
Evolución de las cuentas de Letras Atlánticas, la empresa editora de ATLÁNTICA XXII.
No engañan ni la gráfica con el descenso de los fondos económicos ni las cuentas anuales de Letras Atlánticas, la empresa editora de ATLÁNTICA XXII. La revista salió hace seis años con los 46.000 euros aportados por un grupo de socios privados (ver esta misma web para más información) y en la actualidad ese dinero se ha reducido a poco más de 10.000 euros.
El descenso en la caja es contradictorio con el aumento de las ventas y de los suscriptores (casi 2.000 y más de 700 respectivamente), pero se explica por una causa fundamental: la falta de publicidad, que incluso ha descendido en los últimos números. Ese es el principal problema para garantizar la rentabilidad y por tanto la pervivencia de esta revista.
Nunca aspiramos a captar mucha publicidad y mucho menos de grandes empresas, pero ha fallado nuestra previsión en relación a los pequeños y medianos anunciantes, a pesar de la gran difusión de la revista. Tampoco fijamos objetivo alguno con la publicidad institucional; simplemente pretendemos que ATLÁNTICA XXII reciba la que le corresponde por sus ventas y su difusión, como cualquier otro medio de comunicación.
Ese trato, más o menos equilibrado, se mantuvo hasta la llegada al Gobierno de Asturias del gabinete de Javier Fernández, que retiró la publicidad institucional a ATLÁNTICA XXII sin dar ningún tipo de explicación, aunque es evidente que se trata de ahogar económicamente a la publicación en respuesta a sus contenidos críticos.
El Gobierno asturiano se niega incluso a facilitar a ATLÁNTICA XXII el reparto de la publicidad institucional bajo su mandato, demostrando su escaso talante democrático y su falta de respeto a la transparencia que predica y que pretende trasladar a una ley autonómica.
La subvención que recibió esta revista en 2014 es de la Consejería de Cultura dentro del apartado de las ayudas económicas por el uso de la lengua asturiana. Es la única a la que se presenta ATLÁNTICA XXII y el año pasado fue la más cuantiosa que recibió nunca. Este año la Consejería la ha rebajado una quinta parte, aunque están pendientes de resolver unas alegaciones. Y también aquí la discriminación comparativa que padece esta revista es escandalosa.

Balance de Letras Atlánticas en 2014. Publicaremos con la salida de cada número uno actualizado a partir de ahora.
ATLÁNTICA XXII inició con la salida del número que está actualmente en la calle una campaña de financiación popular, porque de no encontrar nuevas vías de ingresos es evidente que la revista no pasará de este año. La campaña no está de momento cubriendo los objetivos previstos, pero aún queda casi un mes para que finalice, con la salida del número siguiente. Y confiamos en que a partir de ahora las ayudas voluntarias, desde 1 euro, se multipliquen, tanto con las aportaciones a través de PayPal en esta misma web, como en ingresos directos en las dos cuentas bancarias de la revista.
Estamos recibiendo muchísimas muestras de apoyo y grandes halagos a la calidad y el periodismo de investigación de ATLÁNTICA XXII, pero da la impresión de que no ha calado la idea de que será imposible mantener este proyecto sin que sea la gente quien lo haga posible con su dinero. Ese es el reto al que nos enfrentamos todos los medios emergentes en España, que tienen gran aceptación en el mercado, pero adolecen de una gestión empresarial que garantice su rentabilidad.
Si logramos el objetivo de refinanciar la revista con las aportaciones de sus lectores, sus seguidores, o simplemente de ciudadanos comprometidos con el periodismo crítico y decente que elaboramos un amplio grupo de profesionales, en condiciones económicas muy precarias, ATLÁNTICA XXII podrá resistir esta incertidumbre que cuestiona su propia existencia y plantearse proyectos de futuro. Porque confiamos en que la sociedad asturiana y española consiga a corto plazo los avances democráticos precisos para que esos empresarios que no se anuncian en la revista por miedo a los poderes públicos se atrevan a hacerlo para dar visibilidad y rentabilidad a sus negocios. Y también en que nuevos Gobiernos, sean del signo o del partido que sean, tengan la suficiente equidad como para repartir con justicia la publicidad institucional, si es que se mantiene, porque su supresión tendría toda la legitimidad y toda la racionalidad, si esas ayudas se sustituyeran por otras como la reducción del IVA o la compra de publicaciones en organismos públicos y bibliotecas del Principado, otras exclusiones que padece esta revista.
De esa manera sería posible mantener una redacción estable, mejorar la web, acometer otros proyectos y sin duda mantener una revista cuya ausencia sería probablemente una pérdida preocupante para la libertad de expresión y los valores de una sociedad democrática.
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