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Atlántica XXII

¿Es la experiencia un grado o una tara?

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¿Es la experiencia un grado o una tara?

Manifestación de profesores interinos ante la Junta General del Principado el pasado mes de abril. Foto / Mario Rojas.

Manifestación de profesores interinos ante la Junta General del Principado el pasado mes de abril. Foto / Mario Rojas.

María García / Colectivo de Interinos de Educación Secundaria de Asturias.

Muchos de los que en estos momentos están leyendo este texto son gente trabajadora, con años de experiencia a sus espaldas. Si han intentado cambiar de empresa lo primero que les habrán preguntado es por esa experiencia laboral, ¿me equivoco?

Si esto es así, la experiencia es un valor en alza que en la mayoría de ocasiones pesa más que un expediente académico. Me pregunto yo… ¿por qué en mi empresa la experiencia está tan denostada? No quiero decir que no sea bueno que gente nueva comience a trabajar, no se me entienda mal, pues todos hemos empezado de la nada y hemos ido adquiriendo el bagaje que hoy tenemos, pero debemos ver la realidad como es y no como alguien nos la quiera vender. Puesto que la mayoría supongo que está de acuerdo con esto, entenderán lo que les voy a explicar.

Nuestra empresa es la Administración, sí, ya se que ahora sus pensamientos empiezan a cambiar, déjenme un poco más… y además se trata de la Consejería de Educación. Por favor, sigan leyendo, pues la falta de información es la que hace que ustedes lectores tengan una idea errónea de lo que es un profesor o maestro.

No todos los que damos clase a sus hijos somos funcionarios de carrera, la gran mayoría muy buenos, por cierto…. ¿En qué profesión no hay una oveja negra? Y otro gran número de profesionales somos funcionarios interinos, tan buenos como los anteriores. Todos hemos tenido que pasar por unas pruebas (oposiciones) para acceder a tal condición. En ocasiones con éxito, otras veces con la mala suerte de habernos quedado “a puertas” debido al número irrisorio de plazas convocadas por la Administración, no porque seamos malos…

Permítanme hablarles de estas pruebas, debo decir que no son tan fáciles como a priori podría parecer. Dense cuenta que somos muchos y hay que eliminar a la gente por los más pequeños errores. Pero no olviden que nosotros no llegamos a la enseñanza porque sí. Aparte de la vocación, todos poseemos al menos un título universitario y hemos demostrado que tenemos los conocimientos para dar clase a sus hijos. Somos unos profesionales que tenemos que actualizarnos año tras año, pues de nada sirve, en este mundo tan cambiante, no evolucionar con los tiempos que corren, conforme a las leyes, la tecnología y tantas cosas…y ahí estamos al pie del cañón.

Siguiendo con estas pruebas, la oposición, que para gente que lleva trabajando años (en ocasiones hasta 29) ya no demuestran nada, pues creo que lo hemos mostrado en el aula año tras año, ahora se nos obliga a presentarnos y, no contentos con esto, se nos rebarema, pero no para mejorar, no, sino para eliminarnos esa experiencia de la que les he hablado.

Que tengamos experiencia no quiere decir que seamos mayores: la gran mayoría de este grupo somos gente joven, que ha empezado haciendo sustituciones, yendo de aquí para allá, conociendo nuestra geografía. También los hay más mayores, por supuesto, lo cual tiene más mérito pues han pasado por lo mismo que nosotros los jóvenes y han tenido que adaptarse, cómo no, a los cambios que presenta la educación: distintas leyes, nuevas tecnologías, más horas de clase, aulas mas llenas… y todos lo hemos hecho pensando siempre en el bien de nuestros alumnos.

Ahora parece que hay que dejar paso a profesores que aún no han acumulado experiencia, solo porque son jóvenes. ¿Qué pretende la Consejería con esta maniobra? Desde luego mejorar la calidad de enseñanza de la que tanto se vanagloria me temo que no… Nuestros alumnos, sus hijos, nos necesitan a todos.

Se vende la oferta de empleo público como un éxito por el número de plazas que se sacan, sin pensar que muchas de las especialidades solo van a salir en Asturias, con lo cual es un llamamiento masivo a la participación en el proceso al resto de España. No es que esté mal, pero el problema que sí vemos es que en esta “tierrina” no se protege a sus trabajadores, y es aquí donde empieza todo nuestro calvario. ¿Por qué digo esto? Porque cuando nosotros vamos  a opositar a cualquier lugar de España tenemos trabas por todos los lados (se nos cuenta la mitad la experiencia, se nos pide conocimiento de idioma en 5 Comunidades Autónomas al menos, se nos pide un curso de folklore en Extremadura, listas cerradas en Galicia, Cantabria, Canarias, en Andalucía, en Madrid los mayores de 55 tienen estabilidad…).

