
Foto: Mario Rojas
El nuevo secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, estuvo en Asturias, en el primer acto tras su elección, para ratificar a Javier Fernández como candidato socialista a las elecciones del próximo 25 de marzo. Como era previsible, volvió a Madrid sin decir ni una palabra sobre sus relaciones, personales y de partido, con los implicados en el escándalo de corrupción más grave ocurrido en Asturias. Pero su silencio no puede esconder el protagonismo determinante que el Caso Marea está alcanzando en este inicio de campaña electoral en Asturias. La mitad de los primeros nombres tachados de la lista electoral socialista están marcados por la alargada sombra de una trama de corrupción monumental que apenas ha resonado fuera del Principado.
El Caso Marea ha salpicado a la Administración pública asturiana –desde consejeros a decenas de funcionarios-, partidos políticos, sindicatos, empresarios, Universidad…Un escándalo de corrupción sistémico que ha encarcelado, entre otros, al exconsejero de Educación, José Luis Riopedre, y a su mano derecha, María Jesús Otero. El secretario general del PSOE conocía personalmente a Otero por sus visitas vacacionales en Llanes durante los últimos veinte años, donde Otero hizo negocio con numerosas propiedades de turismo rural de lujo y ha sido imputada por enriquecerse con negocios ilegales, evasión de impuestos y supuesta prevaricación desde su cargo en el gobierno.
Rubalcaba era vicepresidente del gobierno cuando Otero y Riopedre fueron enviados a prisión. Ahora el secretario general socialista viene a Asturias a dar su visto bueno a la candidatura de Javier Fernández que en las pasadas elecciones autonómicas incluyó en sus listas a varios nombres vinculados por el sumario con el Caso Marea. Muchos de los que han sido borrados hoy de la lista deberán despejar dudas sobre su gestión de los fondos públicos en estos últimos años y alguno, como Mercedes Álvarez, exconsejera de Cultura, podría volver a ser requerida por la justicia esta vez sin su condición de aforada. La instrucción de los jueces Pandiello y Sorando ha destapado decenas de delitos de corrupción, prevaricación, cohecho, tráfico de influencias, fraude y negociaciones prohibidas a los funcionarios. Hace unos días fueron imputados otros seis cargos públicos. El contenido del sumario hace presumir que la instrucción del caso seguirá creciendo.
El escándalo salpica también al PP, sobre todo al entorno del exalcalde de Oviedo y hoy delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo, enfrentado a Cascos y actor principal de la ruptura con el PP del exvicepresidente del gobierno de Aznar. La ofensiva del partido de Cascos, FORO, ha comenzado con la exigencia de explicaciones a Rubalcaba por el Caso Marea aprovechando las luces del estreno mediático del flamante secretario general socialista en uno de sus territorios más fieles. Una estrategia de FORO que podría protagonizar la campaña electoral de unas elecciones anticipadas forzadas e interpretadas por Cascos como el último asalto de un combate político a todo o nada. Se anuncia ruido de sables y filtraciones. El PSOE ya ha respondido con el escándalo arrojadizo de la trama Gürtel que ha salpicado al presidente en funciones del Principado. Un alto cargo y un funcionario de AENA durante la época de Álvarez-Cascos como Ministro de Fomento han sido imputados esta semana por cohecho y prevaricación en adjudicaciones de concursos públicos a empresas de la trama Gürtel. La estrategia electoral del «y tú más» amenaza con empañar también en Asturias las responsabilidades políticas y judiciales. Rubalcaba ha venido a Asturias a reconquistar España para su PSOE, mientras la derecha asturiana escenifica una nueva guerra interna.
De momento, ya hay dos empresas privadas intervenidas por sospechas de cohecho y tráfico de influencias. Las informaciones conocidas en las últimas semanas apuntan a que sólo esas dos sociedades, Igrafo y Almacenes Pumarín, han destinado cifras astronómicas (por lo que ahora se conoce podría superar los 10 millones de euros) a sobornar a políticos y funcionarios para obtener contratos de los organismos públicos. Sólo en regalos, viajes y otros gastos María Jesús Otero recibió 1,3 millones de euros.
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