Paz Andrés Sáenz de Santa María / Quizá porque está acostumbrado a gobernar por Decreto Ley o porque ese día los asesores no estaban finos, el presidente Rajoy ha proclamado que la crisis económica ya es historia y ha augurado unas felices navidades consumistas. Tan estridente ha sonado la afirmación que su propio partido se ha visto obligado a matizar que una cosa son los datos y otras las personas y el mismo Rajoy ha reconocido que las secuelas siguen. Un repaso de las hemerotecas demuestra que no es la primera vez que recurre a proclamas triunfalistas luego desmentidas por la triste realidad. Que se lo pregunten si no a los trabajadores de Alcoa de Avilés y A Coruña, rehenes del pulso entre la empresa y el Gobierno por las subastas eléctricas y víctimas también de las conveniencias deslocalizadoras de las multinacionales.
Los economistas saben que en temas como la crisis no es aconsejable hacer predicciones prematuramente optimistas. En cambio, en otros terrenos hay menos margen para el error. Por ejemplo, no hay que tener bola de cristal para saber que en 2015 los jueces seguirán teniendo mucho trabajo con los casos de corrupción o que la cuestión catalana rebrotará en forma de amenaza de elecciones plebiscitarias. De lo que tampoco cabe duda es de que el clima político va a estar muy animado en torno a las citas electorales municipales y autonómicas y de que continuaremos asistiendo a este espectáculo que se ha iniciado desde la aparición de una nueva fuerza política sobre la que las encuestas pronostican buenos resultados, con la consiguiente repercusión negativa sobre los demás partidos. Tal posibilidad ha generado un nerviosismo mal contenido que está afectando no solo a muchos políticos sino también a ciertos medios de comunicación, que dedican ahora sus mayores esfuerzos a escrutar la vida de los dirigentes de ese nuevo partido y a ventilar sus pormenores con el fin de alertarnos, no vayamos a caer en sus cantos de sirena y se les caigan a los demás los palos del sombrajo bajo el que tan cómodamente estaban cobijados.
Tamaña concentración en la investigación confirma una vez más que los árboles no dejan ver el bosque. Es lo que ocurre con el archidifundido caso del contrato de investigación de uno de los representantes del referido partido, que ha suscitado el celo legal de la presidenta de la Junta de Andalucía. No deja de ser curioso que en las abundantes informaciones periodísticas y en los reiterados comentarios de tertulias casi nadie le haya dado importancia a lo pintoresco de los temas y a la elevada cuantía de los proyectos de investigación financiados por esa Comunidad Autónoma en el área de las ciencias sociales. Por lo que se ve, el tema de la bicicleta es prioritario allí, pues se apoyan económicamente nada menos que tres proyectos relativos respectivamente a la práctica y discurso en el uso de la bicicleta, la eco-bici y la intermodalidad bicicleta-transporte público en aglomeraciones urbanas en su aplicación al área metropolitana de Sevilla. La financiación otorgada suscita la envidia de cualquier grupo de investigación español en estos tiempos de penuria, pues los dos primeros disponen de más de 300.000 euros cada uno y el tercero de más de 100.000. Está claro que una Autonomía que ha puesto en marcha múltiples planes de modernización puede permitirse el lujo de ocuparse de unos detalles que todavía no están al alcance de otras, sobre todo si es montañosa como la nuestra y por ello el uso de la bicicleta requiere más esfuerzo. Respecto a los resultados de esos planes, que cada uno juzgue por sí mismo.
Y siguiendo con las predicciones y los bosques invisibles, cabe sospechar que durante el próximo año continuará la campaña de críticas sobre la universidad española, a la que se seguirá tachando de endogámica, clientelista, poco competitiva y ausente de los rankings en boga. Seguramente nuestra universidad está en crisis, pero no estaría de más que junto al diagnóstico de sus males se evocaran sus causas, entre las cuales no es menor la de que ninguna de las leyes que han pretendido reformarla ha ido acompañada de la financiación adecuada, lo que ha obligado a desvirtuar los principales elementos de cambio contemplados sobre el papel del Boletín Oficial del Estado. Así que no se puede pedir aquello que nunca se ha contribuido a construir. Tenemos la universidad que los poderes públicos han querido tener.
Otro que es predecible es el presidente de la Comisión Europea. Juncker ha dicho que va a retirar 80 propuestas de normas presentadas por la Comisión anterior. Casualmente, entre ellas hay varias sobre medidas sociales y protección del medio ambiente. No es ninguna sorpresa: en su programa presentado en julio ya había un aviso para navegantes, advirtiendo de que se centraría en diez ámbitos y dejaría los demás a los Estados miembros, sin que entre aquéllos estuvieran los temas ahora suprimidos. Así que Juncker no es traidor, es conservador.
2015 va a ser un año muy interesante. Que les trate bien y lo disfruten.
PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 36, ENERO DE 2015
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