Abandonados al abismo

Vuelvo a repetir que no somos interinos por elección, somos interinos porque a la Administración le ha interesado, no ha ofertado las plazas que realmente necesitaba…

Pero aún es más sangrante que las fechas de los exámenes, en vez de hacerse en toda España el mismo día, se hacen en días diferentes, de tal forma que gente de todas las Comunidades Autónomas puede venir acá y colocarse por delante de cualquiera de nosotros que tenemos años de experiencia y servicios en nuestra Comunidad, apelando a una legalidad (la igualdad de derechos para todos los españoles) que solo cumple Asturias.

Me pregunto: ¿es esto justo? Que quede claro que no me parece mal que vengan y que opositen como los demás, pero a la hora de acceder a las listas de interinos, a mi modo de ver, debe mirarse por los que llevamos años aquí trabajando. Todos tenemos nuestras historias particulares, nuestras vidas las hemos desarrollado en torno a este maravilloso trabajo que es enseñar, a veces con éxito y otras veces con desazón de no poder hacer más por aquel alumno que vemos que puede y que se nos resiste.

Solo pedimos que se entienda que lo que queremos es trabajar y no se destroce la vida de tantas familias que viven de esto desde hace años y se encuentran ahora abocadas al paro, con niños en edad escolar, o pagando estudios universitarios, por no hablar de aquellas mujeres divorciadas que depende solo de su sueldo para sacar adelante una familia, porque los padres no hacen frente a sus deberes. ¿Se nos está obligando a depender de los hombres de nuevo a estas alturas del siglo XXI?

Estamos abandonados al abismo, con unos sindicatos que miran para su ombligo, donde mojarse implica ponerse en contra del poder que les da de comer, unos políticos que con buenas palabras te despachan deseándote suerte en tus próximas oposiciones, sin darse cuenta ambos de que a su manera ellos también son interinos, que sus puestos dependen de nosotros, que su trabajo es para el pueblo, no para ellos.

Nada puede ser más surrealista que examinarnos un día por la tarde e ir a clase por la mañana, tanto interinos como miembros del tribunal. Algunos nos hemos matriculado de varias especialidades, pagando las tasas correspondientes de cada una, para no decaer de las listas, pero solo podemos presentarnos al examen de una de ellas, cuando evidentemente no tenemos el don de la ubicuidad. ¿Qué significa esto?

Y elaborar una lista de interinos vinculándola a una nota, que si no es mayor de 5 te quedas con un 0 en el baremo de ese apartado y la experiencia solo cuenta hasta cinco años para la oposición, doce si es para formar la lista de interinos, cuando somos muchos los que llevamos más de 10, 15 e incluso 20 años. ¿Dónde vamos a parar?… ¿y el resto de años trabajados? ¿Se esfumaron? ¿Desde cuándo menos de 5 equivale a un 0?

El maltrato que recibe este gremio es impensable en cualquier otro, o si no imagínense la misma problemática con los médicos: ¿qué pasa con su experiencia? ¿Tiene más valor su juventud? Al final va a ser que salimos más baratos cuando no hay que pagar trienios, ni sexenios, ni los días de septiembre en que se celebran las pruebas extraordinarias…

Todos hemos pasado por manos de profesores, buenos, muy buenos, y otros no tan buenos y al final no hemos salido tan mal… ¿Por qué ese odio hacia nosotros? La Administración se ha encargado de pintarnos como los malos. Miren a su alrededor, ustedes mismos… ¿De verdad los profesores que han tenido han sido tan malos? ¿De verdad creen que nuestra profesión es un chollo? Yo sin duda no lo creo y para aquel que lo crea la puerta está abierta para que también pueda acceder.

Piénsese que en cualquier profesión que se nos pase por la cabeza (véase el médico, el banquero, el dependiente de una tienda y tantas otras…) se atiende al “cliente” de uno en uno, dándole a cada cual lo que necesita, según su necesidad; nosotros nos ocupamos de 25 en 25, a veces más, atendiendo a la diversidad, la cual es mucha, y lo conseguimos unas veces con mas dificultad que otras, pero lo hacemos y estamos consiguiendo adultos competentes que algunos de ellos dirigirán el destino de nuestro país.

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