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Modultec, adiós a las compañeras del metal

Modultec se promocionó con una campaña nacional por la contratación de mujeres. Luego llegarían los despidos. Foto / Paco Paredes.
La empresa de montajes Modultec llegó a tener cerca de 300 trabajadores y en los peores años de la crisis mantuvo el empleo y los pedidos, pero una mala gestión la llevó a un concurso de acreedores y luego a expedientes de regulación de empleo y despidos. Hasta ahí la historia podría ser la de cualquier otra empresa de este país, salvo por un cuestión que los jueces han advertido y reconocido en sus sentencias: que en Modultec el ERE se cebó con las mujeres. De los últimos 42 despidos, 12 eran trabajadoras, lo que ha supuesto liquidar casi la totalidad de la plantilla femenina. Solo quedan tres.
Patricia del Gallo / Periodista.
El pasado 7 de junio la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Asturias fallaba que en Modultec, del grupo Imasa, hubo en el ERE “discriminación por razón del sexo”. Dice textualmente que “en cuanto al porcentaje de mujeres trabajadoras (…) se desprende que, de las 42 extinciones de 92 en plantilla, 12 son mujeres, y de las 47 suspensiones lo son 4, esto es, el total de la plantilla femenina”. Y añade que sin existir “unos criterios claros para la elección de los trabajadores que se verían afectados por la extinción de los contratos y no habiéndose explicado las razones de productividad, profesionalidad o polivalencia que se esgrimieron como motivos para decantarse por unos trabajadores frente a otros”. En conclusión, “no puede decirse que exista la misma proporción, pues si había 15 o 16 mujeres entre 90 trabajadores, en el total de 42 cesados, salta a la vista la clara desproporción, ya que por cada tres despedidas queda una en la empresa”. La sentencia ya es firme al no admitir el Tribunal Supremo el recurso de casación presentado por Modultec.
Secretas ayudas públicas
La situación podría darse en cualquier otra empresa pero basta repasar la hemeroteca para comprobar que Modultec no era una más. Hasta la llegada del ERE solo se habló de ella como un modelo de integración de las mujeres en un sector copado por hombres, el del metal. En 2001 Modultec Modular Systems se presentó al Ayuntamiento de Gijón, al Principado, a FEMETAL, al Ministerio y a la Unión Europea como un proyecto singular por varios motivos. El más importante, que el 50 % de su plantilla estaría formado por mujeres y se mantendría el mismo porcentaje entre los indefinidos.
El documento, presentado entonces a las instituciones con el fin de lograr dinero público, se refería textualmente a una “discriminación positiva” hacia la mujer, “de manera que dentro de las posibilidades que existen en el mundo industrial”, señalaba, “anteponemos la contratación de personal femenino a la de masculino y dentro de los planes de formación previstos se procurará fomentar una masiva presencia femenina para su posterior contratación”. Teniendo en cuenta que se trataba de un sector masculinizado, la propuesta era atractiva.
Y todos cedieron a sus encantos. El Ayuntamiento de Gijón recalificó unos terrenos de 50.000 metros cuadrados en el Polígono de Porceyo para que instalase su planta de fabricación, centro de ingeniería y desarrollo de productos, FEMETAL aprobó varios cursos y la Unión Europea sufragó la formación para las futuras empleadas. Aunque las cifras son una incógnita, los sindicatos aseguran que se recibieron muchas ayudas públicas.
Así fue cómo amas de casa, trabajadoras de hostelería, limpieza, comerciales, atraídas por las condiciones del sector del metal, un trabajo estable, un sueldo digno y un horario, se animaron a entrar en un sector copado por hombres y donde la presencia de mujeres había estado reservada, hasta entonces, a puestos de administración. Carmen González, Ana B. Fernández, María Amor González, Ángeles Alonso y Pilar Álvarez fueron ejemplos. Ana venía de la hostelería y, aunque ganaba dinero, quería tener algo más seguro. Como ella decenas de mujeres se presentaron para recibir la formación. “Eramos muchísimas, más que hombres”, recuerda. Fue en 2001.
Con la promesa de contratación recibieron formación durante cerca de un año. En total unas 300 personas con una media de edad de 32 años y que, en su mayoría, no habían cogido jamás una radial. Durante cerca de 12 meses aprendieron a soldar, pintar, electricidad, fontanería, calderería o pladur gracias a los Fondos de la Unión Europea. Terminada la formación, pasó un año hasta que la empresa empezó a contratar a gente. La gran mayoría procedentes de los cursos y del paro, recuerda Pilar, “requisito indispensable porque así les daban una subvención. También contrataron a mayores de 45 años y a algún discapacitado”.
Dedicada a la construcción industrializada de edificios, en Modultec empezaron a hacer colegios modulares, sobre todo en Cataluña. También módulos para McDonalds. “Había trabajo para todo el mundo. En el momento más álgido de la empresa llegó a tener cerca de 300 trabajadores”, recuerdan hoy las despedidas.
Pero reconocen que a ellas no se lo pusieron fácil. Sobre todo la plantilla que llegó a Gijón de una empresa anterior del grupo, ubicada en Pravia. “Llevaban toda la vida en esto y no veían bien que una mujer soldara. ‘Mejor estabais fregando’, nos decían, o ‘le estáis quitando trabajo a los hombres’. Algunas lloramos, lloramos mucho”, recuerda Pilar. “No te ayudaban en nada, no te enseñaban nada… Hay quien incluso no lo soportó y se marchó de la empresa. Pero las que quedamos aguantamos”.
Campaña mediática
En 2005 la imagen y la historia de estas mujeres saltó a los medios de comunicación. La empresa puso en marcha una campaña para promocionarse como ejemplo de integración femenina, rompiendo estereotipos. Fueron portada en El País, El Mundo y Telecinco, y Antena 3 les dio espacio en sus informativos. Bajo el título de “Compañeras del metal”, se las entrevistó e inmortalizó soldando o pintando.
De aquella época son las declaraciones del entonces vicepresidente de la compañía Agustín Vázquez publicadas en La Nueva España: “Las mujeres valoran mucho tener un trabajo estable, algo que los hombres damos por hecho, y también valoran un horario y un sueldo, son más fieles a la empresa, en el sentido de que no son tan permeables a la oferta y la demanda en el mercado de trabajadores y su nivel de responsabilidad es muy alto. Tienen unas excelentes aptitudes y actitudes personales».
En 2014 Modultec firmó con el Ayuntamiento de Gijón, dentro del Programa de Unidad de Género, su integración en el directorio de empresas comprometidas con la igualdad.
Pero la realidad fue que aquel compromiso inicial, que el 50% de su plantilla sería femenina, nunca se cumplió. El porcentaje del 25% no se alcanzó nunca. Y no porque no hubiera candidatas. Se llegó a formar a más mujeres de las que luego fueron contratadas. Cursos siempre subvencionados, recuerdan las ahora despedidas. Y había trabajo. El volumen de facturación era de unos 18 millones de euros entonces.

