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Atlántica XXII

Vino, rosas, dinero y broncas del gabinismo

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Vino, rosas, dinero y broncas del gabinismo

Gabino de Lorenzo practicó con éxito el populismo cuando el término no se usaba en la política española. Foto / Mario Rojas.

Gabino de Lorenzo se retira de la política a los 75 años adelantándose a su cese como Delegado del Gobierno en Asturias. Sus 21 años en la alcaldía de Oviedo combinaron grandes éxitos como la peatonalización y la limpieza de la ciudad con enormes escándalos que siguen pagando los ovetenses a costa de obras megalómanas. Algunos de ellos llegaron a los tribunales de justicia, pero las denuncias nunca prosperaron. ATLÁNTICA XXII se ocupó de De Lorenzo y el gabinismo en su número 11, en noviembre de 2010, en medio de una de las continuas crisis del PP en Asturias. Lo reproducimos ahora.

LA BRONCA ENTRE GABINO Y CASCOS ALIENTA OTRA RUPTURA INTERNA EN EL PP ASTURIANO

Derecha al abismo

Totalmente roto y desangrado por la bronca interna entre Gabino de Lorenzo y Francisco Álvarez-Cascos, el PP asturiano no parece un partido, y mucho menos democrático. Odios, banderías y sed de venganzas anidan en una organización donde brillan el dinero y los intereses.

Xuan Cándano / Periodista.

Derecha es sinónimo de negocios. En realidad la política huele a intereses y dinero por todas partes, pero a los partidos de la derecha parece que se llega, sobre todo, por el irresistible brillo del vil metal.

En el núcleo fundador de Alianza Popular de Asturias, el gran partido de la derecha tras la muerte de Franco, había pocas personas y mucho dinero. En la cúspide estaba el oftalmólogo Luis Fernández-Vega, pero quien más dinero aportaba era Martín González del Valle, barón de Grado y presidente de Hidroeléctrica del Cantábrico, a través de uno de los “pioneros” de AP, Francisco Cimadevilla.

Por allí aterrizó un joven profesor de Formación del Espíritu Nacional, Isidro Fernández Rozada, que aspiraba a un puesto remunerado como secretario, o a lo que fuera, en aquella sucursal asturiana de la AP de “los siete magníficos”. Simpático, gran contador de chistes y tan laborioso en aquellos años que pateó Asturias entera montando el partido, Isidro pronto tuvo cargos públicos remunerados y su carrera política fue creciendo a la vez que su patrimonio, que debe mucho a los créditos irrisorios que Cajastur ofrece a los políticos que están en sus órganos de control. Hoy es dueño de numerosas propiedades inmobiliarias, entre ellas el piso en la calle ovetense Manuel Pedregal donde tiene la sede el PP de Asturias, que le abona 3.000 euros mensuales de alquiler. Suyo también es un piso situado enfrente, donde hasta hace un par de años estaba la sede del PP ovetense.

El Caudillo, Arjona y ‘El Chino’

De la mano de Isidro, que entonces ya era presidente, llegaría Gabino de Lorenzo a AP en 1983, aunque venía avalado por Luis Fernández-Vega. Pero la ascensión de Gabino, ahora caudillo de la derecha asturiana, se iniciaría con su entrada como concejal en el Ayuntamiento de Oviedo en 1987 y sobre todo desde su acceso a la Alcaldía en 1991, ya con el PP.

En su rodaje municipal Gabino contó con la ayuda inestimable del concejal y abogado Pedro Sánchez Arjona, que en su juventud se movía entre los sectores más ultras del franquismo. Entonces inseparable del alcalde ovetense, del que hoy está totalmente distanciado tras ser una de las primeras víctimas de las purgas de Gabino, Sánchez Arjona abandonó la política por la puerta de atrás, pero probablemente no le importe mucho a este antiguo empleado de banca que ha acumulado en estos últimos años un importante capital, invertido en varias propiedades inmobiliarias. El que fuera director de Cinturón Verde, la empresa que gestionó desde el Ayuntamiento una de las mayores operaciones urbanísticas de la capital asturiana, contaba hace pocos años con un piso en la zona de El Milán, donde se acumulaban regalos que recibía de empresas, y otros dos en la calle Pedro Masaveu (uno de ellos su bufete), aunque vive en la calle Campomanes. También tiene en Caravia un vistoso chalet y un picadero de caballos. Su importante colección de arte está repartida en algunos de estos inmuebles.

