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Proponen en Podemos suprimir la política profesional

Daniel Ripa durante una movilización de Podemos en Oviedo contra el éxodo juvenil. Foto / Pablo Lorenzana.
Dos miembros de la dirección provisional de Podemos (llamado Equipo Técnico) han elaborado un compromiso ético para todas las personas que participen en esta organización política, especialmente los cargos públicos, que pretende acabar con la profesionalización de la política. Lo elaboraron Diego Pacheco, de Cuenca, y Daniel Ripa, de Asturias, como una enmienda a la ponencia oficial planteada por el equipo que dirige Pablo Iglesias. Tanto Pacheco como Ripa son dos de los veinticinco miembros del Equipo Técnico.
El documento, que se está debatiendo por Internet en los círculos de Podemos de toda España y que está recogiendo muchos apoyos, marca unas pautas muy restrictivas a los futuros cargos públicos del nuevo partido. Entre otras “promover que Podemos no se convierta nunca en una plataforma al servicio de los profesionales de la política, para lo cual todos los cargos electos orgánicos e institucionales de Podemos” deben aceptar no permanecer más de dos legislaturas en su cargo, que no se podrá compatibilizar con otro. También una limitación salarial por el que no se pueda cobrar más del triple del salario mínimo interprofesional.
El compromiso ético también incluye las elecciones primarias abiertas a toda la ciudadanía con listas abiertas, consultas ciudadanas de pactos y decisiones importantes, exclusión de las listas electorales de procesados por corrupción y la eliminación de las “puertas giratorias”.
Estas propuestas se debatirán y se someterán a la aprobación de la asamblea constituyente de Podemos que se celebrará en Madrid el próximo mes de octubre.
En su número anterior, el 33, aparecido en julio, ATLÁNTICA XXII dedicó una amplia información al terremoto político producido en España tras la irrupción de Podemos con sus cinco escaños en el Parlamento europeo. Reproducimos a continuación el artículo sobre ello de Diego Díaz.
Nueva política tras la Primavera Roja
Las vacaciones han rebajado la tensión política y social de la Primavera Roja española de 2014, pero puede ser solo un paréntesis estival. Este verano azul, no por evocar a Chanquete, sino al color de la sangre real, llega tras grandes movilizaciones populares, el ascenso de las izquierdas y la irrupción de Podemos en una primavera vertiginosa que se ha llevado por delante a Alfredo Pérez Rubalcaba y a Juan Carlos I. El Régimen del 78 ha respondido a la contraofensiva de los movimientos sociopolíticos con la acelerada coronación de Felipe VI.
Diego Díaz / Historiador.
El 22 de marzo cientos de miles de personas tomaron Madrid para manifestarse contra el Gobierno y la Troika bajo el lema “Pan, techo y trabajo”. Pese a ser una movilización convocada al margen de las direcciones de CCOO y UGT y con una clara hostilidad por parte de los grandes medios de comunicación, las Marchas de la Dignidad lograban reunir a aproximadamente un millón de personas en la capital, convirtiéndose en una de las mayores protestas de la historia democrática de nuestro país. Había comenzado una primavera vertiginosa en la que los movimientos sociales retomaban la iniciativa tras un invierno nada caliente en el que el PP parecía superar sus escándalos y consolidarse políticamente, tanto por las promesas de recuperación económica como por la ausencia de una alternativa ilusionante.
Si la victoria del movimiento ciudadano en el barrio burgalés de Gamonal frente a un megaproyecto urbanístico concebido a espaldas del vecindario, y la paralización de la privatización de seis hospitales públicos en Madrid tras meses de movilizaciones populares, habían supuesto a principios de año los primeros síntomas de optimismo y esperanza frente a una derecha aparentemente inexpugnable, la noche del 25 de mayo llegaría la confirmación de que en efecto existe masa crítica y posibilidades para un cambio más allá de la alternancia PP-PSOE. En unas declaraciones al digital eldiario.es, Iñigo Errejón, jefe de campaña de Podemos, calificaba las elecciones europeas de “bisagra entre el régimen de partidos viejo y un nuevo escenario político”.
