
Un momento de la mesa redonda ‘El periodismo ante la violencia de género’, organizada por la Asociación de la Prensa de Oviedo. Foto / Imanol Rimada.
Elena Plaza / Periodista.
“La profesión periodística española no está haciendo las cosas tan mal en el tratamiento de la violencia machista contra las mujeres”. Así de categórica se mostraba la experta en violencia de género y medios de comunicación Pilar López Díez en el marco de la mesa redonda ‘El periodismo ante la violencia de género: una toma de conciencia’, organizada en el Teatro Campoamor por la Asociación de la Prensa de Oviedo y el Ayuntamiento de Oviedo.
Un total de 15 periodistas en la sala, contó López Díez, entre las que se encontraba la mesa, compuesta por Patricia del Gallo, redactora de TPA y de ATLÁNTICA XXII, Chelo Tuya de El Comercio, Marián Martínez de La Nueva España y Susana D. Machargo de La Voz de Asturias y moderadora.
Abrió la jornada la investigadora señalando que desde hace veinte años en España se cambió la manera de informar y que el hito lo supuso el ‘caso José Parejo Avivar’, y no ‘caso Ana Orantes’ (la mujer que fue quemada por su ex después de denunciar sus años de maltratos en Canal Sur), señalando que tratar los casos por el nombre de la víctima es revictimizarlas, poniendo el foco en ellas en lugar de en los asesinos.
López Díez recalcó que la violencia de género, o violencia machista, está muy bien conceptualizada (una labor destacable de cómo se han hecho las cosas en España frente a otros países) y que es, simple y llanamente, la violencia ejercida por hombres contra las mujeres para someterlas y dominarlas, y que cuando reciben un No por respuesta por parte de ellas se produce el asesinato, la punta del iceberg de toda esta violencia continuada.
Su repaso por la parte teórica de cómo deben hacerse las cosas recorrió y comparó la situación en España frente a otros países del entorno, destacando en general el buen hacer de la profesión periodística en este país, recordando legislaciones y corrientes investigadoras. En este espectro señaló la importancia de los medios de comunicación a la hora de formar a la audiencia y de la importancia de huir de los estereotipos y roles de género, base de la violencia de género, y de las fuentes oficiales, como las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, grandes filtros de la información, para acudir a los testimonios de verdaderas personas expertas en la materia en lugar de los típicos comentarios de vecindario señalando los tan manidos y nada realistas “parecía una persona tan normal”.
Reclamó que se huyera de informaciones que nada aportan y que justifican las actuaciones injustificables de los asesinos, disculpándolos y presentándolos como alcohólicos, desempleados, toxicómanos… ya que no existe un perfil de maltratador en concreto, sino muchos, entre los que también se encuentran consejeros delegados, jueces y cargos similares, ya que los protocolos de actuación de las autoridades no contemplan recabar este tipo de información sobre su máximo cargo en la empresa “porque no interesa que se sepa”.
Destacó también la importancia de no culpabilizar a las víctimas, poniendo como ejemplos más cercanos a Diana Quer, a la que se juzgó “por andar a esas horas por ahí”, o a la mujer violada por los cinco de La Manada. “Si una mujer no puede andar libre y sin miedo por la calle… como la peregrina desorientada asesinada a golpes en Castrillo de Polvazares (León). Se pone el foco en el inadecuado comportamiento de las mujeres y no en la actuación criminal del asesino”, incidió.
“No debemos confundir este tipo de noticias de asesinatos por violencia machista con simples sucesos. Un suceso es una explicación individual a un hecho individual. Y aquí estamos hablando de un problema estructural de toda la sociedad. La pregunta básica es por qué ocurre esto y en la mayoría de las informaciones no aparece explicado”, concluyó.
A continuación las periodistas integrantes de la mesa hablaron de su día a día, de sus problemas a la hora de conseguir la información de fuentes fiables y oficiales, denunciando que “no les gusta que se hable de este tema, de hecho rara vez aparece violencia machista que no sea el asesinato. Tendríais que ver cómo están los juzgados de violencia los lunes después del fin de semana”, como afirmó Patricia del Gallo, quien añadió que existen protocolos autorreguladores de los medios de comunicación que “en ocasiones simplemente están colgados de las paredes, y si no se cumplen tampoco pasa nada”.
Por su parte Marián Martínez señaló que “tenemos que cuidar mucho cómo lo decimos y, ante la falta de información oficial realizar una labor de investigación que tenemos que hacer y seleccionar lo que se publica y lo que no. Hay casos de los que conseguimos información que ayudaría a la gente a entender muchas cosas, pero consideramos que no es publicable. Tenemos una legislación muy garantista, mucho, por eso siempre se habla de presunto aunque todos lo hayamos visto”.
En su intervención habló también de “lo que nos gusta en general el chafardeo. Hay una línea muy delgada entre la información y el amarillismo”. Lo que tiene claro es que “hay que contar lo que ocurre para que otras mujeres no caigan en ello y se identifiquen como víctimas de violencia machista”, señalando el porcentaje tan grande de mujeres menores de 20 años que lo son y que no son conscientes de ello.
Chelo Tuya en su turno de intervención también quiso incidir en la precarización de la profesión periodística y cómo esta situación condiciona la calidad del desempeño de la labor de los profesionales.
La convocatoria, abierta a todos los públicos, en la que casi la totalidad eran mujeres, dio también el turno de palabra a las personas asistentes, quienes pudieron exponer sus apreciaciones y compartirlas con las integrantes de la mesa redonda, reclamando, entre otras cosas, una mayor formación en perspectiva de género y su importancia a la hora de trabajar en este camino para cambiar la sociedad, incidiendo en la educación como pilar básico a la hora de erradicar la violencia machista.
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