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Podemos (y debemos)

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Podemos (y debemos)

Emilio León interviene durante la asamblea constituyente de "Podemos" en Oviedo esta semana. Foto / Pablo Logrenzana.

Emilio León interviene durante la asamblea constituyente de «Podemos» en Oviedo esta semana. Foto / Pablo Logrenzana.

Xuan CándanoEstán los tres poderes básicos de la modernidad (el económico, el político y el mediático) muy preocupados por la crisis del bipartidismo y de la Monarquía, dos anacronismos estrechamente ligados. Tanto, que se oyen voces en la caverna sobre la urgencia de apuntalar al decrépito PSOE, que siempre gestionó los intereses de la derecha mejor que los partidos conservadores, nacionales o periféricos.

Les asustan las encuestas que reflejan un nuevo batacazo electoral del PP y el PSOE en las elecciones europeas de mayo, coincidente con el progresivo crecimiento de IU y UPyD.

Aún no han reparado en un nuevo motivo de temor, esta vez mucho más fundado. El Movimiento15-M prepara su salto al ruedo electoral y lo hace con una inteligente hoja de ruta que está recabando sorprendentes apoyos masivos hasta para sus propios promotores. La irrupción de “Podemos” está siendo espectacular, aunque lejos de los focos mediáticos, porque al tercer poder no le interesa potenciar una nueva amenaza contra el bipartidismo, que es la más seria.

El politólogo y tertuliano televisivo Pablo Iglesias lanzó el reto de conseguir 50.000 firmas para preparar una plataforma electoral y llegaron en 24 horas. Los locales se quedan pequeños para acoger los actos y las ceremonias de constitución de “Podemos” por toda España, que recuerdan a la explosión festiva y reivindicativa en las plazas del 15-M.

Hay entusiasmo, pero también más experiencia y prudencia que cuando aquellos días felices para la democracia en los que los ciudadanos recuperaron la política secuestrada por los políticos y las instituciones. Aquellos chicos rebeldes y bien formados, que poco tenían que ver con los perroflautas que tanto juego dieron a la derecha, han madurado y están dispuestos a entrar en el juego sucio de la política, donde una casta decide el destino de nuestras vidas.

Han aprendido las reglas del combate y ya no se limitan a ofertar un ejército de activistas en la calle. Saben que el pensamiento precede a la acción y ya tienen un listado de teóricos que se han convertido en referentes, siguiendo los pasos de Stéphane Hessel y aquel opúsculo (Indignaos) que sacó a la calle a los rebeldes con causa. La mayoría son profesores de la Facultad de Políticas y Sociología de la Universidad Complutense, como el propio Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero o Íñigo Errejón. Otros son ensayistas o filósofos influyentes desde hace tiempo en el pensamiento alternativo, como Santiago Alba Rico.

“Podemos” es un reto para el bipartidismo, pero también para Izquierda Unida, la coalición hacia la que muchos de los impulsores de esta nueva alternativa política, que pretende superar a los partidos, han lanzado un guiño esperando respuesta. Entender que el futuro sopla en la dirección hacia la que apunta “Podemos”, que es la de la democracia directa y la regeneración de las instituciones, va a ser una tarea casi imposible para IU, anclada en los vicios de la partitocracia y en los dogmas de la vieja izquierda.

En las asambleas constituyentes de “Podemos” en ciudades de toda España no se habla de asaltar el Palacio de Invierno, sino de transversalidad para convertir en votantes a los parados irritados, pero también a las burguesas conservadoras hartas del fraude partitocrático. “Nuestro referente no es la revolución del 34, sino la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH)”, dijo en la constitución del nuevo antipartido en Oviedo Emilio León, la cabeza visible más respetada entre los indignados asturianos dispuestos a competir en las urnas.

Los activistas de la PAH y los de otros movimientos surgidos del 15-M demostraron a la ciudadanía que “sí se puede”. Ahora se trata de sugerirles que también se debe competir con los políticos en su propio terreno.

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1 Comment

1 Comment

  1. Monchu

    viernes, 7 marzo (2014) at 09:32

    Me parece, me da la impresión, de que una de las cosas que caracteriza al pensamiento débil es que no descubren nada, no inventan nada, si no que las cosas las re-nombran (en ocasiones las re-bautizan). Y una vez leído este artículo sobre las bondades de la democracia directa, uno se hace la misma pregunta que el viejo Iósif le hacía al viejo León: ¿quién va a trabajar?.

    Conseguirán que echemos de menos al camarada Stalin.

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