Connect with us

Atlántica XXII

Este museo no espalma bien

Destacado

Este museo no espalma bien

Escanciadores en el Museo de la Sidra de Nava. Foto / Pablo Lorenzana.

Escanciadores en el Museo de la Sidra de Nava.
Foto / Pablo Lorenzana.

“No espalma bien”, dicen los bebedores de sidra cuando el líquido pierde gas y espuma tras su escanciado por falta de calidad. Lo mismo le pasa al Museo de la Sidra de Nava, inaugurado por el príncipe Felipe en 1996, cuando la localidad fue Premio Ejemplar. Aquel proyecto ambicioso languidece ahora en una crisis que es una metáfora de la de Asturias, que no sabe promocionar su bebida emblemática, en contraste con lo que hacen en el País Vasco. Sin director, con el mismo contenido inicial, un presupuesto exiguo, visitantes menguantes y graves dificultades económicas, el Museo está gestionado por un patronato donde están varias Administraciones que no terminan de ponerse de acuerdo. Su presidente, el alcalde naveto, teme por su cierre. El anuncio a finales de año del adelanto del presupuesto de 2015 por parte de la Consejería de Agroganadería parece arrojar una luz al final del túnel.

Elena Plaza / Periodista.

Se trata de un importe de 50.000 €, que en realidad es el total de la aportación para 2015 (recogida en los Presupuestos del Principado) de la Dirección General de Desarrollo Rural y Agroalimentación, miembro del patronato de la Fundación de la Sidra. Ésta cerró el año con un déficit de 25.000€ (incluidas tres nóminas de los trabajadores). El alcalde de Nava, el asturianista Emilio Ballesteros, lo califica como algo “inaudito”, ya que en el momento de la redacción de este artículo el Presupuesto no estaba aprobado. “¿Cómo se puede adelantar entonces el dinero? Y resulta que Caja Rural puede adelantarlo. ¿Por qué no adelantaron el de este año? ¿Y entonces por qué no lo adelanta Cultura, que aún nos debe su aportación? Tiran a librar seis meses, ¿y luego qué? Esto lo hacen para colgarse medallas. Pero el museo no tiene coordinador ni mantenimiento de ningún tipo, la tienda está desabastecida y la web resulta inaccesible”.

Cómo un equipamiento que nació como proyecto emblemático por el contenido al que hacía referencia llegó a este punto supone un largo recorrido de cierto “dejarse llevar”, según señalan varios patronos consultados. Un proyecto que vivió su boom en una primera parte de su trayecto, cuando “no había problemas y funcionaba por inercia”, pero que en estos 18 años no ha visto su contenido renovado. Y que contó con la publicidad adicional de la inauguración por el príncipe Felipe y la financiación adecuada, pero que “cuando llega a su madurez, tras una década, empieza a sufrir recortes, más notables en los últimos años”, relata José María Osoro, concejal de Cultura de Nava y teniente de alcalde. Una situación que se hizo más evidente con la llegada de Foro al Gobierno regional y que se ha mantenido con el relevo del PSOE.

Este recorte ha sido en el último año de algo más del 7%, unos 12.000 €, señala Tomasa Arce, directora general de Agroalimentación, cantidad que el museo no ha podido soportar, “aunque hay entidades en las que la reducción de nuestra aportación ha sido muy superior”.

Ahora el equipamiento vive instalado en la inmediatez, en “una economía de subsistencia, preocupados por cómo pagar las nóminas y el mantenimiento, cuando nuestras preocupaciones deberían ser las exposiciones, los fondos museísticos, la adquisición y recuperación de obras de interés etnográfico…”, señala Osoro. “Vamos, gestionando miserias”, aclara Emilio Ballesteros, alcalde de Nava y presidente de la Fundación de la Sidra, patronato que gestiona el museo, con su habitual expresividad.

