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Atlántica XXII

Köhler: “Villa lo dejó todo vacío”

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Köhler: “Villa lo dejó todo vacío”

Holm-Detlev Köhler. Foto / Paco Paredes.

Holm-Detlev Köhler.
Foto / Paco Paredes.

Luis Feás Costilla / Periodista. “Villa no dejaba crecer nada alrededor. Y lo dejó todo vacío: a la sociedad sin capacidad de reacción, a su organización sin liderazgo y a las cuencas sin poder civil y llenas de castillos en el aire que no se pueden mantener”, aseguró ayer el sociólogo alemán Holm-Detlev Köhler en el transcurso del debate sobre “El poder sindical en las cuencas” que se celebró en la Casa de Cultura de Mieres para presentar el último número de ATLÁNTICA XXII, en el que también participaron el autor, director teatral y actor Maxi Rodríguez y el director de la publicación, Xuan Cándano.

Köhler no se refería al famoso baúl que se decía guardaba en su casa el ex dirigente del SOMA-UGT, del que también se habló, sino de la situación en que han quedado las cuencas mineras asturianas tras treinta y cinco años de gobernanza del líder minero José Ángel Fernández Villa, expulsado del PSOE y de su sindicato por haber legalizado 1,4 millones de euros gracias a la amnistía fiscal del Gobierno del PP. “Lo dije hace veinte años pero nadie quiso escuchar”, afirmó el profesor de la Universidad de Oviedo, experto en desarrollos locales y políticas sindicales, temas sobre los que ha publicado diversos trabajos. “Todos los demás callaron. Hasta mis compañeros de la Universidad nunca abrieron la boca. Pero Villa tuvo un problema conmigo, porque yo no aspiraba a nada, a ningún cargo ni a ningún puesto”, aseguró.

Tras analizar las razones del poder sindical en las cuencas durante todos estos años, y en especial del SOMA, pero también de CCOO, Köhler criticó duramente un silencio “consentido por todos” y cuyo resultado han sido “polígonos y museos vacíos, un Campus vacío, una residencia y un geriátrico vacíos”. Como única consecuencia positiva de la “época post-Villa” resaltó el hecho de que “el SOMA ya no existe para la juventud, que siente un gran desprecio hacia ello”, según pudo constatar en un estudio publicado hace unos años sobre la situación juvenil en las cuencas mineras, que provocó entonces una gran polémica.

Por su parte, Maxi Rodríguez agradeció el valor de ATLÁNTICA XXII al “contar las cosas que los demás no quieren contar”. “Todo el mundo lo sabía todo pero solo lo publicaba esta revista”, afirmó el director teatral y actor, que a pesar de ser natural de Ujo, en plena cuenca minera, nunca vio en persona a José Ángel Fernández Villa. “Desde un prisma teatral, para mí Villa está inédito, nunca sale en la película, como la Rebeca de Hitchcock”.

Maxi Rodríguez aseguró que al líder sindical minero no le gustó nada el tratamiento que se le dio en la película Pídele cuentas al rey, de José Antonio Quirós, pero que sin embargo sí aprobó la titulada Carne de gallina, dirigida por Javier Maqua y en la que Maxi fue actor y coguionista. “Al final, nos vinieron a decir que nos había dado su ok, como diciendo que El Padrino no nos iba a hacer nada, era una red siniestra”. El dramaturgo, cuya última experiencia teatral es precisamente la adaptación a la escena de esta segunda película, ahora de gira y que se presentará en Mieres el último viernes de diciembre, expresó su temor al “deterioro de la imagen de los mineros, por culpa de unos cuantos milloncejos en el banco”.

En cuanto al director de ATLÁNTICA XXII, Xuan Cándano, repasó esa “extraña singularidad” que supone que Asturias sea la única Comunidad Autónoma “donde el poder sindical está por encima del poder político”, con sus luces y sus sombras, y que, según él, acabó generando “un monstruo” y una “distorsión democrática”, pues “el neocaciquismo sindical llevó a la anestesia social”. Asimismo, negó que plantear un debate sobre el poder sindical en las cuencas fuera “una provocación”, aunque sea el primero de estas características que se realiza en Mieres.

El momento más emotivo del posterior coloquio lo protagonizó un histórico dirigente sindical, Severino Arias, participante en la marcha minera de 2012, al recordar el recibimiento que tuvieron al llegar a la capital y preguntarse entre lágrimas: “¿Qué dirán ahora en Madrid? No pasé nunca tanta vergüenza”.

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