
José Antonio Postigo interviene durante una Asamblea General del
Montepío Minero / Foto de Mario Rojas
Nadie lo dice públicamente, pero hasta en círculos oficiales ha causado sorpresa la visita que el próximo jueves cursarán al macrogeriátrico de Felechosa los Príncipes de Asturias, Felipe y Leticia. Vienen a echar un cable al Montepío minero, férreamente controlado por el sindicato SOMA-UGT, que tiene un grave problema económico con una ambiciosa instalación que puede provocar su ruina. El centro, con instalaciones a todo lujo, tiene capacidad para 300 residentes, pero hace unas semanas solo lo ocupaban 60 personas.
En noviembre se puso en marcha un ERE rotatorio para la totalidad
de la plantilla, de 64 personas. La visita no solo coincide con los problemas económicos del Montepío, sino también con otros no menos visibles
de imagen, relacionados con la gestión del equipo que preside el ex minero y
sindicalista del SOMA José Antonio Postigo. Justo hace un año, en enero de
2012, en su número 18, ATLÁNTICA XXII desveló en un reportaje las
curiosas relaciones entre el constructor del macrogeriátrico de Felechosa,
Juan Antonio Fernández, y José Antonio Postigo.
No solo comparten amistad y cacerías, también disfrutan de dos lujosos chalés casi idénticos y pegados el uno al otro en la localidad vallisoletana de Mayorga. La obra del macrogeriátrico del Montepío costó más de 30 millones de euros, costeados con los fondos mineros. Aquel reportaje también daba cuenta de otras propiedades inmobiliarias de Postigo, que se prejubiló en la empresa pública Hunosa. Concretamente una vivienda en la Costa del Sol y otras propiedades en Mieres, donde reside.
El presidente del Montepío también fue objeto de críticas por las contrataciones del personal en el macrogeriátrico, donde trabaja una hija suya. Postigo, miembro de la ejecutiva del SOMA, es uno de los más estrechos colaboradores del líder del sindicato minero, José Ángel Fernández Villa.
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