Hablando claro

Ballesteros es muy claro en sus aseveraciones: “Aquí hay una extraña gana de cerrar el museo, o de no mantenerlo”, subraya, contraponiendo esta idea al proyecto existente de declarar la sidra Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, al que acompaña una tardía (por lo que históricamente supone esta bebida para la Autonomía) declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) en 2014. “Desde la Unesco piden unos planes de salvaguarda y se hacen unas auditorías externas. Entendemos que el museo es la clave principal. Debería ser uno de los goznes sobre los que gire, y nos preocupa mucho que no sea así”, incide Osoro, anteriormente gerente de la Mesa Interprofesional de la Sidra y ex presidente de la Asociación de Lagareros de Asturias.

En el patronato hay otras voces optimistas con la “viabilidad” y “reconducción” de la situación (de hecho está en marcha un plan de viabilidad). Arce señala que desde el patronato y el Principado nunca se valoró el cierre, pero señala la “imperiosa necesidad de dinamizar la comercialización del museo. El sistema de gestión fue por inercia. El número de visitantes bajó, al igual que la recaudación. En mercaderías se solía ingresar 30.000 € en el verano, en 2014 fue la mitad por desabastecimiento”. El museo naveto llegó a tener 40.000 visitantes al año. Ahora ronda los 30.000. “A pesar de haber subido la entrada 0,50 € a principios de año, la recaudación sigue siendo la misma. Está claro que hay que adaptar el museo al siglo XXI”, añade.

Emilio Ballesteros, alcalde de Nava. Foto / Pablo Nosti.

Emilio Ballesteros, alcalde de Nava. Foto / Pablo Nosti.

Dirección descabezada

Pero lo más urgente es poner un gestor al frente, ya que a finales del primer semestre del año el arqueólogo Elías Carrocera, coordinador desde su inauguración, dimitió de su cargo. O “fue obligado a dimitir por presiones de algunos patronos”, señala Ballesteros. Según la directora general, “Carrocera tuvo el detalle de plantear dejarlo y que su remuneración quedara a favor del museo”. Para Javier Parajón, alcalde de Sariego, “sopesó temas personales, no quiero ir más allá”. Y el interfecto declara que “para mí es una etapa olvidada de mi vida. Podría decir mucho, pero no lo voy a hacer”.

A ello se suma que la secretaria del museo se encuentra de baja (comentan que por el ambiente que se vive) y el tesorero, que es el alcalde saregano, renunció a este cargo al entender que “no tiene ninguna misión, si hay un gerente o director no tiene sentido un tesorero. Incluso se piensa en eliminarlo porque los Estatutos no recogen esta figura”.

De momento, mientras se lleva a cabo el plan de viabilidad según la Consejería de Agroganadería (la de Cultura declinó participar en este reportaje), y por una especie de delegación tácita, toda la responsabilidad recae en el presidente de la Fundación, a la sazón alcalde de Nava. Después ya se estudiará el tema de la dirección. Pero “cuatro paisanos haciendo de alcaldes ¿qué entienden de museos? Yo no entiendo nada de gestión de museos o de sidra, no tengo ni idea de cómo sacar adelante un museo. Aquí lo que pasa que hay una mentalidad localista, egoísta y el Principado ye el que tién que dar el puñetazo en la mesa” afirma tajantemente Ballesteros: “lo que pasa ye que no hay perres para pagar al director, y firmar un cheque cuesta mucho”. En lo que coinciden tanto Ballesteros como Osoro es que al frente del museo hay que poner a alguien capacitado, “no vale cualquiera”.

Pero Ballesteros y otras voces se preguntan por qué hay museos que dependen del Principado a través de su empresa Recrea, y cuentan con mayor financiación y promoción, y otros no, como es el caso del naveto. De hecho va más allá: “Hay que tener cojones para decir que no está entre las prioridades, porque un político no puede decir que no hay dinero. Hay que ser valiente para decir lo que se quiere mantener. El Museo de la Sidra es patrimonio y emblema de Asturias, eso ye lo que no acaban de entender”. Aunque esta inyección económica, este adelanto presupuestario, suaviza la situación. Pero hay muchos aspectos a tener en cuenta para reflotar el equipamiento cultural.

