
Centenares de personas asistieron al original concierto a bordo del “Vaporín”.
Foto / Club Náutico Nalón.
Este fin de semana, el más grande y más festivo del año, comenzó en San Esteban, el puerto asturiano de la desembocadura del río Nalón, con sonidos mágicos sobre las aguas del Cantábrico. Un original concierto a bordo del “Vaporín”, un viejo remolcador que tiene 112 años, transmitió una ola de emoción a varios centenares de personas que asistieron al singular acontecimiento en la dársena del puerto. Otro grupo de vecinos siguió la actuación musical desde pequeñas embarcaciones ancladas cerca del barco que hizo de improvisado auditorio.
El concierto, organizado por el Club Náutico Nalón, lo ofreció el grupo de música tradicional latinoamericana “Vuelta abajo”, formado por más de una veintena de músicos, con sus instrumentos de cuerda, viento y coros. Se prolongó hasta la medianoche y fue presentado por el director de ATLÁNTICA XXII, Xuan Cándano, natural de San Esteban.
En su intervención, Cándano destacó la emotividad del acto, ya que el “Vaporín” estaba hace pocos años inutilizado y abandonado en el puerto. Fue rescatado por un grupo de diez aficionados a la navegación, que lo repararon con su propio dinero. Uno de ellos, el empresario José Cardín, es actualmente su único propietario. Tras atracar durante varios años en Gijón y Avilés, el barco regresó a su pueblo y está cedido al Club Náutico Nalón de San Esteban, que pondrá en marcha una asociación o una fundación para lograr obtener el dinero que cuesta el mantenimiento de la histórica embarcación.
El “Vaporín” fue bautizado así por los vecinos de San Esteban, porque originalmente funcionaba con vapor, pero oficialmente lleva el nombre del pueblo. Probablemente es el barco en activo más viejo que hay en España y sin duda es el más antiguo de los atracados en el mar Cantábrico.
Fue construido en un astillero inglés y botado en 1902 con el nombre de “Venture”. Al poco tiempo llegó a San Esteban y fue usado como remolcador en la época dorada de este puerto, desde principios del siglo XX hasta los años sesenta. En esos años San Esteban fue uno de los puertos carboneros más importantes de España. Actualmente sus grandes muelles e instalaciones están infrautilizados, aunque vive un importante desarrollo de los deportes náuticos gracias a la labor del Club Náutico Nalón.
El puerto conserva singulares elementos patrimoniales, como dos centenarios cargaderos de piedra y tres grúas fabricadas en el País Vasco, además de una capilla construida en 1905 por una empresa carbonera, del estilo neogótico típico de la industrialización española.
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