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Atlántica XXII

Chusma maloliente

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Chusma maloliente

Pepe el Ferreiro ACPEPE EL FERREIRO / No hace mucho tiempo escribía sobre la avidez que algunos impresentables mostraban con sus actuaciones. Volví a releer lo escrito y me di cuenta de que todo aquello que digas, escribas o pienses es imperecedero si va referido a esa lacra social de “pigs” gobernantes. Claro que no todos tienen que ser enmarañado matorral y tener relación con la raza porcina. Aunque como piara parezca imposible que nadie la abandone para ser coherente con su conducta y su ética.

Me planteaba en aquel escrito las causas por las que los ciudadanos escogemos a los más caraduras, a los más ladrones, a los corruptos y a los más despreciables como nuestros representantes. ¿Acaso estamos todos locos? ¿Somos unos frustrados o pillos que si tuviéramos ocasión también afanaríamos? ¿Somos de tan baja talla moral e intelectual que buscamos a los más sinvergüenzas para que simbolicen nuestra mediocridad? Creí que, como un rebaño ovino, no escogíamos al pastor, pero en este país balamos mientras el zagal se llena los bolsillos. ¿O es que además, como taimados mastines, introducimos el lobo en el redil para que nos devore? ¿Nunca aprenderemos? ¿Es posible que la mayoría no sienta una profunda decepción viviendo rodeados de tunantes? ¿Estamos condenados a ser la invertebrada España que nos anunciaba Ortega y Gasset? ¿Somos aquella masa de la que hablaba? Aunque él también dijo que aquella masa estaba gobernada por una minoría selecta. ¡Menuda selección llevamos haciendo aquí, si por distinguirnos optamos por una élite de depravados que viven para robar! ¿Por qué nuestro orteguiano personaje no nos llamaría chusma maloliente, vulgo irresponsable que convierte este suelo patrio en hedionda porqueriza?

En fin, esta es la lacra social que nos parasita y no cejará en su empeño hasta que el animal del que vive muera infectado. Así, mientras esto ocurra, sufriremos las consecuencias, porque como también dijo Ortega: “Cuando en un líquido se arrojan cuerpos sólidos de diferente densidad, acaban éstos siempre por quedar situados a la altura que a su densidad corresponde”. Nosotros ya tenemos el agua al cuello.

Solo nos queda observar las buenas maneras. Demos un margen de inocencia a los corruptos y que nos pillen confesados aunque seamos incrédulos.

Sean, pues, abiertas las pocilgas en mayo para que el aire renueve la hediondez.

Haxa salú, amigos, y mucha paciencia…

PD: Yo no iré a votar.

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