
De izquierda a derecha, Yayo Herrero, Guillem Martínez, María Eugenia R. Palop y César Rendueles. Xuan Bello se incorporó en mitad de la charla «Otra idea de España. Un republicanismo para el siglo XXI», en el Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo. Foto / Imanol Rimada.
Ismael Juárez / Periodista
«Hay que poner la vida de las personas en el centro para construir una república». Son palabras de la antropóloga social y cultural Yayo Herrero, uno de los referentes más importantes del ecosocialismo y ecofeminismo de este país, que ayer participó en la última mesa celebrada dentro de los Alcuentros de Primavera Otra idea de España. Un republicanismo para el siglo XXI. Fue la propuesta que, junto a Herrero, reunió en la mesa al periodista catalán Guillem Martínez; al escritor asturiano Xuan Bello; y a la jurista feminista y especialista en derechos humanos María Eugenia R. Palop. La mesa estuvo moderada por César Rendueles, filósofo, sociólogo y ensayista, presidente del Institutu Asturies 2030, fundación organizadora de los Alcuentros de Primavera que ayer concluyeron en Oviedo.
En realidad la idea de España o de la identidad colectiva o nacional estuvo más presente durante la mayor parte de la charla que un proyecto específico de república para España. Guillem Martínez, quien fue el primero en hablar, ahondó en la idea que sobre sí misma se construyó España, llegando a afirmar que «la idea de España está congelada desde hace 150 años». Para él, la crisis territorial que se está viviendo, en concreto con el tema catalán, es debido a «un poscongelamiento» de una idea que ha existido inamovible desde la Restauración. Reivindicó en ese sentido la I República, calificándola incluso como «más sexy que la segunda del 31», y donde el federalismo estuvo en el centro de la conformación de España, «en unos años en los que los únicos países federales en ese momento eran Suiza y Estados Unidos». Para Guillem, el nacionalismo español no ha sabido cambiar y eso ha dado alas al nacionalismo catalán.
La segunda intervención fue la de Yayo Herrero quien nada más empezar lanzó la pregunta «¿Como podría ser una nueva república?». Para ella construir una república «se trata de cómo organizar la vida en común». Según ella «el sujeto político se ha percibido como independizado de la naturaleza. Y este sujeto ha configurado la política y la economía durante siglos». Ante eso fue rotunda: «Hay que redefinir el sujeto político para construir república».
Para Yayo Herrero la clave es poner las necesidades de las personas en el centro. Entender que las personas se necesitan las unas a las otras. Habló de la «ética del cuidado» en el que las personas se cuidan las unas a las otras, y entienden el territorio como «un tejido vivo donde viven plantas y animales y nosotros formamos parte de esa trama natural». En definitiva, para Herrero las personas necesitan un concepto de patria distinto, ya que «todo lo que nos sostiene con vida, no está en un solo lugar» . Quiso también incidir en que «la idea de libertad debe estar relacionada con la de igualdad. Porque si no se convierte en la libertad de poseer».
Xuan Bello afirmó que en España hay diversas naciones culturales, «siempre las hubo». Según él la reflexión sobre España ha estado desde el principio, «nos ha acompañado desde los tiempos de Alfonso X, El Sabio. No conozco un país en el mundo que tenga un recorrido tan largo de reflexión sobre sí mismo como nosotros». Bello, quien se presentó como «un escritor español que escribe en asturiano, una lengua que no es oficial por culpa de los asturianos», remarcó el tema de la lengua como una característica de una cultura, y propugnó la «convivencia de las lenguas españolas». Afirmó no sentirse nacionalista, reivindicando «el ámbito que no solo es debido a la lengua» en el que los españoles deberían conocer otros espacios culturales existentes en el país, desde la propia escuela. Bello concluyó que «España seguirá existiendo si consigue un discurso sobre el otro».
Maria Eugenia R. Palop fue la última en intervenir. También ella se centró más en la idea de la identidad. No necesariamente española. Palop cree que la idea de identidad que ha habido hasta ahora debe ser reconfigurada. Para Palop el nacionalismo de Torra y Rivera son del mismo tipo, » manejan el mismo tipo de identidad». Según ella en los dos se dan las mismas condiciones y supuestos que utiliza cualquier movimiento populista de extrema derecha europeo. Palop afirma que estos movimientos ya no son como los que tuvieron lugar en los años treinta del siglo XX. Según la jurista, «es un populismo hiperdemocrático. La democracia al servicio del pueblo. Con líderes que son omnipotentes, sin contrapoderes y que ejercen un liderazgo mediático». Este tipo de movimientos u opciones políticas, según Palop, se apropian de la identidad y la acaban convirtiendo en algo «esencialista y excluyente».
Palop defendió la identidad comunitaria. Antes que un «Ser común», la identidad debe suponer un «ser en común». «A mí lo que me interesa de la identidad es el mestizaje, el charneguismo«, para concluir que «una persona es fruto de una variedad de otros» y que la apuesta debe ser por «los vínculos, porque somos ecodependientes». Según Palop «solo se puede construir república a partir de ahí».
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