Xuan Cándano / Director de Atlántica XXII. No por esperada ha dejado de provocar un sentido pesar la noticia del cierre de La Voz de Asturias, 89 años después de su nacimiento. El periódico era un muerto que gozaba de muy buena salud, había superado crisis, ERES y reconversiones y cuesta hacerse a la idea de
que esa cabecera histórica, por la que pasaron tantos y tan buenos periodistas, ya no acude a diario a su cita con los lectores.
El cierre llegó sin previo aviso, en vísperas de que la empresa tuviera que hacerse cargo del pago de 80.000 euros en impuestos. El enfermo no superaba su agonía y el administrador que llevaba el concurso de acreedores, Ignacio Marroquín, ya no encontró más motivos para prolongarla.
Se convocó una asamblea de trabajadores en la sede del periódico, que no hizo más que certificar la defunción. Se expuso la cruda realidad. El periódico llevaba en crisis y en pérdidas desde hace años y estaba sin empresa desde el 11 de enero, cuando el concurso de acreedores puso fin a la gestión de Mediapubli, filial de Mediapro, que había adquirido el periódico en 2010. El cierre de Público, que abastecía buena parte de la paginación de La Voz de Asturias, fue el principio del fin.
La asamblea fue larga y emotiva. Se expuso el fracaso de las negociaciones para la venta del periódico. Las dos ofertas más relevantes se mantuvieron hasta el final, pero no llegaron a cuajar. La más importante era la de La Voz de Galicia, que llevaba tiempo deseando desembarcar en Asturias para competir con Prensa Ibérica, el grupo liderado por el diario ovetense La Nueva España, que en los últimos años se hizo con varias cabeceras en Galicia. Pero La Voz de Galicia bastante tiene con capear su crisis: acaba de poner en marcha un ERE que afecta a 57 trabajadores.
La segunda oferta que se manejó hasta el final fue la de la editorial asturiana Trea, de Alvaro Huici, un prestigioso editor cercano al PSOE, tanto que fue concejal en Gijón con los socialistas. Pero a Trea le faltaba capacidad financiera para acometer la aventura de La Voz de Asturias, donde editaba un suplemento cultural (El Cuaderno), que al parecer aspira a sobrevivir.
Al final se planteó que Trea se hiciera cargo del periódico el 1 de junio y La Voz de Galicia se comprometía a aportar hasta esa fecha el papel y la impresión. Mediapubli se haría cargo del resto en ese intervalo de tiempo. Esa posibilidad se debatió en la asamblea y parte de la plantilla se mostró dispuesta a trabajar gratis hasta el 1 de junio. También, a través de su presidente José Antonio Bron, la Asociación de la Prensa de Asturias se mostró dispuesta a ayudar aportando dinero. Pero todo se desechó, porque no parecía otra cosa que un parche más a última hora, y la asamblea se resignó al cierre. Los trabajadores no quisieron sacar tres números más, como se les propuso. Se pierden 39 empleos directos y 26 más indirectos.
La Voz de Asturias nunca dejó de tener excelentes periodistas en su plantilla, hasta en su última redacción, pero la calidad y la credibilidad del periódico habían caído en picado en los últimos tiempos, a la vez que las ventas, que no llegaban a los diez mil ejemplares. Y esa fue la verdadera puntilla para el periódico. Desde hacía tiempo su vinculación al PSOE era evidente, pero en su última etapa verdaderamente llamativa.
La Voz de Asturias estuvo en el centro de una operación política anterior a las elecciones autonómicas de 2011, fraguada en negociaciones secretas entre el entonces presidente del Principado, el socialista Vicente Álvarez Areces, y el responsable de Mediapro, Jaume Roures. El acuerdo final supuso la compra por parte de la televisión autonómica asturiana TPA de los millonarios derechos del fútbol y la Fórmula 1 a Mediapro, que a su vez adquirió La Voz de Asturias. La operación llevó a la dirección del periódico ovetense a Juan Carlos Cuesta, periodista de confianza del PSOE que hasta entonces ejercía labores de jefe de informativos en la TPA. Aquel acuerdo levantó un cierto escándalo, no tanto por el control político de la información que suponía, sino porque en Asturias se podía ver en abierto en otro canal televisivo lo que pasó a ofertar TPA a costa de una gran aportación de dinero público. El contrato entre TPA y Mediapro se rompió recientemente tras la llegada del Foro Asturias de Francisco Álvarez-Cascos al gobierno.
