
Santiago Alba Rico concluye la serie de opiniones sobre Cataluña.
Como un reto cívico y periodístico, ATLÁNTICA XXII ha ido recabando durante esta jornada la opinión de diversas personalidades asturianas sobre la situación de Cataluña, en una serie que concluye con las apreciaciones del filósofo y escritor Santiago Alba Rico, que transcribimos íntegras a continuación:
“El 1-O hubo una gigantesca movilización ciudadana, ampliada, valorizada y legitimada por la represión policial, pero una movilización no es un referéndum, por mucho que se traduzca en votos, y no permite la fundación democrática de una república catalana. Esto lo sabe el Govern y sus aliados, incluso la CUP, pero se ha llegado a un punto en el que ninguno de los implicados en el Procés, por razones y desde intereses diferentes, puede retroceder sin perderlo todo.
Enfrente,el Gobierno de España con su rey partidista -que defiende con modales castrenses su patrimonio borbónico- también es consciente de su responsabilidad, la primera y originaria, y es consciente de que un gesto suyo podría desactivar en parte la confrontación. Pero al Gobierno y sus aliados le importan muy poco las consecuencias y está dispuesto a cualquier cosa, incluso a resucitar el largo siglo XIX español (que llega hasta 1975) con tal de asegurar y ampliar su electorado y cubrir sus vergüenzas políticas y sus corruptelas.
Ojalá me equivoque, pero en estas condiciones -que el Gobierno gestiona con fría premeditación y que el Govern ya no controla- no hay vuelta atrás, entre otras cosas porque, incluso en el caso improbable de una desescalada del conflicto, la mitad de Catalunya ya no se siente española y no será fácil, en la España negra resurrecta, reintegrarla a un proyecto común. Rajoy ha reactivado a la ultraderecha, aún minoritaria, pero ya discursivamente hegemónica fuera de Catalunya.
Creo que hemos perdido una ocasión histórica de refundar democráticamente España -tras el 15-M y con la aparición de Podemos- y que, pase lo que pase esta tarde (sería una sorpresa que no hubiera algún tipo de DUI), la ruptura soñada se revelará más bien un descosido y un regreso. Naufragio en el que pueden desaparecer, igual que en el pasado, las voces sensatas (como la de Ada Colau) que defienden ese ‘otro Estado posible’ que mucha gente, otra vez inaudible, desea”.
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