
Os Reises de Tormaleo, protagonistas del documental «Escombro», de Jaime Santos.
Con su documental Escombro, una carnavalada llena de humor, sátira, luminosidad y optimismo a pesar de todo, el periodista y realizador Jaime Santos, redactor de ATLÁNTICA XXII, pretende “curar las heridas” que la mina de Tormaleo abrió en Ibias, en las estribaciones del Parque Natural de Fuentes del Narcea, según explicó ayer en la Biblioteca Ramón Pérez de Ayala de Oviedo durante la presentación de su película a los diversos “mecenas” que la han hecho posible.
El documental, que todavía está por rematar del todo, se ha financiado mediante micromecenazgo y está protagonizado por Os Reises de Tormaleo, un grupo de carnaval sustentado tradicionalmente por los jóvenes del lugar, que ahora no tienen otro escenario para sus andanzas que la explotación a cielo abierto propiedad de Victorino Alonso, aún sin restaurar. Un “paisaje lunar o mejor marciano” que también afecta al castro y otros elementos del patrimonio cultural de la zona.
Según denunciaba el propio Jaime Santos en sus artículos en ATLÁNTICA XXII, los vecinos de la parroquia “tuvieron que acostumbrarse a ver cómo su Campa, lo que fue un hermoso collado en el que se celebraba una antigua romería, es hoy un monumental y sucio socavón encharcado de aguas contaminadas. Es el precio a pagar por varios centenares de puestos de trabajo que hoy están amenazados. Eso y las voladuras con explosivos que a menudo hacen temblar las casas del pueblo. Es tal la cantidad de tierra removida y apilada que nuevas montañas fueron creadas y hoy los vecinos del cercano pueblo de Lanelo se quejan de recibir una hora menos de sol”.
Tampoco hubo respeto por los muertos: “Las máquinas de Victorino comenzaron a cercar el cementerio de Pandelo, donde descansaban buena parte de los vecinos de la parroquia. Ante la presión de algunos trabajadores, Alonso se vio obligado a trasladar el cementerio. Pero se hizo sin los permisos eclesiásticos pertinentes para remover tierra santa, en unas condiciones inhumanas y chapuceras”.
Estas y otras incidencias se cuentan en Escombro de una forma amena y caricaturesca, a base de música, coreografías, diversos sketches y falsos anuncios, con el fin de entretener tanto como remover las conciencias y llamar la atención sobre una alteración medioambiental que necesita ser subsanada. A los micromecenas que asistieron al acto se les regaló una copia de la película en su versión casi definitiva y una bolsa de semillas de berza pura del Alto Narcea, erigida en símbolo del renacer de la comarca.
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