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Mayorga, la urbanización del Caso Hulla
Un lugar que es sospechoso de haber sido usado para blanquear dinero y que ha sido embargado por la Fiscalía Anticorrupcción en el Marco de la Operación Hulla. Patricia del Gallo / Periodista.

Un caballo, llamado ‘Bandolero’, en el chalet de Juan Antonio Fernández. Foto / Imanol Rimada.
Rodeadas de altos muros y cámaras de video vigilancia, al fondo de una avenida llena de grijo, con maleza en las aceras, se levantan los complejos residenciales que el expresidente del Montepío de la Minería, José Antonio Postigo, y el constructor del geriátrico de Felechosa, Juan Antonio Fernández, poseen en Mayorga (Valladolid). Hasta allí les llevó su afición por la caza. Ambos las adquirieron, en distinta fecha, de embargos bancarios y, según ha podido saber ATLÁNTICA XXII, por «muy poco dinero». Pero lo que compraron entonces (Postigo en 2002) fue una casa de planta baja de apenas 90 metros cuadrados en una finca de mil. Nada que ver con lo que con el tiempo han levantado. Un auténtico cortijo, cada uno con varios edificios, que la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil registró el pasado mes de mayo. Todo está, según ha podido conocer esta revista, embargado por la Fiscalía Anticorrupción en el marco de la Operación Hulla que investiga supuestas mordidas en la construcción del geriátrico de Felechosa.
Patricia del Gallo / Periodista.
A día de hoy Juan Antonio Postigo posee una finca de unos 3.000 metros cuadrados en la que, con ayuda su amigo el constructor del geriátrico de Felechosa, ha ido levantando un complejo que consta de una vivienda de lujo, un hórreo anexo, un edificio para albergar animales, casa para invitados, amplia bodega y un cenador de madera. Todo ello rodeado por árboles frutales y vigilado por una empresa de seguridad. La vivienda tiene ahora dos plantas y bastante metros más de los que en su día compró ya construidos, unos 90. Junto a la puerta principal se puede leer “Leypa”, que coincide con el nombre de sus hijas Leni (Elena) y Patricia.
Nada que envidie su único vecino, Juan Antonio Fernández, gerente de la constructora Alcedo de los Caballeros, adjudicataria de la obra del Montepío en Aller. Apenas les separa una finca sin edificar. La suya también tiene hórreo, cenador en forma circular, piscina cubierta climatizada e incluso picadero para caballos y establo. En su caso, presidiendo la entrada a la zona de los animales la imagen de un caballo. Y, en la principal, un escudo con sus iniciales.
“Te quita la respiración”
La descripción que hace una mujer que visitó la casa de Postigo hace tiempo y que llegó a esta revista lo dice todo. Habla de algo “espectacular”, “aquello que los sueños fabrican y piensas que nunca vas a ver, imposible de tocar”. “Es la típica imagen que no crees que realmente la tienes delante de los ojos. Te quita la respiración, te provoca el hipo. Personalmente en mi visita disfruté de una calurosa acogida, con lo mejor que se puede dar de una bodega y un frigorífico de última generación. Me dejó bien claro que estas cosas ocurren solo una vez en la vida. Intentó explicarme el valor de lo invertido, pero yo, ignorante en cosas como política, sindicatos y perras, no me enteré de nada”.
Lo más sorprendente de ambos cortijos, además de la inversión que han supuesto, sobre todo para un prejubilado de la minería y sin sueldo como presidente del Montepío, es que se levantó sin que en el Ayuntamiento de Mayorga conste que se haya abonado tasa alguna por licencia de obras. Consta únicamente pedida una licencia para núcleo zoológico (el picadero), pero sin que haya sido resuelta.
Y todo ello se encuentra además en lo que en Mayorga llaman «la urbanización fantasma». Pretendía ser una amplia zona residencial de 800 chalés, zona comercial y hasta hotel con spa e incluso campo de golf. Todo ello en medio de la nada, en plena Tierra de Campos, en una extensión de terreno de casi 40 hectáreas a 12 kilómetros del mayor núcleo urbano, Mayorga, de apenas 1.200 habitantes, en la provincia de Valladolid. A día de hoy es un terreno abandonado, más parecido a un erial que a una urbanización. La hierba y los matorrales crecen por las aceras de lo que tenía que ser una avenida. A los lados, esqueletos de futuras viviendas que se han quedado la mayoría en hormigón. A la izquierda, dos piscinas llenas de suciedad y verdín que jamás llegaron a tener agua. Un recuerdo de lo que pudo haber sido y no fue.

