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Atlántica XXII

Entrevista a José Luis Álvarez, el empresario que destapó el Caso Pokémon

Caso Pokémon

Entrevista a José Luis Álvarez, el empresario que destapó el Caso Pokémon

José Luis Álvarez durante la entrevista en Oviedo. Foto / Iván Martínez.

José Luis Álvarez durante la entrevista en Oviedo. Foto / Iván Martínez.

Harto de ver cómo en su propia empresa le “robaban” sus socios, según sus propias palabras, el asturiano José Luis Álvarez decidió un día descolgar el teléfono y llamar, desde Oviedo, a una jueza en Galicia, la asturiana Pilar de Lara, para ofrecerse a declarar como testigo dentro de una operación que ella investigaba, la Carioca. Quería contarle lo que consideraba era una práctica ilegal en la que él mismo estaba metido: la empresa Cechalva, de la que era socio fundador, había conseguido irregularmente la concesión del servicio de la grúa de Lugo. A cambio, tenían que pagar regularmente 2.000 euros al mes que se repartían el alcalde de esa localidad, el socialista José López Orozco, y su ex concejal y mano derecha Francisco Fernández Liñares. Así estalló el Caso Pokémon.

Tras su declaración judicial, José Luis fue imputado en el Caso Pokémon, junto a los dos supuestos beneficiarios del “soborno”, que además están estudiando presentar una querella criminal contra él por injurias y calumnias. Este empresario, que dedicó media vida al mundo de los seguros, está ahora prejubilado y dedica todo su tiempo a leer y documentar cada uno de los miles de folios de una causa que da para escribir un libro, que es lo que él piensa hacer cuando todo esto termine. Asegura haber perdido en Cechalva, la empresa que montó con otro ovetense también salpicado por la trama, Jorge Pío Cecchini, cerca de 250.000 euros. No le importa que le identifiquen como el asturiano que destapó el Caso Pokémon y tampoco tiene miedo, pero no quiere que se le reconozca por la calle. Por su hija, dice, no da la cara en las fotos de esta entrevista.

“La corrupción está generalizada entre los políticos”

Patricia del Gallo. / Periodista.

Usted era socio fundador y gerente de Cechalva, la empresa que logró la concesión de la grúa en Lugo. ¿Cómo es posible que no supiera que su empresa no cumplía con las condiciones para que les adjudicasen el servicio?

Lo sabía. Sabía que no teníamos los metros que pedían, ni muchas otras cosas. Toda la licitación iba por encima del coste. Si poníamos 300.000 euros en personal con 15 empleos, en realidad teníamos contratados solo a 10 y eso nos suponía poco más de 200.000 euros. En el contrato figuraron una serie de mejoras valoradas en 86.000 euros que en realidad nos costaron 53.000, como un almacén que nunca hicimos, una grúa nueva cuando en realidad era de segunda mano, un callejero de la ciudad que valoramos en más de 5.000 euros cuando nos había costado poco más de 1.000. En combustible poníamos 25.000 euros anuales cuando en realidad el coste era de unos 5.000. Por ponerte solo algunos ejemplos.

¿Nadie se preocupó desde el Ayuntamiento de Lugo de que todo eso por lo que pagaban existiera realmente o funcionase?

Nadie. Porque sabían que tirábamos por lo alto en el presupuesto y si nos lo dieron era porque les interesaba.

¿Ese interés pasaba por pagar 2.000 euros al mes al alcalde y a su mano derecha?

Pues sí.

Si usted consentía esa ilegalidad era tan culpable como ellos. ¿Por qué entonces decide denunciarlo?

Sabía de las consecuencias. De hecho estoy imputado en la causa. Pero me estaban dejando sin nada. He perdido en este negocio casi 250.000 euros. Decidí denunciarlo para poder recuperar mi dinero.

Algo tarde después de haberse beneficiado de un negocio “irregular” durante años, ¿no?

No me quedó otra. Me pagaban en B y durante más de un año no cobré ni un duro. En teoría ninguno cobraríamos en ese tiempo. Luego me enteré que ellos no solo seguían repartiéndoseel dinero, también parece que el IVA de las facturas falsas. Cuando dije hasta aquí llegué, empezaron a hacerme la cama para dejarme fuera de mi propio negocio y ya no aguanté más.

La grúa y los amigos de Gabino

Su empresa Cechalva había tenido, antes de la de Lugo, la concesión de la grúa de Oviedo entre 1996 y 2005 ¿El mecanismo de contratación fue también irregular?

No, en Oviedo la concesión fue legal. Fue por el libro. Era una licitación en la que tampoco sacábamos mucho dinero.

¿Por qué se quedaron sin ella?

Porque en la última licitación salió conjuntamente la grúa, la basura y la limpieza y además había que comprar plazas de parking de Cinturón Verde. Nosotros no podíamos con todo eso, así que se lo llevó FCC y Gabino de Lorenzo, entonces alcalde, vio la luz.

¿Por qué? ¿Quería deshacerse de ustedes?

No puedo contar más…

En Oviedo el PSOE denunció por aquel entonces irregularidades como que habían cobrado de más varios millones (de pesetas) por el servicio que prestaban.

Las había, pero no en la concesión. Lo que había eran llamadas de la Alcaldía o de algún concejal u otros cargos importantes para que no cobrásemos a “amigos o compromisos” la tasa del depósito cuando el coche había sido retirado por la grúa. Sin embargo nosotros sí pasábamos ese coste al Ayuntamiento así que todos los ovetenses acababan pagando los desaguisados de los conocidos de Gabino.

¿Tiene pruebas de eso?

Por supuesto. No solo yo, sino también la jueza de Pokémon, Pilar de Lara. Yo lo guardaba todo. El problema es que la magistrada me dice que lo de Oviedo ya está prescrito y no se puede hacer nada.

Según usted no se puede trabajar para la Administración sin pasar por el aro de una forma o de otra…

La corrupción está generalizada entre los políticos, lo ven ya como algo normal. Y nosotros, que queremos hacer negocio, tragamos.

PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 32, MAYO DE 2014

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