El mundo según VOX

La derecha más desmelenada seduce y emociona a un auditorio turbonacionalista y con altos índices de Intereconomía en la sangre.

Diego Díaz / Enviado especial.

Santiago Abascal, Ana Maria Velasco y José Luis Álvarez Quirós (derecha) en la presentación en Oviedo de la campaña de VOX. Foto / Pablo Lorenzana.

Mariano Rajoy hace políticas económicas de izquierdas. No lo digo yo. Tampoco el FMI. Lo dice VOX, organización que está convencida de que España está en manos de criptosocialdemócratas pusilánimes frente a ETA y el nacionalismo catalán. Así de fuerte pisan en el partido de Alejo Vidal Quadras, que, en palabras de su secretario general, Santiago Abascal, aspira a liderar una “revolución contra todo lo establecido”.

Las palabras las pronunció en Oviedo este domingo por la mañana y el acto se desarrolló en uno de los salones del exclusivo Hotel Barceló, lo cual ayuda a entender que quizá ustedes y el tovarich Abascal no se refieran a lo mismo cuando hablamos de revolución. Olviden conceptos como socialización de los medios de producción o nacionalización de los sectores estratégicos de la economía. Esto va de otra cosa.

Acabar con el Estado de las Autonomías, origen de casi todos los males que afligen a la patria en el ideario voxiano, reducir el sector público, sinónimo de despilfarro y de veo veo mangoneo, e implantar eso de la llamada cultura del esfuerzo, que ya se sabe que por estos lares nadie la hinca, son algunas de las propuestas revolucionarias de VOX para que España vuelva a ser un gran país, admirado y respetado en el mundo mundial.

Pocas referencias en cambio a la cuestión del aborto, pese a ser una de las banderas del partido, y sí en cambio ración triple de ese nacionalismo español sin miedo a los fantasmas que por supuesto se considera a sí mismo muy antinacionalista. La supuesta debilidad del PP frente a terroristas vascos y separatistas catalanes, en algún momento designados genéricamente como “los catalanes”, ocupó buena parte del discurso de los candidatos y levantó algunas de las mayores ovaciones de un público calentito, con ganas de caña y pinta de meterse todas las semanas un buen telemaratón de Intereconomía entre pecho y espalda.

Así, José Luis González Quirós, filósofo, editor de los discursos de José María Aznar y co-autor de un tratado de mus, cargó contra un Rajoy “que tiene miedo de los separatistas catalanes” y pacta con los terroristas. Por su parte Abascal, joven, buen mozo, magnífico orador por cierto, cuestionó el referéndum catalán usando uno de esos argumentos a los que son tan aficionados gentes como Gustavo Bueno, Rosa Díez y un profesor que tuve de pequeño: “¿Acaso el País Vasco o Cataluña no son también de ustedes, aunque vivan en Asturias?”. Aquí o votamos todos o no vota nadie.

La temperatura subió cuando Abascal se arrancó por bulerías y leyó las preguntas del referéndum de autodeterminación catalán, justo antes de romper la papeleta, “esto ni se discute”. Performance que hizo vibrar al respetable y que, según veo por Internet, realiza a menudo en sus intervenciones públicas, como si de la canción más celebrada de un grupo de música se tratase.

Al acto acudió un público no muy numeroso pero entregado y de palma fácil.
Foto / Pablo Lorenzana.

“La pluralidad española no necesita de parlamentos ni Autonomías”, según el político vasco, durante años amenazado por ETA, que no tiene miedo a que algunos consideren alienígena el discurso de VOX: “No hemos venido a vender un producto de mercado”. Se saben pocos, pero justos, y que su proyecto es a largo plazo, pero una España mejor “es la mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos”, tal y como explica Abascal.

Abajo el telón, ovación cerrada y en pie de un público no muy numeroso, en torno a un centenar, pero entregado y de palma fácil. Mientras salimos una señora comenta sobre Abascal: “Dijo todo verdades y ninguna mentira. Y eso que yo soy apolítica”.