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Atlántica XXII

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Familia

TEATRO PRECARIO / MAXI RODRÍGUEZ

ÉL manipula frenéticamente su teléfono móvil y luego lo tira sobre la mesa. ELLA le mira con gesto serio.

ÉL.-¡A tomar por el culo!

ELLA.-¿Qué has hecho?

ÉL.-¡Ya está!

(ÉL abre la ventana y mira a la calle aliviado. Pausa)

ELLA.-Son nuestra familia, tío.

ÉL.-¿Familia? ¿Qué es eso de familia? ¿Un grupo de WhatsApp?

ELLA.-Javi, joder.

ÉL-¿Qué? (Pausa) No vienen aquí, no conocen esto, no tienen ni puta idea. ¿Y qué hacen? Un chat con banderitas de España que rezuma odio y falsedades sobre los catalanes.

ELLA.-Tú pusiste esteladas.

ÉL.-Yo nunca he insultado a nadie. (Enfatiza) Nunca. ¡Ellos sí!

ELLA.-Mis tíos te adoran. Y mi madre igual. (Pausa) Te sales del grupo, les bloqueas a todos… (Pausa) Me van a llamar. Y yo… no sé ni qué…

(ÉL se acerca a ella, la abraza con suma delicadeza)

ÉL.-Les dices que todo va genial.

ELLA.-(Ensimismada) Genial.

ÉL.-Claro, amor. Si te llaman, les cuentas la verdad.

ELLA.-¿La verdad? (Soltándose de sus brazos) ¿Que no podemos ni escuchar juntos el mismo noticiario?, ¿que cada uno mira su tele en cuartos separados?, ¿que se nos ha llenado la casa de alambre de espinos?, ¿que lloro cada noche y ni siquiera recuerdo por qué ha sido?

(ÉL, meloso, la rodea de nuevo con sus brazos. Silencio)

ÉL.-Normal, cielo. Son días de mucha tensión. Y estando como estás…

ELLA.-(Con lágrimas en los ojos) Ya…

ÉL.-La Familia somos nosotros. (Acariciándole la barriga) Y…

ELLA.-(Seca, le aparta la mano) Familia era tu hermano, Javi, ¿ya no te acuerdas de cómo murió, a las tres de la madrugada en un box de urgencias porque los recortes del señor Mas habían cerrado dos plantas del Hospital del Mar?

ÉL.-(Dolido, entre dientes) Parece mentira.

ELLA.-Sí. Con lo inteligente que eres, no entiendo cómo te dejas llevar por algo tan irracional.

ÉL.-Lo llevas grabado a fuego, eh. El chat familiar, me refiero. (Pausa. Se vuelve, desafiante) Piensa por ti, Ana. No te dejes manipular.

ELLA.-Lo mismo te digo. (Cínica) Desconfía de los de las cuentas en Andorra, los del tres por ciento. ¿No ves que os están manipulando con tanto apelar al “sentimiento”?

(Larga pausa. ÉL ha vuelto a la ventana, ELLA se deja caer en el sofá)

ÉL.-¿Qué día era lo del médico?

ELLA.-El jueves, no hace falta que vengas.

ÉL.-¿No quieres que vaya?

ELLA.-No hace falta.

ÉL.-¿Se lo digo a mi hermana? Bueno, ya lo sabe.

ELLA.- O no. (Pausa. Él la mira desconcertado) Ha abandonado el grupo.

(Estallan en una tensa risotada. ÉL intenta volver a abrazarla)

ELLA.-¿Pero qué coño estamos haciendo?

ÉL.-Tú sabrás, Ana. ¡Yo lucho por defender lo que siento!

ELLA.-(Triste) Río por no llorar.

ÉL.-Todo irá bien, ya verás.

ELLA.-No, Javi. Ya nada volverá a ser igual. Echaremos de menos la comida del domingo, las bromas de tus sobrinos cuperos, tus hermanas peleadas para convencer a tu madre, que un día decía una cosa y al siguiente la contraria, los exabruptos de tu cuñado el facha, la niña con la cancioncilla In-inde-independència para hacerle de rabiar, y finalmente el pacto de silencio.

ÉL.-¿Echarlo de menos? ¿Qué coño estás diciendo?

ELLA.-Ya ni se hablan entre ellos. Y mi madre, mis tíos…

(Pausa. ELLA suspira. ÉL juguetea con un cigarrillo apagado)

ÉL.-Lo que no puedo permitir es que me falten al respeto. Jamás.

ELLA.-¡Ni siquiera puedes sobrellevar un puto grupo de WhatsApp!

ÉL.-¿Pero tú has leído eso? Que merecíamos más hostias, y más cárcel, dicen. Que somos unos… ¿Lo has leído o no?

ELLA.-Antes no eras así. Javi…

ÉL.-Prou, prou! Basta, por favor.

(ÉL enciende el cigarrillo y se dirige a la ventana)

ELLA.-Ya sabes como son. ¿No puedes…?

ÉL.-¡No me sale de los güevos, ya está! (Pausa. Suspira arrepentido. Apaga súbitamente el cigarrillo y su mano se desliza con suavidad por la barriga de la mujer) El país está despierto, nos quieren aplastar, pero no lo van a conseguir. (Pega su oreja a la barriga, habla en susurros) ¿Verdad, Ariadna? Seremos lo que queramos ser, ¿verdad? Vendrás con la República debajo del brazo, mi niña.

(ELLA se incorpora visiblemente disgustada. ÉL la mira conmovido)

ELLA.-¡Mierda de patrias y salvapatrias! ¡Mierda de Puigdemones y Estados Opresores…!

ÉL.-Cálmate, Ana.

ELLA.-(In crescendo) ¿En qué momento, tío? ¡¿En qué puto momento…?!

ÉL.-Ana, ya sabes que no te conviene… Relájate, por favor. Llevamos días de mucha tensión.

ELLA.- Gritar. (Abriendo la ventana de par en par) Es lo único que me apetece. Gritar, si ya no me dejan ver a tus sobrinos; gritar, si tu hermana no nos vuelve a hablar; gritar, por el puto mundo al que traemos a Ariadna…

ÉL.-Cálmate, estás muy alterada.

ELLA.-¿Puedes entender que me la suda todo si puedo disfrutar de los míos?

(Pausa. ÉL ladea la cabeza contrariado. Se miran un buen rato en silencio)

ELLA.-Javi…

ÉL.-Estaré en la ventana de mi cuarto… fumando.

(Suena el móvil. ELLA mira la pantalla, se traga las lágrimas, aprieta los dientes. Y sonríe. Sonríe como si no hubiera mañana)

ELLA.-¡Hola, mamá…!

TELÓN

www.maxirodriguez.net

PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 53, NOVIEMBRE DE 2017

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