En las funciones de asesor y hombre de confianza, a Sánchez Arjona lo sustituyó Luis Gómez. Apodado ‘El Chino’, Luis Gómez fascinó a Gabino por una inteligencia privilegiada que no cuestionaría su mayor enemigo. Militante de un partido maoista en la Universidad, el economista Luis Gómez es un lince para los negocios, las operaciones financieras y las cuentas, como demostró siempre a la sombra y al lado del alcalde, que entonces comenzaba a convertirse en un líder populista. Se habían conocido en la CRUE, un organismo con el que el Principado se hacía la ilusión de participar en la gestión de las empresas públicas cuando Asturias era Inilandia. Allí se conocieron también Gabino y el sindicalista José Angel Fernández Villa, que hicieron muy buenas migas. El famoso pacto SOMA-PP, que continúa en vigor, aunque el sindicato se haya diluido en el PSOE, arranca con el fichaje por el Ayuntamiento de ‘El Chino’, vinculado al entonces todopoderoso sindicato minero.

De Lorenzo cuando era alcalde de Oviedo, disfrazado durante la presentación de una programación de zarzuelas. Foto / Mario Rojas.

Convertido ya en un yupi y en un exitoso ejecutivo agresivo, ‘El Chino’ se fue en 2001 al sector privado para montar Start Up, una empresa de protección de datos y seguridad de la información, aunque realmente nunca perdió contacto con la vida municipal, porque muchos de sus clientes son los empresarios que conoció en el Ayuntamiento. Su información personal también es muy valiosa y segura, porque se dice que tiene una amplísima documentación, grabaciones incluidas, de su paso por el Ayuntamiento. También un agudo sentido del humor. En reuniones de trabajo se presenta diciendo “soy Luis Gómez y me dedico al tráfico de influencias”. Paga a sus empleados en dólares.

Tampoco Gabino de Lorenzo perdió su relación con ‘El Chino’ desde que dejó el Ayuntamiento. Start Up montó la página web de Yeguada Picos de Europa, donde el alcalde invirtió parte de su abundante patrimonio.

Vino y rosas del gabinismo

Hijo de un modesto portero del Instituto Nacional de Previsión, el alcalde es un hombre hecho a sí mismo que obtuvo el título de ingeniero de Minas en la Universidad de su ciudad. Quizás por su origen y en rechazo al Oviedo clasista y altanero que despreciaba a todo el que no sabía vestir un esmoquin, Gabino presume de no ir al Club de Tenis y prefiere la zarzuela a la ópera. Curioso contraste el del pepero De Lorenzo con su antecesor, el socialista Antonio Masip, emparentado con una saga de banqueros como los Herrero, hijo de un alcalde franquista y representante, probablemente a su pesar, de ese “Oviedín del alma” tan rancio, pero aún tan influyente.

Gabino fue boxeador, presidente de la Federación Asturiana de Boxeo y le gusta tanto el flamenco que presidió la peña “Enrique Morente”. También la juerga, la noche y las buenas bebidas. Disfruta como un niño disfrazándose en público y tiene vocación por la farándula desde joven, cuando formaba una pareja de cómicos con el periodista Ramón Sánchez Ocaña.

