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Atlántica XXII

Tiempo de preguntas y perplejidades

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Tiempo de preguntas y perplejidades

Paz AndrésPaz Andrés Sáenz de Santa María. Creíamos que estábamos curados de espantos pero algunos acontecimientos de los últimos días han vuelto a poner a prueba nuestra capacidad de asombro y de indignación. Los gastos de los ex directivos y consejeros de Caja Madrid utilizando tarjetas opacas, la revelación de la fortuna acumulada por José Ángel Fernández Villa, la gestión de la crisis del ébola en España, el Caso Pujol, el fraude del “pequeño Nicolás”, la Operación Púnica…  suscitan preguntas y producen perplejidades.

¿Cuándo empieza la relajación moral? ¿En qué momento una persona empieza a considerar normal pagar sus gastos particulares con el dinero de los impositores? ¿Se habrán sentido incómodos en algún momento o se habrán dicho a sí mismos que la poltrona que ocupaban -no por méritos sino por nombramientos a dedo- incluía tales prebendas como complemento natural? Ese sindicalista que durante tantos años controló la vida política de Asturias, poniendo y quitando cargos, premiando a los suyos y castigando a los tibios, ¿qué pensaría cuando pronunciaba aquellos vibrantes discursos enarbolando los valores socialistas y fustigando a los herejes? ¿Cómo se justifican quienes decidieron traer a los dos misioneros españoles y dejar en Liberia a Sor Paciencia invocando el argumento formalista de que no tiene nuestra nacionalidad? ¿Y no les dio vergüenza cuando interesadamente después la trajeron a España para obtener suero? ¿Durmió tranquilo el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid tras difamar a la víctima de las negligencias de la Administración? ¿De qué modo decide una familia de la burguesía catalana empezar a dedicarse a la rapiña, al tiempo que el patriarca ejerce de molt honorable y tras su retirada de la vida pública preside una fundación dedicada el fomento de la ética y los valores y a la promoción de un código ético para profesionales de la política? ¿Por qué callaron quienes inicialmente hablaron del 3%? ¿Qué país es éste en el que un impostor de veinte años de edad puede presentarse como agente del CNI y asesor de la vicepresidenta del Gobierno, tener presuntamente el apoyo de policías municipales y aparecer en recepciones reales sin que a nadie le llame la atención? ¿O es que servía a los intereses de otros? ¿Cuántas macrorredadas nos quedan por ver?

Las cosas no suceden por causalidad. Cuando la moral se relaja, la corrupción se extiende y el tráfico de influencias está a la orden del día, lo ilegal se convierte en normal, los ineptos se esconden tras la soberbia y lo insólito deja de llamar la atención. Eso es lo que pasa.

Ante tamaño cúmulo de despropósitos, la condena a 17 años y medio de inhabilitación del hasta ahora juez Elpidio Silva, por un delito continuado de prevaricación y dos delitos contra la libertad individual, causa estupor. En la sentencia, los dos magistrados que configuraron la mayoría le reprochan entre otras cosas que “desplegó una  voluntad decidida a investigar, de modo integral, toda la supuesta mala gestión del Sr. Blesa al frente de la Caja, adentrándose en una ‘inquisición general’  para descubrir cualquier delito conectado a los dos hechos denunciados”, mientras que el presidente de la Sala, que se quedó en minoría, recuerda sensatamente en su voto particular que el análisis de riesgos que supone la decisión sobre libertad o prisión no es nada fácil y que en la práctica diaria los tribunales de apelación acuerdan la libertad provisional de quien ha recurrido ante ellos la prisión preventiva, sin que ello traiga para quien la acordó consecuencia penal alguna.

Mientras tanto, en Asturias, con una capital tomada por las fuerzas de seguridad, se ha vuelto a reproducir  la burbuja anual de nuestra particular Arcadia feliz con reyes, princesas y discursos alabados por decir lo obvio. Pero, en esta ocasión, con más vallas y prohibiciones que nunca y más gaitas para silenciar el ruido. En fin, como diría Mafalda, “todos creemos en el país, lo que no se sabe es si a esta altura el país cree en nosotros”.

PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 35, NOVIEMBRE DE 2014

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