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El Nodo: crónica de un expolio

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El Nodo: crónica de un expolio

Los desahucios en El Nodo tuvieron resistencia y provocaron la solidaridad vecinal. Foto / Ricardo Solís.

Los desahucios en El Nodo tuvieron resistencia y provocaron la solidaridad vecinal. Foto / Ricardo Solís.

Pacho Romero / Periodista.

Salvo el evocador nombre de sus calles –Goleta, Trainera, Balandro, Fragata…– y una minoría de familias de probada raigambre pesquera con algún miembro en activo, poco o nada le queda al Poblado de Pescadores de Avilés, el popular barrio de El Nodo, de su identidad original, aquella adquirida en la década de los años cincuenta del pasado siglo cuando este núcleo de 270 viviendas, construido con ayudas públicas a instancias de la cofradía de pescadores Virgen de las Mareas, dio el relevo al histórico barrio de Sabugo como epicentro avilesino de las gentes marineras, pescadoras.

El Poblado de Pescadores de Avilés, que fue durante décadas una enseña social y la joya de la corona del antaño abundante patrimonio de la cofradía, se ha convertido en la última década en el clavo ardiendo al que se agarran los sucesivos rectores de Virgen de las Mareas para mantener a flote la entidad, apartada desde 2009 de la gestión de la rula de Avilés y, en consecuencia, huérfana de la que históricamente ha sido su principal fuente de ingresos. Y si para la cofradía el Poblado de Pescadores es un salvavidas –así sea a costa de trocearlo y vender los cachos al mejor postor–, para muchos de los que viven en unas casas concebidas originalmente para servir de hogar a los marineros la situación se ha tornado en pesadilla.

La amenaza de los desahucios, algo que antaño hubiera sido inconcebible atendiendo al carácter social que impregna los orígenes casi centenarios de Virgen de las Mareas, y a los que teóricamente ésta se debe, ha desarbolado la resistencia vecinal, que primero se tradujo en una ofensiva judicial para frenar la intención de la cofradía de vender las casas al mejor postor y luego, frustrada esa batalla en los tribunales, en una resistencia civil que tuvo su máxima expresión en una acampada que duró todo el verano de 2014, motivada por el hartazgo vecinal tras la notificación de al menos una veintena de avisos de desahucio a otras tantas familias del poblado.

En ambos casos, la falta de apoyo político a los vecinos ha sido el denominador común, salvo contadas excepciones como Foro Asturias e Izquierda Unida y alguna que otra adhesión, como la del PP, de cara a la galería. La fuerza local de nuevo cuño Somos, la marca blanca de Podemos en Avilés, ha abierto recientemente una vía de investigación para tratar de esclarecer la gestión llevada a cabo en el Poblado de Pescadores, si bien la misma se halla aún en estado embrionario.

¿Dónde está el dinero?

La pregunta que lleva una década flotando en el ambiente y para la que tanto Somos como el vecindario del barrio esperan encontrar algún día respuesta no es otra que ésta: ¿dónde ha ido a parar la riqueza generada durante medio siglo por la cofradía Virgen de las Mareas? La pregunta se lleva haciendo de forma machacona desde que empezó el intrigante culebrón en que se ha convertido todo lo que rodea al Poblado de Pescadores y que tuvo su origen allá por la década de los noventa, cuando trascendió que la cofradía, entonces presidida por el difunto Clemente Jesús Muñiz Guardado, había hipotecado el barrio a cambio de un préstamo de 250 millones de las antiguas pesetas –la cantidad siempre estuvo sujeta a especulaciones porque la entidad pesquera se guardó muy mucho de concretar la cifra exacta– para lograr financiación con la que mantener en pie los negocios pesqueros que gestionaba la entidad, fundamentalmente la rula y la fábrica de hielo.

La hipoteca resultó ser una losa demasiado pesada para la cofradía, que vio cómo se torcían los proyectos comerciales, crecían los impagos y aumentaban sus deudas. La falta de cintura de los gestores para corregir la deriva económica de la cofradía la hizo encallar, comenzaron a multiplicarse los problemas y los vecinos del poblado, conscientes del rumbo fatal de la institución, exigieron en vano la entrega gratuita o a precios simbólicos de las casas, como para entonces ya había ocurrido en los demás puertos pesqueros de España. Al menos, pensaron, salvar los inmuebles de El Nodo, que es el sobrenombre que le quedó al barrio después de que la propaganda del régimen franquista publicitará profusamente su construcción en el Noticiero Documental (No-Do).

El campamento vecinal fue una protesta callejera en el barrio durante todo el verano de 2014. Foto / Ricardo Solís.

El campamento vecinal fue una protesta callejera en el barrio durante todo el verano de 2014. Foto / Ricardo Solís.

Negocios inmobiliarios y desahucios

Aún no había estallado la burbuja inmobiliaria y los promotores inmobiliarios olieron negocio en las apreturas económicas de Virgen de las Mareas, jugaron sus bazas y plantearon proyectos de derribo y reconstrucción de El Nodo (con realojos incluidos) al calor del boom que vivía entonces en España el sector del ladrillo. El valor estimado del Poblado rondaba entonces los 6 millones de euros. No obstante, esos planes fracasaron, en unos casos por falta de entendimiento económico con la cofradía y en otros por las reticencias vecinales.