Fundado por el empresario José Tartiere en 1923, La Voz de Asturias estuvo en sus primeros años vinculado a la burguesía industrial asturiana y especialmente a la ciudad de Oviedo. El equipo de la ciudad, el histórico Real Oviedo, que ahora deambula por Segunda B, nació prácticamente en el periódico. Durante el franquismo tuvo cierta aureola liberal e incluso tibiamente opositora, en la etapa final de la dictadura y en la transición. Aunque ciertamente en aquella época, bajo la propiedad del empresario gallego Amado de Lema, la situación era un tanto esquizofrénica. De cara a los lectores el periódico era aperturista y progresista, pero su política laboral interna era verdaderamente esclavista y los despidos y las denuncias eran continuos. Nadie como Lorenzo Cordero, articulista y subdirector, personificaba aquella hipocresía. Columnista antifranquista, de los “compañeros de viaje” del PCE de la época, Cordero era también el editorialista del periódico y el vasallo más fiel de Amado de Lema. Puedo contar con rigor y extensión aquel capítulo de la historia del periódico, porque yo mismo fui uno de los muchos redactores despedidos entonces. En mi caso por enfrentarme a Cordero por la censura atroz a la que sometió a una entrevista que le hice al periodista Gregorio Morán cuando acababa de sacar, a principios de los años ochenta, su libro Los españoles que dejaron de serlo. Hartos de represión laboral y esclavismo, los trabajadores echaron a Amado de Lema tras una larga y épica huelga secundada por la inmensa mayoría de la plantilla, a pesar de que la empresa resistió todo lo que pudo sacando el periódico en condiciones muy precarias con un pequeño grupo de esquiroles, alguno llegado para ello de fuera de Asturias.
De aquella, La Voz de Asturias se le había subido a las barbas a La Nueva España, el periódico fundado por el Movimiento Nacional en Oviedo sobre las cenizas del histórico diario socialista Avance. Pero la privatización de la antigua prensa del Movimiento supuso el lanzamiento de La Nueva España y el largo principio del fin de La Voz de Asturias, que acaba de concluir. Derribado Amado de Lema se hizo cargo del periódico el grupo catalán Zeta y, con Faustino F. Alvarez en la dirección, La Voz de Asturias padeció una verdadera persecución por parte del entonces alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, que le privó de publicidad institucional y de distribución en los centros públicos municipales.
Con el cierre de La Voz de Asturias, la autonomía asturiana, que llegó a tener ocho cabeceras en el mercado durante la transición, se queda con dos periódicos, La Nueva España en Oviedo y El Comercio en Gijón. Como Vocento, propietaria de El Comercio, no parece tener mucho interés por los medios escritos, los más pesimistas temen que a medio plazo el monopolio en el sector sea total en Asturias.
No es del todo cierto que cuando cierra un periódico se pierda pluralidad, porque en la prensa española reina desde hace tiempo el bipartidismo y el poder mediático se reparte entre el PSOE y el PP. Pero es indudable que la información pierde otra voz, aunque no sea muy distinta de las demás. Y lo más doloroso es que otro puñado de periodistas y trabajadores se va a la calle, cuando la crisis se ceba especialmente en sectores como el de la comunicación.
Los periodistas nunca debemos ser noticia, dice una norma no escrita. Pero ahora lo somos por llenar las oficinas del paro.
Koldin
lunes, 7 mayo (2012) at 12:40
Cuando nacimos algunos, incluido el señor director de esta publicación, en Asturias, se editaban seis periódicos diarios: tres en Oviedo, dos en Gijón y uno en Avilés. A ello, había que sumar las hojas del lunes y El Oriente de Asturias. ¿Qué queda de la prensa escrita?. Queda lo que queda, y gracias. Y, además, como reza el dicho: «cuando no hay publicidad, resplandece la verdad».
Lo de «La Voz de Asturias» se veía venir. Era un enfermo crónico desde hace más de treinta años. Incluso desde antes de los «follones». Lo de Mediapro habrá que analizarlo en su momento. Pero, querido Xuan: en la Prensa asturiana, ya no hay bipartidismo, o sí, pero de otra manera.