
Antón Saavedrra en su casa de Langreo. Foto / Pablo Lorenzana.
El Caso Villa ha otorgado una gran credibilidad a las denuncias que Antón Saavedra lleva muchos años aireando en relación a la corrupción en la minería asturiana, de la que responsabiliza tanto a los empresarios, como a la Administración, los partidos y los sindicatos. Sus libros detallando estos episodios, El secuestro del socialismo y El heredero de Suresnes, tienen ahora ofertas para ser reeditados. Saavedra ha sido llamado a declarar por la Fiscalía Anticorrupción que investiga el Caso Villa. Superados sus problemas de salud que impidieron conocer su testimonio a finales del año pasado, declarará en los próximos días.
Xuan Cándano / Periodista.
¿El Caso Villa está relacionado con la trama carbonera?
Al cien por cien. Víctor Zapico es el mafioso carbonero por excelencia.
¿Vincula el Caso Villa con el de La Camocha y con Víctor Zapico?
Lo primero que hizo Villa siempre fue colocar a sus hombres. Él colocó a Javier Fernández en el puesto de Zapico en la Consejería de Industria, cuando éste pasó a ser consejero. Luego ya sabemos lo de Víctor Zapico en La Camocha. A través de esos hombres funcionaba la trama carbonera. A Zapico lo metió Villa en la dirección de La Camocha para hacer el trabajo sucio y controlar las mordidas.
¿Con sobornos?
Eso lo tendrá que explicar Villa para saber si lo suyo viene de las mordidas, de los fondos mineros…
¿Javier Fernández conocía la trama carbonera cuando estaba en la Consejería de Industria?
No solo lo sabía, sino que a mi me entregó documentación diciéndome que la hiciera pública. Yo le pregunté que por qué me la entregaba a mí y me dijo “porque a ti te hacen caso y a nosotros no”. Se la entregué al fiscal Valero Oltra y hasta hoy. Puse otra denuncia cuando le regalaron a Victorino Alonso 2.000 millones de pesetas para comprar Hullasa, la mina de Teverga, otro parapeto como La Camocha, que era una oficina de colocación de los sindicatos.
¿Qué contenía la documentación que le pasó Javier Fernández?
Mezclas de carbones, empresas con cupo y sin trabajadores, por ejemplo la de Carlos Abeledo, que sacaba 50.000 toneladas sin mineros en el alto Aller. Javier Fernández era conocedor de toda la trama carbonera, si lo era cuando estaba de inspector más aún cuando fue director general y luego consejero. ¿Por qué no lo denunció? ¿Por qué no lo contó?
¿Hay corrupción sindical en la minería?
Siempre existió. Aquí pa poder trabajar en la mina o peregrinas a La Salve (la sede del SOMA) o no entras. La corrupción era generalizada y en todos los órdenes. Se dieron casos asquerosos.
¿Y Villa?
Villa representa ese sindicalismo de Al Capone en los años veinte. Aquí Al Capone es Villa, pero no está él solo, también la Caja de Ahorros, los recaudadores… No se movía nada sin que lo supiera Villa. Tienen que hablar sus lugartenientes.
PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 35, NOVIEMBRE DE 2014
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