En este sentido Parajón entona el mea culpa, y no es el único, al señalar que hubo “un poco de dejadez por parte de los patronos, no tuvimos una buena gestión por parte de todos, sin saber aprovechar los años de bonanza. No hicimos un seguimiento más de cerca, pero la situación es reconducible. Este museo es un emblema. Cuando corren malos tiempos se tapan baches poco a poco. Lo importante es que, independientemente del dinero, hace falta mucha voluntad política. Tenemos que cerrar todos filas a favor del patronato”. Aunque reconoce que es “más fácil decirlo que arrimar el hombro”.

Volviendo a la claridad meridiana de Ballesteros, quien llegó incluso a declarar la “inutilidad” de los patronos en la gestión, “la Fundación debería refundarse o desaparecer, al menos como se entendía en un principio, cuando estaba enfocada para la concesión de un premio que desapareció. Cuando algo no funciona, o le das una pensada o dejamos a otro que venga”.

El contraste del País Vasco

Puntos pendientes son la actualización del contenido y hacerlo atractivo, dar visibilidad al equipamiento desde un punto de vista turístico, pero también que sea un centro de referencia documental y de investigación, “un museo vivo y no de cartón piedra”, ligado a la etnografía y vinculándolo al patrimonio industrial de la sidra. Una riqueza que se está perdiendo por la falta de fondos para su adquisición. “En el País Vasco están montando un museo de la sidra con piezas de Asturias, todo lo que Asturias no protege y que se puede comprar con dinero, cuando no acaba picado para leña. No cuidamos lo nuestro”, afirma el alcalde de Nava.

Por su parte Osoro apostilla que “tenemos el mejor Museo en contenido, mucho mejor que el de los vascos, que el de la Cerveza de Bruselas o el del gigante mundial de la sidra Bulmers, en Inglaterra”, al que considera como “más cercano competidor en calidad”. “Es lógico que el patrimonio esté vinculado al museo, pero ni siquiera existe un censo de llagares. La situación que se vive es tan significativa como que hay una biblioteca sin libros”. Y por supuesto también pasa por una mayor implicación de cosecheros y llagareros, otorgándoles mayor iniciativa.

Y todo esto repercute en el sector hostelero de un concejo no turístico, pero al que le salvan atractivos como la buena gastronomía y que cuenta con un potente Festival de la Sidra. Porque Nava es la capital sidrera, como recuerdan desde la Buena Cofradía de Siceratores de Asturias. Su secretario y también hostelero, Ricardo del Río, señala la disminución de visitantes en la zona, “aunque solo sea para tomar un café. Pero si son 200 cafés al día y los perdemos, nosotros también somos perjudicados”.

El Museo de la Sidra perdió visitantes. Foto / Iván Martínez.

El Museo de la Sidra perdió visitantes. Foto / Iván Martínez.

Un patronato desigual

El Museo de la Sidra se materializó en 1996. La idea partió de aquella corporación naveta presidida por Emilio Ballesteros (PSOE), padre del actual alcalde Emilio Ballesteros (Asturianistes por Nava), aunque vio la luz durante el período de Julián Fernández Montes (Partíu Asturianista) como regidor local y Sergio Marqués (PP) como presidente regional.

Su gestión se canaliza a través del patronato de la Fundación de la Sidra, conformado por los Ayuntamientos de Nava, Sariego, Colunga, Bimenes, Villaviciosa, Cabranes, Gijón y Siero (Oviedo lo abandonó hace unos años), la Dirección General de Patrimonio de la Consejería de Cultura, la Dirección General de Agroalimentación, la Caja Rural, la Asociación de Sidra de Asturias (ASSA) y Hostelería de Asturias.

Llamativo es que cada patrón aporta una cantidad económica diferente (algunos Ayuntamientos 800 €, Gijón 6.000, Cultura 8.000, Agroganadería 50.000), incluso hay pago en especie (mantenimiento del edificio, mercadería como sidra…), pero todos tienen el mismo valor en voz y voto. Cultura realiza el pago mediante subvención, por lo que la Fundación debe aportar primero el dinero para luego justificarlo, mientras que Agroganadería lo hace a través de transferencia nominativa para gastos de funcionamiento, pago que se divide en doce partes.

PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 36, ENERO DE 2015

Continue Reading
Click to comment

You must be logged in to post a comment Login

Leave a Reply

Más en la categoría Destacado

Último número

To Top