En el Oviedo de entresiglos, de finales del XX y primeros del XXI, la gran época del gabinismo y de la cultura del pelotazo en España, cuando los negocios, a golpe de ladrillo, se hacían en los grandes restaurantes y las barras de los bares, incluso los de alterne, Gabino ejercía tanto de alcalde como de impenitente noctámbulo. En uno de los pubs de moda, casi a la sombra de la Catedral, bebía el whisky por botellas. Aunque no terminara la de Cardhu, lo que no era inusual, abonaba siempre las 15.000 pesetas que costaba. Allí, tanto él como algunos de sus concejales alternaban con empresarios como Fernando Álvarez, el promotor de la urbanización de Montecerrao, o con Miguel Ángel Menéndez del Fueyo, el dueño de Comamsa, entonces amigo del alcalde y hoy su bestia negra por el conflicto de Villa Magdalena. En el restaurante Casa Arturo, cuando estaba en La Bolgachina, las veladas se prolongaban tanto que a veces el alcalde se quedaba a dormir.

¡Qué tiempos aquellos de vino y rosas, cuando en toda España el que no se enriquecía era tonto, y los vicios y los placeres de la noche no entraban solamente por los ojos y la boca! El éxtasis en Oviedo fue en 1994, cuando toda una troupe de bailarinas, presentadores y boxeadores acompañaron a Mickey Rourke, un actor en declive a causa de la droga, que llegó a la ciudad contratado por el Ayuntamiento para participar en una velada de boxeo. El Consistorio le pagó 20 millones de pesetas y allí mismo, en un sofá, apareció Rourke noqueado por alguna sustancia ilegal en la jornada del show. La juerga acabó con una bronca en la discoteca La Real y una orgía en el Hotel de la Reconquista digna de una película del protagonista, aunque no faltó en el reparto algún extra local.

Gabino de Lorenzo con Francisco Álvarez-Cascos. Su enfrentamiento precipitó la salida del exvicepresidente del Gobierno del PP y la fundación de Foro Asturias. Foto / Mario Rojas.

Se acabó la juerga

Estos despilfarros caracterizan tanto al gabinismo como sus planes de choque o la peatonalización, que tantos réditos políticos y fama de eficaz le dieron al alcalde del PP. Y la astracanada de Rourke o las comidas y bebidas a espuertas y gratis total en el “Fartódromo” -así bautizó el ingenio carbayón al gran comedor popular, no precisamente para los pobres, de la plaza de Trascorrales- son minucias comparadas con los proyectos megalómanos y millonarios, como el Hípico “El Asturcón”, que costó 4.000 millones de pesetas. Pero el último gran despilfarro es tan gigantesco que amenaza con llevarse por delante, no ya al gabinismo, sino a uno de los Ayuntamientos más endeudados de España. La expropiación del palacete de Villa Magdalena costó a las arcas municipales en 1996 3,1 millones de euros, pero la irresponsabilidad y la soberbia de Gabino obligan al Ayuntamiento a pagar ahora otros ¡62,8! El alcalde se negó a consignar el dinero que pedía por la retasación del palacete el constructor de Comamsa Miguel Angel Menéndez del Fueyo y la deuda se disparó hasta llegar a esta astronómica cantidad.

Gabino se sacó de la chistera uno de sus conejos y pactó con su antiguo amigo el pago de la deuda regalándole el subsuelo del corazón de Oviedo para construir un aparcamiento de 1.500 plazas bajo el parque de San Francisco, que correría un serio peligro. Aunque el gran pelotazo para Menéndez del Fueyo serían las 250 viviendas en la zona de Los Prados incluidas en la operación. El trueque ha enfrentado al alcalde con los Masaveu, la gran familia financiera asturiana, que se niega desalojar el parking de La Escandalera de su propiedad y defiende sus derechos en los tribunales. Alicia Castro Masaveu, ahora ocupada en los negocios familiares desde que abandonó la política, también está en pie de guerra contra Gabino, a quien estuvo estrechamente vinculada cuando fue concejala. Por esos milagros que surgen al mezclarse la política y los negocios, Alicia Castro hace ahora guiños a la oposición, incluso a Roberto Sánchez Ramos, ‘Rivi’, el comunista solitario del Ayuntamiento, aunque el concejal de la Asambiea de Ciudadanos por la Izquierda (AZCIZ) se basta él solito para plantarle cara al gabinismo. Una denuncia de Rivi, una más, a la que hay que sumar otra de Izquierda Unida, ya ha sido admitida a trámite por la Unión Europea, que amenaza con paralizar “el amagüestu” del parque de San Francisco, como hizo con la chapuza del Palacio de Justicia de Oviedo, otra operación donde se observa la pervivencia del pacto carbayón PSOE-PP.

