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Fútbol: en Asturias también hay juego sucio

Maximino Martínez en la entrega de la Copa Federación al Sporting B el año pasado. Foto / Mario Rojas.
Santy Menor / Periodista.
La detención el pasado mes de julio del presidente de la Federación Española, Ángel María Villar, su hijo Gorka y el vicepresidente y máximo responsable de la Federación tinerfeña, Juan Padrón, ha levantado una polvareda en el fútbol nacional que ha salpicado a las territoriales más afines al presidente, entre ellas la de Asturias. El máximo mandatario asturiano, Maximino Martínez, nunca ha ocultado su amistad con Villar, al que conoció en 1988 cuando el vasco resultó elegido por primera vez como presidente de la Federación Española y Martínez entró como vocal a formar parte de la Asturiana, presidida en aquel momento por Manuel Vega-Arango. La amistad se intensificó cuando Maximino alcanzó la presidencia de la Federación Asturiana el 29 de octubre de 1994.
Antes de la puesta en libertad de Villar y su hijo tras el pago de una fianza de 300.000 y 150.000 euros, respectivamente, Maximino Martínez realizó una multitudinaria rueda de prensa en la que dejó claro que “invitamos al que tenga que investigar que investigue, porque no tenemos absolutamente nada que temer. En ningún momento hicimos nada irregular y colaboraremos con la justicia en todo lo que nos pidan”, en referencia a los asuntos de corrupción que están asolando al organismo nacional.
En su intervención, y aunque aseguró que “no pongo la mano en el fuego por nadie”, el presidente asturiano recordó que lo primero que hizo Villar por Asturias fue “dotar a la Federación de un local de 500 metros cuadrados, el que actualmente tenemos”, además de, posteriormente, “los campos en Roces, la escuela de entrenadores y árbitros, un local para los árbitros de la zona del Nalón, otro local para los de fútbol-sala y una instalación de 15.000 metros en Olloniego, todo ello costeado por el Consejo Superior de Deportes y la Federación Española”.
El máximo representante del fútbol asturiano se mostró tranquilo en lo que respecta a la transparencia de los partidos amistosos disputados por la selección española en Asturias, recalcando que “todas las obras que la Federación Española pagó en Asturias lo hizo de manera desinteresada, no buscando votos. Villar no tenía que pedirme nada, cuando hay elecciones es cierto que pido el voto para él y la gente me lo da. Llevo más de veinte años en la Federación y en Asturias la gente me conoce, ni siquiera tengo falta de pedirlo: me lo vienen a traer”.
Las elecciones en Asturias
Cabe recordar que el pasado mes de mayo tuvieron lugar las elecciones de la Federación Española, en las que el a la postre vencedor Villar tuvo como rival a Jorge Pérez, en su día directivo de su junta. Este enfrentamiento se encrudeció en Asturias, pues Pérez tuvo desde un principio un importante apoyo en esta Autonomía, con el entrenador Jaime Leiva y el futbolista Pablo Pantiga como puntas de lanza de la candidatura de cara a representar en la asamblea a técnicos y jugadores.
Las semanas anteriores al proceso electoral fueron muy intensas en los vestuarios y campos de fútbol modesto del Principado, con el Real Avilés como principal exponente de esta división. No en vano, en el conjunto avilesino coincidían el capitán del equipo, el citado Pablo Pantiga, y el máximo accionista y presidente del club, José María Tejero, a su vez candidato para la asamblea en apoyo a Villar, con quien también guarda cierta amistad. Esto provocó una guerra fría entre un bando y otro, con compañeros al lado de Pantiga y otros del lado del dirigente. En ese sentido, Tejero reunió a varios de ellos en una comida para solicitar su voto a Villar, una situación difícil de gestionar.
Concluidas la elecciones y tras la habitual victoria de Ángel María Villar, en la asamblea de la Federación confirmaron su presencia en representación del fútbol modesto seis asturianos, toda vez que ni Sporting ni Real Oviedo consiguieron los apoyos necesarios para ser representantes del profesional. Así, los 29 clubes no profesionales que votaron eligieron al Covadonga (23 votos) y al Real Avilés (20), obteniendo ocho el Ceares y tres el Femiastur. De esta forma, Miguel Rico y José María Tejero, presidentes de ambos clubes, se convirtieron en asambleístas, el segundo una vez más, pues acumula ya varios años como tal.