En paralelo, los Gobiernos socialistas de Avilés (con Santiago Rodríguez Vega en la Alcaldía) y Asturias (siendo presidente Vicente Álvarez Areces) dieron la puntilla a la cofradía con la connivencia del Puerto de Avilés (presidido entonces por Manuel Ponga), que apartó a Virgen de las Mareas de la gestión de la nueva lonja pesquera de la ciudad y firmó así su acta de defunción económica al desposeerla de su principal fuente de ingresos: el 3% de tasa por la venta de cada kilo de pescado.

Todo lo anterior explica el descalabro económico de los últimos siete años, una situación que sirvió de excusa a la cofradía para iniciar –desahucios mediante– el polémico proceso de enajenación de las viviendas y los edificios públicos del Poblado de Pescadores a fin de obtener recursos extraordinarios que le permitan sobrevivir; pero no aclara por qué Virgen de las Mareas acumuló deudas millonarias mientras gestionó durante décadas la principal rula pesquera de Asturias, con una facturación anual entonces estimada en 20 millones de euros, siendo este un cálculo conservador y ceñido a las cuentas “oficiales”, pues es un secreto a voces la práctica de transacciones que se escapan al control del Fisco en la mayoría de las lonjas pesqueras españolas. A este respecto, el año pasado trascendió que la Agencia Tributaria le impuso 1,2 millones de euros de multa a la nueva rula avilesina por defraudación fiscal. “La punta del iceberg”, según admiten en medios pesqueros.

Pese a que aún se ignoran las causas que llevaron al descalabro económico de la que fue la cofradía de pescadores más rica de Asturias, la actual directiva de la entidad llegó a dar pistas de su origen y de la cuantía reciente del “agujero”. El cabildo pesquero que inició su mandato en 2013 después de un controvertido proceso electoral que se alargó durante todo 2012 y que ya ha tenido tres presidentes –el vigente es Fidel Álvarez Garaot– aseguró al poco de tomar posesión haber detectado “irregularidades y decisiones poco claras” relacionadas con la gestión del patrimonio de la entidad y anunció su intención de emprender acciones judiciales que, no obstante, jamás llegaron a puerto.

Las sospechas de una pasada gestión presuntamente delictiva, o cuando menos negligente, brotaron al comprobar que, a pesar de haber vendido un centenar de viviendas del Poblado de Pescadores a sus inquilinos, las cuentas de la cofradía se entregaron en 2012 al nuevo equipo directivo con un “roto” de 1.423.000 euros, que, según fuentes consultadas por ATLÁNTICA XXII, era el doble de grande cinco años antes.

Los actuales gestores de Virgen de las Mareas, que insistieron en la estrategia de venta del patrimonio de El Nodo, aseguran haber reducido esa deuda a 400.000 euros en tres años, si bien nada más se supo de su anunciado propósito de depurar responsabilidades en los tribunales. Vecinos de El Nodo que se vieron afectados por los avisos de desahucio aseguran que semejante propósito quedó frustrado tras la firma de un “acuerdo de no agresión” entre los anteriores gestores de la cofradía y los actuales; en virtud de ese pacto, los primeros ganarían la tranquilidad de saber que nadie aireará su gestión y los segundos se asegurarían la ausencia de competencia electoral en los futuros comicios de la cofradía.

Un mar de papeles

Así las cosas, la posibilidad de investigar el sumidero de dinero que pudo haber sido durante años la cofradía de pescadores Virgen de las Mareas queda a expensas de la voluntad de un grupo de personas, alguna de ellas vinculadas aún al Poblado de Pescadores, que fueron protagonistas el año pasado de un hallazgo rocambolesco: al menos dos toneladas de documentación cuyo expurgo y análisis podría arrojar luz sobre el sistema de gestión de la rula llevado a cabo entre los años setenta y noventa del pasado siglo. En ese mar de papeles, según afirman sus descubridores, hay libros de cuentas, listas de morosos, anotaciones de préstamos concedidos a armadores, albaranes, facturas, registros de ventas, listas de inquilinos de El Nodo susceptibles de ser desalojados y sospechosos documentos bancarios garabateados con la letra “B”. Ese material, cuya existencia aseguran ignorar los propios rectores de la cofradía, podría dar pistas y arrojar luz sobre la debacle económica de la entidad, toda vez que las sucesivas directivas nunca fueron muy dadas a ofrecer explicaciones públicas al respecto.

En opinión de quienes han podido examinar de forma somera la documentación mercantil de la cofradía casualmente hallada, “haría falta que un experto en contabilidad ordenase el material, lo analizara y extrajera conclusiones”. Y esto, no obstante, a sabiendas de que ninguna responsabilidad se puede ya pedir en caso de hallar indicios delictivos pues ha pasado el plazo legal de prescripción. “Lo que nunca prescribirá es el derecho de los pescadores avilesinos y de sus familiares a saber por qué la cofradía, que tenía la obligación legal y moral de defenderlos, los ha ‘vendido’ arruinando su patrimonio hasta el punto de promover desahucios para echarles de sus casas”, manifiesta una de las personas que trata de abrir una investigación sobre la pasada gestión de Virgen de las Mareas.

PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 44, MAYO DE 2016

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