Trabajadoras de Modultec protestan en Oviedo. Foto / Mario Rojas.
Modultec también capeó la crisis. Desde 2009 a 2014, recuerdan las despedidas, fue cuando más eventuales hubo y más horas extras se hicieron. Se abrieron al mercado exterior, se hicieron centros de salud en Guinea y Gabón y paradas de autobús en Venezuela. En 2014 se hicieron 40.000 horas extras y 40 o 60 contratos eventuales. Nadie intuyó entonces que un año después la empresa presentaría un concurso de acreedores. Así, el 31 de julio de 2015 la empresa despide a 42 trabajadores, entre ellas 12 mujeres de una plantilla de 16. Quedó una en taller y dos en administración.
Ahí comenzó su periplo por Inspección de Trabajo y Tribunales de Justicia, porque aseguran que el Comité de Empresa no contó con ellas para negociar el expediente de regulación de empleo. Han denunciado al Comité, formado por cuatro miembros de UGT y uno de CCOO. En su denuncia aseguran que estos “vendieron, mintieron y ocultaron información a sus compañeros, siendo partícipes de un proceso fraudulento y discriminatorio que perseguía el objetivo de mantener a sus afiliados”, como dicen que ha ocurrido.
Responsables de MCA-UGT, sindicato mayoritario en Modultec, negaron esa acusación y señalaron que entre los despedidos hay 13 afiliados a UGT, de los que dos formaban parte de su sección sindical. También que el comité negoció el ERE de extinción, pero en ningún caso los nombres de los afectados, elegidos por la empresa. Pero el denominador común de todas las sentencias de despido logradas hasta ahora es que “no se aplicaron criterios objetivos para determinar quién perdía su empleo y quién lo conservaba”. Esta revista se ha puesto en contacto con la empresa para obtener su versión de lo ocurrido, pero no ha habido respuesta.
La justicia ha dado la razón a todos los despedidos y en el caso de las mujeres les reconoce discriminación por sexo, declarando nulos sus despidos con la obligación de reintegrarlas en sus puestos de trabajo. Pero la empresa está desde enero en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) que afecta a los 54 trabajadores que quedan y que finalizará el 30 de junio. En este ERTE algunas solo han sido llamadas a trabajar una semana en todo el año e incluso a cuatro de ellas ni un solo día, mientras el resto de la plantilla está rotando en función de la carga de trabajo de la compañía. Y, mientras, el tiempo corre en su contra. Muchas ya han agotado las prestaciones. Creen que han trabajado duro para la empresa, como el resto, y que no van a dar ni un paso atrás en los derechos conseguidos.
En su página web Modultec sigue usando la imagen de las despedidas. En la sección “Compromiso con las personas”, aparecen Pilar, Ana y Carmen, según ellas “como si fuéramos mero atrezzo”.
Han pedido apoyo al Instituto Asturiano de la Mujer, pero éste ha rechazado mediar alegando que se trata de un conflicto laboral, aunque sí se comprometió a emitir un informe a la vista de las sentencias que les dan la razón por discriminación de sexo. También lo han recabado en el Ayuntamiento de Gijón y en el Consejo de la Mujer, que pide que el Consistorio retire a la empresa cualquier distinción que tenga en materia de igualdad. Muyeres en Llucha considera el caso como “machismo laboral”.
Subvenciones investigadas
La Comisión Europea ha iniciado una investigación sobre parte de las subvenciones logradas por Modultec, del grupo Imasa. En concreto sobre un total 103.697,99 euros que según la denuncia, presentada por el sindicato CSI ante la Unión, la Consejería de Economía y Empleo y la Agencia Tributaria, se habrían justificado con “facturas falsas” enviadas a Modultec por Sadima, otra empresa del grupo Imasa, y que la propia Agencia Tributaria acaba de reconocer.
Se trataría de tres proyectos que gozaban de ayudas a empresas de los fondos Feder, la Fundación para el Fomento en Asturias de la Investigación Científica Aplicada y la Tecnología (FICYT) y el Instituto Asturiano de Prevención de Riesgos Laborales. Hacienda acaba de dar traslado de sus sospechas a la Consejería de Economía para que investigue.
PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 51, JULIO DE 2017

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