Y es que como en Grecia o Italia, también en España la conjunción de crisis económica y política apunta a una implosión del sistema de partidos tradicional, con la emergencia de nuevos actores políticos como Podemos, el sorpasso de las izquierdas nacionalistas vascas y catalanas en sus respectivos territorios, y en general una tendencia a la fragmentación política. Para el periodista Javier Neira, esta renovación del sistema político puede venir también en el futuro de mano de una derecha alternativa al PP, liderada por jóvenes, beligerante en la lucha contra los nacionalismos periféricos, pero tan crítica con los bancos y las grandes constructoras como la izquierdas. Por el momento sin embargo, la iniciativa rupturista con el orden político establecido parece liderada por los partidos de izquierdas y los movimientos sociopolíticos surgidos a partir del 15-M.
Y en esto llegó Pablo
El arrojo y la chulería del discurso de Pablo Iglesias en la noche electoral, con una intervención que jamás habría hecho ni IU ni un partido de la izquierda radical, señalando que Podemos había perdido las elecciones porque se había presentado para ganar, pero advirtiendo que “en año y medio estaremos listos para gobernar”, colocaba por primera vez en el imaginario colectivo al partido de Iglesias como una alternativa real de Gobierno, y no como una formación que vaya a conformarse con ejercer el papel de Pepito Grillo en las instituciones.
Que Podemos ha nacido con vocación de fuerza ganadora no solo lo han percibido sus simpatizantes, que vienen desbordando los círculos desde el 25-M, sino también sus enemigos, que han hecho todo lo posible por desprestigiar a la organización, aireando por ejemplo los conflictos internos entre el entorno de Pablo Iglesias e Izquierda Anticapitalista, por otra parte existentes casi desde el primer día. En los ataques a la formación de Pablo Iglesias ha destacado el diario El País, que, como en la época de Julio Anguita al frente de IU, se está empleando a fondo contra lo que ya percibe como una alternativa real que puede superar al PSOE.
Según el periodista Pere Ruisiñol, la derechización imparable de El País, percibida incluso por sus lectores más “rocosos”, así como en general la percepción de que “el paisaje mediático no es de fiar”, abre espacio para el crecimiento de nuevos medios de comunicación, incluso para un futuro salto al papel, algo que para Ruisiñol es a día de hoy más un problema de dinero que de falta de lectores.
¿Frente de izquierdas?
La misma noche del 25-M, Cayo Lara se apresuraba a ofrecer a Podemos un pacto de izquierdas, tras haber rechazado meses atrás la oferta de Iglesias de una lista unitaria escogida mediante un sistema de primarias abiertas. El equipo de Podemos, consciente de las posibilidades de conectar con una mayoría social indignada con la “casta”, que vaya más allá del espacio tradicional de la izquierda, ha esquivado por el momento la propuesta con buenas palabras, señalando que siempre estarán dispuestos a dialogar con aquellas fuerzas que estén por la democracia y contra los recortes sociales, pero sin encerrarse en un espacio ya muy acotado como el de la izquierda del PSOE, en un momento como el actual en el que, como sostiene Errejón, la división es entre democracia y oligarquía. Una clave parecida a la de Julio Anguita, que en unas recientes declaraciones, interrogado por esta cuestión, abogaba más por construir un amplio frente ciudadano, en torno a un programa de mínimos, que por ceñirse a un frente de izquierdas.
Para Ruisiñol, “no está claro que IU y Podemos vayan a sumar más votos juntos”, ya que la formación liderada por Iglesias puede atraer votantes de centro y centro izquierda, o sin una adscripción política muy clara. Tres años después del 15-M, Podemos ha revelado la existencia de un amplio espectro social que, pudiendo compartir muchos de los valores y propuestas de las izquierdas, no siempre se siente representada por estas, o identificada con su estética, su retórica, sus tradiciones y su praxis. Porque casos como los de Moral Santín en Bankia, el de Ángel González en Asturias y Willy Meyer en Bruselas no ayudan mucho a la credibilidad de IU ante ese tipo de votantes. Con Podemos pisándole los talones, IU tendrá que emprender una acelerada renovación si no quiere quedar fuera de juego y dar mayor protagonismo a jóvenes promesas como el diputado Alberto Garzón.