En fútbol-sala, y en circunscripción central, el Amigos de Soto consiguió 199 votos y acabó en segunda posición, siendo representado por su presidente Julio Tamargo. Por el estamento de jugadores, Jaime Álvarez (hoy en el Covadonga) se impuso a Pablo Pantiga (hoy en el Marino) por 321 a 73. Se emitieron 401 papeletas y hubo tres votos en blanco y dos nulos. Tanto entrenadores como árbitros votaron a una circunscripción única, en la que salieron elegidos Adolfo Pulgar y Leandro Carbajales Gómez. El técnico contó con 320 votos y acabó en novena posición de los 22 presentados, mientras que el colegiado ovetense no requirió votación al haberse presentado los árbitros justos para las plazas que había.
Caciquismo, hermetismo y secuestro
Pantiga se mostró muy crítico con el proceso electoral, denunciando “amenazas” a futbolistas para que votasen a Villar. “Un compañero, por ejemplo, salía a jugar a un campo vestido de corto y le solicitaron el voto por correo para Villar en ese mismo instante”. El gijonés añadía que “cuando empezamos estábamos solos y después mucha gente nos decía: tenéis toda la razón pero con nosotros no contéis porque no queremos tener problemas”. En ese sentido, el jugador se mostró “desilusionado con el fútbol. Presumimos de que en España tenemos elecciones, democracia… pero será así en todo menos en este deporte, porque en este tiempo me he dado cuenta de que prácticamente ningún futbolista en Asturias sabía que tenía derecho a poder decidir”, lamenta. Y es que hasta el pasado proceso electoral, en el que la candidatura de Jorge Pérez puso en aprietos a la del inamovible Villar, este tipo de cuestiones pasaban prácticamente desapercibidas. “Cuando vas en contra de lo establecido los problemas son muchos y acabas recibiendo amenazas, además de ver el caciquismo, el hermetismo y el secuestro del voto que hay”.
Pantiga ahonda al afirmar que “en unas elecciones, cuando solicitas el voto por correo lo normal es que cada jugador o persona facilite un domicilio y le llegue ahí. En mi equipo [entonces el Real Avilés], hicimos el proceso diez jugadores y pusimos todos el mismo domicilio. De esas diez papeletas cinco nos llegaron al domicilio, otros dos a la Federación no sabemos por qué y otras tres no llegaron. De las 200 y pico papeletas que solicitamos la candidatura nos llegaron bien la mitad, y así es muy difícil competir”. Además, el gijonés denuncia que “cuando se abrió el período de ejecución tenías que llamar a la Federación, te decían dónde podías votar y a qué hora y ellos mismos te enseñaban la papeleta, te decían quién era el candidato que iba con ellos y tenías que votar delante de ellos. Eso me lo han comentado muchos futbolistas. Un voto tiene que ser secreto y debes decidir por ti mismo”.
En cuanto a las amenazas, el jugador revela que “cuando iba a ejecutar su voto, a un compañero mío le dijeron que se lo pensase bien, pues si un día se lesionaba tenía que ir a la Federación para la Mutua. Un chaval que puede tener 25 años… Los jugadores al final no quieren meterse en problemas, somos muy dejados, lo que pasa es que con la edad te vas haciendo más responsable y quieres que las cosas mejoren para los que vienen detrás”.
Todos estos aspectos fueron negados por el vicepresidente de la Federación Asturiana, Jorge Buergo. “Negamos esas afirmaciones e invitamos a que Pantiga las denuncie y aporte las pruebas y los testimonios pertinentes”. Lo que sí reconoce Buergo es que “teniendo en cuenta el volumen de peticiones, sí es cierto que algunas papeletas se pueden extraviar, pero eso también le pasó al otro candidato, Jaime Álvarez”. En cuanto a las coacciones a la hora de votar, el dirigente esgrime que “les pedimos a todos los electores que nos firmen un recibí acreditando que las papeletas se les entregan sin ninguna manipulación”.
PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 52, SEPTIEMBRE DE 2017

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