
Podemos inició la campaña electoral en Asturias con una manifestación desde la estación de Oviedo con jóvenes cargados de maletas, denunciando el éxodo juvenil. Foto / Pablo Logrezana.
Jaime Rodríguez. ¿Hay comunicación en la comunicación política? La respuesta resulta obvia por mucho que teóricos, doctores e investigadores partidistas nos hagan creer que sí. La comunicación política no comunica, sino todo lo contrario. Las intervenciones públicas de líderes políticos se planifican según las leyes del espectáculo. Sorprende ver cómo los estrategas políticos de partidos mayoritarios juegan mal su papel, mostrando un profundo cansancio que lleva a la senilidad de la espectacularización de la política. El pueblo cada vez se aburre más por la monotonía de la farsa política.
En la actualidad, la comunicación política vive un proceso de cambio acelerado, la popularidad del líder, la americanización de la política y la era de la política-espectáculo ya no es la gran solución. El arte dramático ha dejado de formar parte de la formación básica de un político profesional. Los medios de comunicación sociales no son el factor central en la comunicación política contemporánea. Nuevos modelos de comunicación política rompen con el tradicional proceso de comunicación entre emisor y receptor, lo que permite el apoderamiento mediático de la ciudadanía.
Podemos, con Pablo Iglesias al frente, ha sido la primera fuerza política en adaptarse a estos nuevos procesos que afectan al fondo y a la forma de hacer política. Personalizar la campaña en la imagen de Pablo Iglesias, disponer de mayor osadía política, planificar una campaña en positivo (lo que se puede hacer), utilizar nuevos lenguajes y mantener una comunicación coral y colectiva a través del uso masivo de redes sociales le han dado presencia y potencia a esta nueva formación política.
La plaza pública
Si se diseña una campaña política en contradicción con los mensajes que circulan en la sociedad se producen focos de conflicto importantes. El equipo de campaña de Podemos diseñó una perfecta estrategia de comunicación política sin olvidar en ningún momento que con el pueblo a favor nada puede fallar. Mientras los directores de campaña de los principales partidos españoles siguen sin escuchar a los ciudadanos, corriendo el riesgo de comunicar muy bien la información que no le interesa a nadie, Iñigo Errejón (director de campaña de Podemos) acercó el debate político a la plaza pública, consiguiendo condicionar a la agenda mediática, pública y política; en definitiva, solventando exitosamente el cerco mediático.
La estructura diseñada implicó directamente a todos los ciudadanos, ofreciendo la posibilidad de participar formando un “círculo” en su barrio, ciudad o pueblo, construir una red y dotarla de gran vitalidad viral a través de las redes sociales. Los nuevos flujos de la información y comunicación creados crecieron exponencialmente y se convirtieron en canales fundamentales de sociabilidad y comunicación entre los ciudadanos. Cada persona va construyendo su red de redes de comunicación, escapando al control ejercido por la agenda mediática y política, generando una nueva estructura social en torno a la plaza pública. Las formaciones mayoritarias disponen de una máxima: el elector oye con los ojos. Podemos ha modificado esa actitud debido a la persuasión positiva de su propuesta y el electorado comienza a ver con los oídos.
El político a partir de ahora dejará de vivir obsesionado por su imagen, por sus mensajes prefabricados, por su léxico, por su dicción, por su aliño, por el color de sus corbatas, y pasará a ser valorado por elaborar mensajes diseñados en función de las preocupaciones de los electores. Y es que, como escribió el politólogo Roberto Izurieta en 2003, “cuando se dice que un político tiene un problema de imagen, probablemente sea que hay un problema en la realidad”. Podemos abre las puertas a un nuevo ciclo en el campo de la comunicación política, un paso importante para que la comunicación política comience a comunicar.
You must be logged in to post a comment Login