Gabino dejará al Ayuntamiento en la ruina o a la ciudad sin patrimonio, pero el suyo ha ido aumentado mientras ocupaba el sillón de la Alcaldía, aunque no asiste casi nunca a los plenos. Al alcalde siempre le gustaron los negocios desde que comenzó a trabajar. Fue gerente y socio mayoritario de Aglomerados Lormo, constituida en 1974. En el año 1986 se produjo una solicitud de suspensión de pagos al tener esta empresa un pasivo superior a los 10 millones de pesetas, según desveló en 2008 el PSOE en un rifirrafe local. Adeudaba además -paradoja grotesca- 2.100 euros al Ayuntamiento ovetense. Más tarde participó en un negocio de juegos (billares) con Severino Trabadelo, dueño de Trasancar, una empresa ubicada en el polígono del Espíritu Santo. La oposición también investigó su posible relación con una empresa dedicada a “la fabricación de productos refractarios para la industria siderúrgica y metalúrgica“ mientras Gabino era un prestigioso ingeniero en Ensidesa, donde ejerció de jefe de División en el alto horno de Veriña. Pero nunca encontró relación alguna.

Lo que es indudable, porque es público y notorio, es que amasó un notable patrimonio, con el que ahora disfruta de su jubilación, el tiempo que no le resta la actividad municipal. La mayor parte lo pasa en su gran mansión de Benia de Onís, donde están los caballos de la Yeguada Picos de Europa, una empresa que fundó y después transfirió a sus hijos. A raíz de una denuncia de ASCIZ sobre esa yeguada De Lorenzo ofreció -en La Nueva España, su periódico de confianza- algunas cifras sobre la génesis de ese patrimonio: de 1985 a 1997 afirma que, entre él y su esposa (que trabajaba en Radio Nacional), ingresaron 162 millones de pesetas por rendimientos del trabajo; también en esa época, la herencia recibida de sus padres -piso en Salesas y chalet en León- y la indemnización que obtuvo cuando dejó Ensidesa sumaron otros 60 millones de pesetas.

En notificación oficial por escrito ante el Ayuntamiento en 2008, Gabino declaró dos viviendas, un garaje y un trastero en Oviedo, un apartamento con garaje en Torrevieja y la casa con sus 4,5 hectáreas de finca en Benia. Su capital, repartido entre cuentas bancarias, valores, depósitos, un fondo de inversión y un crédito solidario, se elevaba según su declaración a 101.254 euros. Y del Ayuntamiento, incluyendo los 19.076 euros de la jubilación cobrados de junio a diciembre, había obtenido 74.548 euros.

Cascos viene a hacer limpieza

De Lorenzo maneja a su antojo en Asturias a un PP en el que su presidente Ovidio Sánchez es un títere al que humilló publicamente hace ya tiempo y al que ahora ha convertido en un convidado de piedra en su bronca con Francisco Álvarez-Cascos, que ha puesto al partido al borde de la ruptura. El PP hoy no es un partido, sino una organización de banderías, sin mando ni jerarquía, con un grupo parlamentario en la Junta General totalmente dividido y una estructura municipal inexistente. No se reunen ni su grupo parlamentario ni sus órganos de gobierno, y cuando lo hacen es convocados por Gabino de Lorenzo, en el Ayuntamiento o en un restaurante ovetense. Y de las invitaciones están excluidos los partidarios de Álvarez-Cascos.