Las víctimas políticas del 25-M
Los resultados electorales del 25-M se cobrarían en Rubalcaba su primera víctima, que anunciaba al día siguiente su dimisión al frente del PSOE, y una semana más tarde la cabeza de Juan Carlos I. El monarca abdicaba en su hijo Felipe con toda probabilidad forzado por las élites políticas y económicas, conscientes de que el país está entrando en territorio desconocido y que era necesario un relevo urgente en La Zarzuela para atajar la crisis de legitimidad de la Monarquía y aún más de todo el Régimen del 78.
La respuesta espontánea esa misma tarde con miles de personas en las calles españolas reclamando un referéndum y la fría acogida popular de la ceremonia de coronación revelan que Felipe VI no lo va a tener nada fácil para reconducir la situación, así como que la negativa del PSOE a promover una consulta ciudadana sobre la forma de Estado le va a pasar factura en próximos comicios, en los que una buena parte de sus tradicionales votantes pueden darle la espalda al considerarlo una parte más de la vieja política y del viejo régimen.
Según Pere Ruisiñol, vivimos un momento de “bunkerización” en el que quienes han manejado la vida política y económica de este país en las últimas décadas están tratando de blindar sus posiciones ante el temor a que se produzcan cambios políticos de profundidad. Una opinión que comparte Pablo Elorduy, del periódico Diagonal, para el que las elecciones municipales y la apertura de un proceso constituyente van a marcar con toda seguridad la agenda de los movimientos sociales y las izquierdas para el próximo curso.

Una de las movilizaciones por la III República tras conocerse la abdicación de Juan Carlos I. Foto / Pablo Lorenzana.
Candidaturas ciudadanas para 2015
El pasado mes se hacía pública la iniciativa municipalista Guanyem Barcelona / Ganemos Barcelona,liderada por la activista social Ada Colau y que busca el respaldo de toda la izquierda catalana y Podemos. Aunque los independentistas de la CUP han presentado algunas objeciones a la participación de ICV-EUiA en la alianza, tras haber sido durante años el socio menor del PSC en la Alcaldía, todo parece indicar que nadie se atreverá a presentar una lista alternativa si Colau finalmente se presenta a las municipales, si bien ahora mismo la izquierda independentista se haya fracturada a propósito de este tema, según fuentes cercanas a esta.
Ya en anteriores ocasiones tanto la CUP como ICV-EUiA habían ofrecido puestos en sus listas a Colau, que en aquel momento rehusó para seguir con su trabajo en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Colau se lanza ahora, en un momento mucho más favorable, con grandes posibilidades de ganar la Alcaldía, y con la suficiente fuerza como para imponer a ICV-EUiA una alianza electoral que vaya más allá de la mera sopa de siglas, y que signifique la disolución de los partidos en la candidatura, primarias abiertas o condiciones muy estrictas a los cargos públicos en materia de sueldo y dietas.
En Madrid, si bien todo está aún en una fase más embrionaria, también se está especulando con la posibilidad de configurar una lista municipal entre Podemos y activistas de los movimientos sociales agrupados en torno a Municipalia, un proyecto claramente emparentado con Guanyem Barcelona. Entre los posibles nombres que suenan como candidatos en los ambientes mejor informados de la Villa y Corte están entre otros los de Juan Carlos Monedero, la ecologista Yayo Herrero, el abogado de la PAH Rafa Mayoral, el presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos Nacho Murgui o la abogada del 15-M Lorena Ruiz Huerta.
Un nuevo varapalo del bipartidismo en las municipales y autonómicas podría conllevar importantes cambios y nuevos movimientos políticos de gran calado. Para Javier Neira el escenario municipal puede ser muy favorable a las izquierdas y a Podemos, incluso en una ciudad como Oviedo, tradicionalmente de voto conservador. Según el periodista, “es un tópico que Oviedo sea de derechas, pero las fobias y los prejuicios de la izquierda, sobre todo del PSOE, con respecto a la ciudad explican su reiterado fracaso”.
Para Neira, el próximo alcalde o alcaldesa puede salir de colectivos sociales como el desaparecido Centro Social Autogestionado La Madreña, “una persona de treinta y tantos con una relación normal con la ciudad”.
PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 33, JULIO DE 2014

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