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Atlántica XXII

El motín llanisco del 2 de mayo

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El motín llanisco del 2 de mayo

Manifestación en Llanes el pasado 2 de mayo contra el Plan Urbanístico. Foto / Nel Acebal.

Manifestación en Llanes el pasado 2 de mayo contra el Plan Urbanístico. Foto / Nel Acebal.

Bernardo Solís / Periodista (Llanes).

Los vecinos de Llanes se han puesto en pie de guerra para que el municipio no pierda su carácter rural. El 2 de mayo de 2015 más de 2.000 llaniscos se reunieron para protestar por el recién aprobado Plan General de Ordenación de Llanes (PGOLL), la cuarta reforma del urbanismo del concejo, que pretendía aprobar el PSOE, en el poder municipal los últimos 28 años. Los tres primeros planes fueron echados abajo por los tribunales gracias a la iniciativa de la Agrupación de Vecinos y Amigos de Llanes (AVALL), que preside Domingo Goñi. Pero esta vez han sido los habitantes de los pueblos del concejo, organizados en la Plataforma Vecinal del Concejo de Llanes -un movimiento sin connotaciones políticas, a pesar de la coincidencia del nombre con el de la Agrupación Vecinos x Llanes, que en las elecciones de mayo de 2015 obtuvo tres concejales en el municipio, entre ellos el que finalmente ha sido elegido alcalde, Enrique Riestra-, los que se organizaron en concejo abierto para exigir a la alcaldesa, Dolores Campillo, y a todos los partidos políticos, que retiraran el PGOLL. Finalmente los llaniscos consiguieron su objetivo: la nueva corporación, una coalición con Foro Asturias, Vecinos x Llanes y el Partido Popular, se ha comprometido a la retirada del plan y a revisar desde cero el urbanismo del concejo, sometiéndolo a la consideración de los vecinos. ¿Estamos ante el primer levantamiento vecinal del siglo XXI en Asturias? ¿Ante un cambio de orientación, con Llanes como avanzadilla, de un nuevo tiempo en política marcado por el protagonismo de los ciudadanos? Las razones son complejas.

Ramón Díaz, redactor de la edición del Oriente de La Nueva España, considera que la crisis ha sido uno de los detonantes de la rebelión de los vecinos de Llanes: “Aquí se paga el IBI o las tasas de basura más caras de Asturias. También está el hecho de la pérdida de valor del suelo. Si un solar rústico se recalifica como urbano, su dueño tiene un plazo de tres años para construir, so pena de expropiación si no se edifica. Y, una vez hecho el inmueble, su dueño tiene que empezar a pagar el IBI. ¿Por qué hace diez años no se protestaba y ahora sí? Porque entonces se vendía prácticamente todo lo que se construía, y ahora hay bloques enteros de edificios deshabitados y muchas obras a medio hacer o no rematadas, porque no encuentran comprador”.

Otro de los factores que hay que considerar, según el periodista, es una gran afluencia de nuevos vecinos que se han radicado en Llanes, y que han puesto en valor el carácter rural del lugar: “Ellos son los que han abierto los ojos a los llaniscos de que el gran atractivo del concejo es la vida de pueblo”. Y, por supuesto, algunas de las actuaciones urbanísticas han servido para que los propios vecinos se hayan dado cuenta de lo que no debe ser el modelo a seguir: “No hay duda de que ha cambiado el pensamiento colectivo. La gente, acostumbrada a vivir en el entorno rural, se ha dado cuenta de que las zonas donde se ha implantado el nuevo modelo se han convertido en un caos”.

Ana Gutiérrez, miembro de la Plataforma Vecinal, apunta en esta dirección, poniendo como ejemplo el caso de Celorio: “Esto antes era un pueblo y ahora es un desastre. Hay montones de edificios y urbanizaciones cerradas todo el año, excepto en el verano. Durante nueve o diez meses vivimos en un poblado fantasma. Y ni siquiera se han aprovechado los bajos de los edificios para hacer locales comerciales. Así que estamos en un lugar que ya no es rural, pero tampoco tiene ninguna de las ventajas que supone vivir en una ciudad. Es un híbrido desastroso”.

De cómo ha cambiado el pensamiento de los vecinos puede dar fe Ramón Díaz, cronista en el último cuarto de siglo de los avatares del concejo: “En su día hice un reportaje sobre el plan urbanístico de 1992, y le pregunté al entonces alcalde pedáneo de Niembro si estaba de acuerdo con el proyecto. Y su respuesta fue: ‘Por supuesto. ¿No estará mejor toda esta zona llena de aceras y farolas, y no de maleza y árboles, como ahora?’. No hay duda de que en 2015 hay mucha más gente que aprecia lo rural”.