Entrada del chalet en Mayorga de José Antonio Postigo. Foto / Imanol Rimada.
Se llama Nuevo Camposol, está entre Mayorga (Valladolid) y Gordoncillo (León). En los años noventa, un grupo de promotores, entre ellos varios asturianos, pensaron en convertir aquello en una zona de vacaciones, algo similar a Valencia de Don Juan. Solo llegaron a levantarse cuatro casas. Todas ellas de planta baja. Dos a la entrada del complejo, hoy cerrado por una valla y dos más alejadas, que no son visibles desde la carretera (las que años después adquirieron Postigo y el constructor).
En medio de todo aquello sorprende el lujo de lo construido por Postigo y Juan Antonio. Y sorprende aún más cuando desde el Ayuntamiento confirman que no tienen saneamiento ni servicio municipal de agua. Tampoco llega la luz. El consistorio solo se ocupa de la recogida de basuras, así que cuando esta revista preguntó al alcalde Alberto Magdaleno (PP) cómo se gestiona una casa así, con caballos y piscina climatizada, sin servicio municipal de agua, piensa que “de algún lado la habrán sacado” aunque desconoce cuál.
Según ha podido saber esta revista, los dos chalés están embargados por la Fiscalía Anticorrupción, lo que implica que no pueden disponer libremente de ellos para venderlos o alquilarlos, pero pueden continuar disfrutándolos y eso parece que hacen. Lejos del abandono que les rodea, las viviendas están perfectamente cuidadas, tanto es así que cuando esta revista visitó la zona hace unos días se encontró con los cristales de la piscina exterior y climatizada del constructor empañados y en las cuadras varios caballos, en aparente buen estado.

La urbanización prevista en Mayorga es ahora un espacio desolado. Foto / Imanol Rimada.
El alcalde de Mayorga, Alberto Magdaleno, lleva seis años al frente del Ayuntamiento. Recibe a esta revista en su despacho. Reconoce que gracias a nosotros supo de la existencia de esos dos chalés (número 18 de ATLÁNTICA XXII, enero de 2012). Nunca hasta entonces se había acercado hasta allí. Y que se sorprendió con lo que se encontró. Las dos edificaciones. Sobre todo porque esas construcciones y el resto de la urbanización están en un limbo legal, a medio camino entre el suelo rústico, el urbano y el plan parcial que nunca llegó a realizarse en la zona.
De todos aquellos promotores iniciales de los años noventa hace tiempo que no sabe nada. Junto a la carretera se puede apreciar, aunque descolorida por el tiempo, una señal de venta de parcelas con el nombre del promotor José Villace, y dos teléfonos de contacto, uno de Valladolid y otro de Asturias. En ninguno de los dos contesta nadie desde hace tiempo.
En Internet en cambio un promotor, ASP, vende varias fincas que oscilan entre los 1.000 y los 3.000 metros. El precio también varía desde los 12.000 a los 40.000 euros, aseguran que “muy negociables”. Esta revista habló con ellos y, cuando se les preguntó por los servicios de agua y de luz, aseguraron que se puede “solucionar” con el Ayuntamiento.
Según consta en el Consistorio los chalés los paralizó el Colegio de Arquitectos de Valladolid, ya que se trataba de un mismo proyecto para todas las viviendas, “un corta y pega”, dice el regidor, algo que no permite el gremio.
También están embargadas judicialmente el resto de las propiedades del expresidente del Montepío y el constructor asturiano. En el caso de Postigo una vivienda en Mieres adquirida con su exesposa y otra en Torre Pacheco (Murcia) que comparte con su actual pareja, la rumana Dorina Bicher. En enero de 2012, cuando ATLÁNTICA XXII adelantó en exclusiva la existencia de las propiedades de Mayorga cuando el geriátrico de Felechosa estaba en obras, también se informaba de un apartamento de Postigo en Torre del Mar, al lado de Vélez-Málaga, además de un bajo comercial y una cochera en Mieres. Por su parte Juan Antonio Fernández tiene bloqueadas diez propiedades en Lena, otras tantas en Langreo y una en Vélez Málaga, en algunos casos con participación de su esposa o a nombre de sus empresas.

