
Toma de posesión de Javier Fernández en presencia de su antecesor Francisco Álvarez-Cascos. Son testigos el presidente de la Junta General, Pedro Sanjurjo, y la ministra Ana Pastor. Foto / Mario Rojas.
Por Xuan Cándano. Hace pocos años el pacto alcanzado entre el PP e IU, que ha permitido aprobar los presupuestos municipales en Oviedo, hubiera provocado un gran escándalo con consecuencias para sus protagonistas. Ahora ha sido un éxito político que se van a apuntar el alcalde popular Agustín Iglesias Caunedo y el portavoz comunista Roberto Sánchez “Rivi”.
El alcalde ha dicho que se trata de un debate entre la vieja y la nueva política, y tiene razón. La nueva política, espoleada por los vientos del 15-M, consiste en eso: pactar por los intereses generales, enterrar sectarismos, siglas y estrategias partidistas a favor de lo esencial, escuchar a la calle y no a las cúpulas de los partidos. En Oviedo el PP e IU lo han entendido perfectamente y le han dado una gran lección a sus propios partidos y a toda la clase política asturiana, instalada en la bronca y el cainismo.
El PP quiso pactar primero en Oviedo con sus aliados naturales de Foro Asturias y el gobierno local aceptó todas las enmiendas de los casquistas. Pero el líder y caudillo Francisco Álvarez-Cascos impidió el acuerdo, dejando a sus concejales ovetenses con el culo al aire. El PSOE condicionó el acuerdo al apoyo del PP a los presupuestos del Gobierno socialista de Javier Fernández en la Junta General del Principado. Pero además de sectaria, priorizando los intereses políticos del partido a los de los ovetenses, la estrategia socialista era absurda, porque Javier Fernández despreció públicamente a la portavoz popular en el parlamento autonómico, Mercedes Fernández, que le había ofrecido su apoyo para sacar adelante los presupuestos.
Ante este panorama, Iglesias Caunedo demostró la cintura que exigen los tiempos y en una negociación contra reloj aceptó todas las enmiendas que IU impuso como condición. Suponen algo más de 5 millones de euros y todas tienen contenido social. Con su aprobación, el Ayuntamiento popular de Oviedo impedirá que a los ovetenses sin recursos se les pueda cortar la luz o el gas y aplicará un recargo del 50% en el IBI a las viviendas vacías para facilitar su alquiler.
Ninguna voz interna se ha alzado en el PP y en IU contra un acuerdo que ha dejado desconcertados a los que en Asturias son los partidos mayoritarios, PSOE y Foro Asturias.
Francisco Álvarez-Cascos es el primer responsable de la ruptura de su grupo municipal en la capital asturiana, donde primero dimitió su portavoz Arturo González de Mesa, luego dos concejales se pasaron al grupo mixto y ahora los que quedan son veletas que se mueven al ritmo que marca la dirección de su partido.
Javier Fernández dijo que la prórroga presupuestaria por el varapalo parlamentario que llevó su Gobierno era un fracaso de los políticos y de la política. Y a los pocos días Caunedo y “Rivi” le muestran cómo se cocinan los éxitos.
Cascos y Fernández, pese a la animadversión que se profesan, parece que representan la vieja política. Y Caunedo y “Rivi”, pese a la abismal distancia ideológica que los separa, se apuntan a la nueva política.
Algo está cambiando en Asturias, probablemente la Autonomía española donde la política de bloques es más marcada, sin duda por el peso histórico del movimiento obrero y la épica revolucionaria. Pero ni el imponente Pajares ni los Picos de Europa que besan la costa pueden impedir la llegada de nuevos vientos a la política, donde se derrumba el bipartidismo y los vicios anacrónicos de una casta política obligada a renovarse o morir.
You must be logged in to post a comment Login