Los concejos abiertos siguen funcionando en Llanes y fueron esenciales para derribar el PGOLL. Foto / Nel Acebal.

Los concejos abiertos siguen funcionando en Llanes y fueron esenciales para derribar el PGOLL. Foto / Nel Acebal.

12.000 viviendas para 14.000 habitantes

Una de las características del PGOLL aprobado inicialmente por el pleno de la corporación y que más ha indignado a los llaniscos es la desproporción del proyecto frente a la realidad del concejo. Proponía la construcción de 12.410 viviendas nuevas en 15 años, cuando en Llanes viven actualmente unos 14.000 habitantes. Asimismo, calificaba como urbanos los núcleos de Bricia, Niembro, Barro, Celorio, Poo o La Portilla. A juicio de los vecinos, esto supondría crear de facto una verdadera “ciudad lineal”.  Con un agravante: no se contemplaba como prioritaria la realización de las obras de infraestructura necesarias. “Más de la mitad de los núcleos rurales no tienen alcantarillado, y donde lo hay no se ha completado el saneamiento, y el plan no hacía referencia a este elemental problema de salud pública”, apunta Ana Gutiérrez.

Según el censo de 2011 (último realizado), en ese año había en Llanes 12.890 viviendas, de las cuales 5.681 eran principales (un 44,7%, en Asturias era del 74,6 %); 4.915 eran de segunda residencia y 2.290 estaban vacías. Si se construyeran las previstas en el PGOLL habría un incremento del 96,3% sobre el número total de viviendas construidas a día de hoy. Y el porcentaje sube al 226,9% si hablamos de primeras viviendas.

Por todo ello, vecinos de treinta pueblos y alcaldías pedáneas firmaron varios manifiestos exigiendo la retirada del PGOLL y la elaboración de uno nuevo que cuente con la participación de los vecinos. Así lo hicieron constar vecinos de 23 localidades en un documento fechado en Celorio el 21 de mayo.

El caso de Lledías es paradigmático de cómo iba a afectar el PGOLL a los pueblos llaniscos: el plan contemplaba, para un pueblo con 230 vecinos, la construcción de 826 viviendas (526 como bloques y el resto, adosados), cuando en los últimos veinte años se han construido en el pueblo un total de 35 viviendas. En Lledías no hay saneamiento ni alcantarillado, y actualmente sus vecinos tienen que sufrir cortes de aguas en verano, porque las redes son insuficientes para la actual población.

Sofía Noriega, vecina de Lledías, no duda en responsabilizar a la anterior alcaldesa socialista, Dolores Campillo, del nuevo plan, mucho más salvaje que los anteriores: “De Antonio Trevín pasamos a Loli y al hacerlo ‘porque me sale del higo’, que así lo dijo ella”. Eloísa Sordo, vecina de Parres, abunda en la idea: “Trevín recalificaba suelos atendiendo a pequeños favores que le pedían los vecinos. Pero este último plan se ha hecho de forma grosera, violenta”. Una de las cosas que más ha indignado a los vecinos es ver el “cambio de chaqueta” de algunos alcaldes pedáneos. “Emilio Carrera, de Bricia, levantó la mano en el pleno del Ayuntamiento de Llanes a favor del PGOLL, y en su pueblo firmó el manifiesto contra el mismo plan”, apunta Miguel Ángel Prieto, vecino de Lledías.

Los propios llaniscos no niegan que la crisis ha servido como detonante de la rebelión popular. María Teresa Álvarez, vecina de Niembro, lo reconoce, pero va más allá: “Es verdad que, hasta ahora, el ladrillo daba ganancia. Ahora se ven muchas casas cerradas y sin destino, a no ser que llegue algún especulador. Pero, además de la desinformación que había en los pueblos, ahora los vecinos nos queremos hacer cargo de nuestras vidas y de nuestro entorno, y vemos claro que el futuro no está en la construcción”.