El chalet de Sergio Álvarez en Mayorga, que vendió recientemente. Foto / Imanol Rimada.
Ideal para blanquear
Magdaleno recuerda entre risas el lío que se montó en el pueblo hace unos meses, cuando le llamaron para decirle que la Guardia Civil estaba registrando dos residencias de la zona. “Pensé en los ancianos, en el geriátrico, pero ni rastro de los agentes. Luego nos enteramos de que la Unidad Central Operativa estaba registrando los chalés fantasma de Nuevo Camposol”. Fue el 30 de mayo de 2017, en el marco de la Operación Hulla.
Ahora, sabedor de todo lo que ha ocurrido con Postigo y el constructor, reconoce que esa urbanización “fantasma” es un lugar “ideal para blanquear dinero”. Puedes hacer lo que quieras, porque en realidad “no existe”. Una sospecha que coincide con la de la Fiscalía Anticorrupción.
Asegura que cuando él llegó a la Alcaldía en 2011 se encontró con aquello. Los promotores no llegaron a tramitar el desarrollo y quedó dentro de las normas urbanísticas como suelo urbanizable, pero necesitado de ordenación.
Las mordidas del Caso Hulla
José Antonio Postigo fue detenido el 30 de mayo de 2017 en su residencia de Torrepacheco, en Murcia, y su amigo el constructor en Lena, ese mismo día. Un día después declaraban ante la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Oviedo, Begoña Fernández. En el marco de esa operación también se investiga al ex líder del SOMA José Ángel Fernández Villa, al ex asesor fiscal del Montepío, José Manuel Fernández, y al arquitecto de la obra, Manuel Sastre Fernández así como a la familia del propio Villa, su esposa María Jesús Iglesias, y sus dos hijos, Rolando y Ángela Fernández. Hasta ahora todos han defendido su inocencia.
P. del G.
La Fiscalía investiga si hubo “mordidas” en la obra del geriátrico de Felechosa que contó con fondos mineros y que acabó costando 32,5 millones de euros. Trata de destapar si existió corrupción y si de esas “mordidas» salieron los 1,4 millones de euros de origen desconocido que Villa declaró aprovechando la amnistía fiscal de Hacienda en 2012 a la que también se acogió Postigo, con 436.000 euros, y con 60.000 euros una de sus hijas.
Sospecha el Ministerio Fiscal que en la ejecución de las obras de la residencia de Felechosa se invirtió más de lo previsto. Del coste final, al menos 31 millones procedían de los Fondos Mineros. Creen que el contrato principal se troceó en varios menores que se ofrecieron a subcontratas. Estas, a cambio, debían pagar comisiones para hacerse con el trabajo. Comisiones que sospechan se entregaban a Postigo en el bar de Pola de Lena que regenta Juan Antonio.
Esta revista se puso en contacto con Postigo pero no ha obtenido respuesta. También con el constructor, quien por error cogió el teléfono para decir solamente que los medios de comunicación le habíamos “jodido” la vida con “falsedades” y se le ha tratado como si fuera el “mayor delincuente”. Que él sabe lo que hizo y lo que no, y que así se lo trasladará a quien compete, a los jueces y fiscales. Algo que aún no ha hecho.
En la causa se investiga adónde fueron a parar esos miles de euros de fondos mineros. Por ello tuvieron que declarar, en calidad de testigos, alcaldes como el de Morcín Maximino García o el que fuera consejero de Industria, Graciano Torre. Se registraron Ayuntamientos como el de Aller solicitando documentación relativa al expediente de construcción del centro de descanso para la familia minera y se incautó abundante documentación en domicilios, empresas y hasta en dependencias del Ministerio de Energía.
La magistrada Begoña Fernández mantiene abiertas diligencias en calidad de investigados a dieciséis personas. Pero mientras la Justicia mueve ficha, Postigo y su amigo el constructor, cuyas primeras residencias están en Murcia y Pola de Lena, descansan y siguen disfrutando de su retiro dorado en Mayorga.

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