La crisis interna amenaza con trasladarse a su grupo municipal. José Suárez Arias- Cachero, ‘Felechosa’, fue apartado del grupo popular y de la concejalía de Cultura, acusado de favorecer desde el Ayuntamiento a un negocio familiar de mensajería en el que su hermano tiene el 10% de las acciones y donde trabajaba un cuñado. ‘Felechosa’ reconoció su error al firmar ocho facturas por valor de algo más de 8.000 euros. También se entrevistó con algunos empresarios para recomendar la contratación de la empresa familiar, pero eso no es ilegal ni lo considera incorrecto. Un empresario ovetense dijo a esta revista que Felechosa condicionó contrataciones municipales a su empresa a las que mantuviera con la mensajería, aunque el concejal lo niega.

Durante el mandato como alcalde de De Lorenzo las denuncias de la oposición y las movilizaciones populares fueron frecuentes. En los tribunales no prosperaron las denuncias. Foto / Mario Rojas.

Pero no parecen esas las causas de la defenestración de ‘Felechosa’, sino su público apoyo a la candidatura de Álvarez-Cascos a la presidencia del Principado. El allerano, que comenzó su andadura política en las juventudes del Movimiento Comunista de Asturias y pasó por Unidá Nacionalista Asturiana y la URAS antes de entrar en el PP, aspiraba a ser consejero de Cultura en su futuro Gobierno de Cascos.

Aunque de manera más tibia, la concejala Carmen Manjón también ha roto las filas gabinistas. Y aunque el resto mantienen la fidelidad al alcalde, hay al menos otra media docena de concejales casquistas en el Ayuntamiento.

De Lorenzo apoyó a Álvarez-Cascos para la candidatura popular, pero sacó el hacha de guerra cuando el exministro no cedió en sus pretensiones de aceptar la oferta con la condición de tener las manos libres para hacer una limpieza en el partido. Ambos solo se reunieron para abordar el tema el 8 de marzo en el restaurante El Frontón, en la calle Pedro Muguruza de Madrid. Cascos reconocía el control de Gabino sobre el partido, pero rechazó la lista electoral para la candidatura autonómica que llevaba el alcalde. Exigía a cambio total autonomía para confeccionar la suya, de la que pretende excluir a una buena parte de la actual dirección del PP asturiano y a muchos de los parlamentarios.“Aquí se está hablando de puestos de trabajo, de mantener el sillón, no del interés general“, dice Pelayo Roces, el hombre de confianza de Cascos en Asturias.

En la comida el alcalde pidió la mediación y la ayuda del exministro ante Fernando Masaveu, para desbloquear el conflicto de la gran obra en el centro de Oviedo que pretende saldar la deuda de “Villa Magdalena“. Pero Cascos, que mantiene una buena relación con la cabeza visible del grupo empresarial familiar, se negó, algo que no contribuyó precisamente a despejar la candidatura popular al Principado.

En junio Cascos presentó un informe a Ana Mato, secretaria de organización del PP, pidiendo una especie de primarias en Asturias en un congreso extraordinario, donde tendría todas las bazas para imponerse, porque cuenta con el apoyo de las bases. Una posibilidad que nunca incluyó en los estatutos del PP cuando fue su secretario general con mano de hierro.

Con el partido deshecho y desangrándose y Mariano Rajoy ejerciendo de don Tancredo, la guerra popular asturiana se encona cada día más, aunque en una entrevista en la sede del PP nacional con Ovidio Sánchez el gallego le echó un rapapolvos.

La situación del PP asturiano roza el surrealismo, con un bronca que recuerda a la que provocó la escisión de la URAS, provocada ahora por un candidato que ni siquiera se ha postulado. Solo lo ha hecho la concejala ovetense Isabel Pérez Espinosa, elegida candidata por el dedazo del alcalde. Los enemigos de Cascos, un político de modos tan militares que arranca los teléfonos, como hacía su maestro Manuel Fraga, achacan su silencio a su soberbia. Pero también parece una estrategia que le puede dar sus frutos. Aunque sea a costa de romper de nuevo al partido. Si es que al PP asturiano se le puede llamar partido.

PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 11, NOVIEMBRE DE 2010

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