Uno de los aspectos a destacar de uno de los manifiestos elaborados por la Plataforma Vecinal, fechado el 2 de mayo, apunta a lo que consideran los vecinos que debe ser el futuro de la construcción en la zona: “Promover que el desarrollo urbanístico y las actuaciones en los núcleos urbanos y rurales sean armónicos […] de manera que los crecimientos se entiendan como evolución coherente con los entornos preexistentes”. Esto es, volver a la construcción tradicional y, sobre todo, rehabilitar. “Aquí hay casas tradicionales que se han ido abandonando, y hay que dar prioridad a la recuperación frente a la construcción nueva, porque queremos seguir siendo una zona rural y crecer como pueblo. Además, la vivienda unifamiliar es la que ha dado trabajo a los contratistas de Llanes, y va a seguir dando empleo”, comenta Miguel Ángel Prieto.

Pancartas contra el Plan Urbanístico.

Pancartas contra el Plan Urbanístico.

No es lugar para jóvenes

Uno de los aspectos más negativos de la revuelta llanisca, comentado por muchos vecinos, es la poca participación de la gente joven. Sin embargo, uno de los más destacados líderes de la movilización ha sido Manuel Paz, de 31 años, representante de Vibañu en la Plataforma Vecinal. Vibañu, conocido en el concejo como “la pequeña Rusia”, por ser una de las zonas más represaliadas tras la Guerra Civil, es un núcleo donde sigue habiendo una gran conciencia social. Paz comenta que si no ha habido una mayor participación de los jóvenes en la revuelta es porque muchos han tenido que emigrar por falta de oportunidades. Y lo relaciona con sus propias vivencias: “Cuando yo era un chaval, en el autobús que nos llevaba al instituto íbamos 28 estudiantes. De aquellos solo quedan cinco en el pueblo. Entre otras razones porque unos cuantos dejaron de estudiar cuando el ‘boom’ de la construcción y esos -y unos cuantos más- tuvieron que marcharse para buscar trabajo fuera de Llanes”.

El PGOLL había planificado construir 50 viviendas nuevas en Vibañu, que tiene 130 habitantes, de los que el 70% son mayores de 65 años. Pero lo que en otros tiempos se habría considerado una oportunidad para trabajar, en la actual situación serviría para agravar la difícil situación económica que está viviendo la zona. “Una de las trampas del plan -comenta Paz- era la que se refiere a las llamadas ‘áreas de equidistribución’, que transformaba el suelo de rural a urbano con todas las consecuencias: subida de impuestos y obligación de construir. Si no lo hacías te podían expropiar y si construías te gravarían con el IBI, que es el más alto de Asturias”. A pesar de que los habitantes de Vibañu son mayoritariamente de izquierdas, el líder vecinal tiene claro que no identifica a los socialistas llaniscos con el progresismo: “Venimos sufriendo las políticas del PSOE desde hace muchos años, y no se han preocupado por los problemas ni de los jóvenes ni de los mayores”.

Que la pague quien la hizo

La Plataforma Vecinal no se va a disolver con la retirada del PGOLL, una de las prioridades de la nueva corporación municipal. Están dispuestos a exigir responsabilidades a los que permitieron obras, como la de ampliación del hotel Kaype, en Barro, cuyo derribo ha sido ordenado por los tribunales. Miguel Ángel Prieto, de Lledías, lo tiene claro: “Queremos que pague quien autorizó las construcciones ilegales, y que esos costes no repercutan en los vecinos. El Kaype va a suponer en torno a 7 millones de euros entre los costes de derribo y la indemnización, que no tenemos que pagar quienes no lo hicimos. También exigimos al Ayuntamiento que se hagan auditorías para ver todas las irregularidades cometidas hasta ahora y quiénes las permitieron”.

No estarán solos. La Agrupación de Vecinos y Amigos de Llanes (AVALL), que preside Domingo Goñi Tirapu, se ha puesto a su disposición para prestarle su apoyo. El estatus de AVALL, de utilidad pública desde 2004, permite que los jueces, que en el caso de particulares pueden imponer fianzas elevadas a la hora de decretar medidas cautelares, no lo hagan cuando quien lo solicita es una entidad como la de Goñi Tirapu, que además está exenta de pagar las costas del proceso judicial.

El carácter popular y masivo de la revuelta contra el PGOLL ha hecho que AVALL, que en los tres anteriores planes se personó y consiguió que los jueces los echaran atrás, haya cedido el protagonismo a la Plataforma Vecinal. “Este -explica Goñi- ha sido un movimiento que ha surgido de manera natural entre los vecinos contra la salvajada del PGOLL. Por ello son los propios llaniscos quienes han tomado la iniciativa, pero cuentan con nuestro apoyo como asociación”.

PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 39, JULIO DE 2015

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