguien llamó, malintencionadamente, “leyendas urbanas”, ya que una región abocada al envejecimiento si además pierde a sus jóvenes valores acabará siendo un territorio sin futuro.
El área central asturiana es en términos estadísticos la séptima zona más poblada de España, goza de relativas buenas comunicaciones, aunque en algunos casos manifiestamente mejorables pero al menos se cuenta con unas bases sólidas sobre las que trabajar para dar ese impulso que Asturias necesita.
Un factor primordial es sin duda el de las comunicaciones tanto terrestres como aéreas o marítimas. El Consorcio de Transportes, una herramienta básica, ha estado lastrado durante años por la necedad de los regidores del Ayuntamiento de Oviedo por negarse a entrar en él, era el único municipio asturiano que no formaba parte del Consorcio creando una laguna para la movilidad de miles de asturianos.
Es básico en Asturias disponer de una buena red de transporte que comunique los núcleos de población en tiempos razonables de desplazamiento y que también lo haga con los centros principales de trabajo y el aeropuerto. Para el despegue de cualquier economía el flujo comercial debe ser fundamental, pero en cambio en Asturias parece que existe la tendencia es la de competir entre territorios tan pequeños que al final espantan a inversores. El Consorcio de Transportes es una buena herramienta y así lo ha demostrado en otras áreas metropolitanas, pero con el apoyo absoluto de todas las Administraciones, algo que como hemos comentado no ha sucedido en Asturias.
Otro de los aspectos fundamentales es la transversalidad de los proyectos y de las iniciativas empresariales evitando localizarse en una población y buscando abarcar el mayor territorio posible y sobre todo evitando a toda costa el localismo interior asturiano con el fin de que las empresas de la región sean vistas como asturianas y no como de Oviedo, Gijón, Avilés… Para ello un buen paso sería que se finalice el proceso de fusión de las Cámaras de Comercio en una sola, la sensación de unidad es vital para captar inversores.
Sin duda es clave que en Asturias dejemos de lado las rivalidades localistas cuando se trate de sumar para crecer, para ser mejores a nivel turístico, empresarial, económicamente… y por extensión para ser mejores a nivel social y potenciar el retorno de nuestros jóvenes talentos que hoy están fuera de Asturias y eso solo se consigue convergiendo en los puntos comunes del centro de la región, en el que forjar grandes núcleos económicos y que a su vez esos beneficios reviertan en toda Asturias, porque tampoco debemos olvidarnos de que Asturias comprende de la Ría del Eo a la de Tina Mayor, del Cabo Peñas a la Cordillera Cantábrica.
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