Dani Mari Ripa. El Comercio (9/10/14)
El reciente 80 aniversario de la revolución de Ochobre del 34 se atragantará a muchos en Asturias. Quien fue la voz de la minería astur-leonesa durante cuatro décadas evadió hasta 1,4 millones de euros. Los blanqueó gracias a la amnistía fiscal que aprobó el Partido Popular. El drama es mayor porque durante décadas José Ángel Fernández Villa marcó los designios de la vida política asturiana. Acusado de confidente de la brigada político-social franquista, eso no evitó que alcanzara en 1979 la Secretaría General del SOMA-FITAG-UGT, el poderoso sindicato minero. Allí se mantuvo durante cuatro décadas, desde donde lideró huelgas, encierros y una conflictividad que hasta 2012 siempre se cerraba con victorias, pero también con recortes de plantilla, prejubilaciones, fondos mineros (250 millones de euros en la última década) y promesas de reconversión. De los 70.000 mineros que había en los 70, ahora sólo quedan unos pocos miles. Pero Villa seguía organizando fiestas en Rodiezmo donde Guerra o Zapatero prometían al albor de los Picos de Europa lo que luego olvidarían en Moncloa.
A pesar de ello, Villa aupó y descabalgó a presidentes asturianos, e incluso colocó a Manuel Menéndez en la presidencia de Cajastur-Liberbank. Íntimo amigo de Gabino de Lorenzo, fue condecorado por el gobierno de Zapatero con la Medalla al Mérito en el Trabajo. Antes pasó 14 años en la ejecutiva federal del PSOE y 24 de diputado autonómico (hasta 2007). Da para mucho. No es posible separar la mano de Villa del camino que ha llevado la FSA tras la Transición. Su última creación incluye a Javier Fernández, actual presidente de Asturias y ¡cómo no! ingeniero minero. Fue Villa quien consiguió que Fernández ganara la Secretaría General del PSOE asturiano en el año 2000 frente al candidato impulsado por el entonces presidente, Vicente Álvarez Areces. Aunque Javier Fernández buscaría distanciarse del SOMA, el ‘dejar hacer’ fue la tónica desde su llegada al gobierno. La continuidad de Graciano Torre, cercano a Villa, como Consejero de Industria fue un gesto revelador. Ahora Fernández ha expulsado a Villa de la FSA, pero ¡repita usted conmigo Javier Fernández: Sin Villa usted hoy no sería Presidente de Asturias!
El Presidente no puede actuar como si el SOMA y la FSA no estuvieran inter-relacionados. Fue la borrachera en la gestión de fondos públicos y la falta de control público y transparencia, permitida por la FSA, lo que ha permitido la (presunta) corrupción de Villa. Con ello también se ha enterrado el futuro de Asturies en obras como el Musel, la Regasificadora, el Metrotren, los Calatravas, los ‘Museos de la Margarita’, o autovías a medio hacer… Y como en las películas, cuando nos salimos del plano de la cámara, sólo vemos decorados de cartón piedra y costosos efectos visuales que nos han hipotecado a todos. Clama a gritos una auditoría que permita exigir responsabilidades.
¿En qué cimentaba Villa su poder? Las cuencas mineras asturianas constituyeron durante años una sub-región dentro de Asturies. Su presupuesto era gestionado directa o indirectamente por Villa, bien desde los gobiernos autonómicos, bien desde su SOMA (fondos de formación, fondos mineros, etc.). La financiación se convertía en un cocktail que posteriormente revertía en HUNOSA o en empresas creadas ad hoc. La empresa insignia de la reconversión minera, Alas Aluminium, es un buen ejemplo de ello: la revista Atlántica XXII denunció EREs fraudulentos y contrataciones basadas en cuotas entre CCOO (70 trabajadores) y UGT (125 trabajadores). Los 13,5 millones de euros en ayudas públicas se transformaban en compras a empresas amigas por encima de su valor de mercado. ¿El resultado? Quiebra de la empresa y despido de 283 trabajadores. No es el único caso: 13 empresas que recibieron 30 millones de euros despedían al poco a 844 trabajadores. Ni eso ni el Montepío minero, que apuntaba a Villa, fueron investigados por el gobierno socialista. Ahí estaba el dinero que tenía que haber sustentado el futuro de las y los jóvenes de las Cuencas en esta década.
Apoyados en una red clientelar, al más puro SOMA style, muchos se jactaban de que nadie era contratado en las Cuencas si no se contaba con su beneplácito. No sería hasta el agravamiento de la crisis económica cuando la estafa piramidal sindical se vendría abajo. Y con ello llegó el vacío. UGT Asturias reconoció una deuda de 750.000 euros. Pero cuando miras al vacío, el vacío te mira a ti. Y como Pujol, Fernández Villa no puede escapar de su pasado: 1,4 millones en paraísos fiscales, regularizados por la amnistía fiscal de Montoro. Y la pregunta clave: ¿El dinero viene de ‘mordidas’ y ‘desvío de fondos’ que tenían que haber sido destinados a los trabajadores y a los habitantes de las Cuencas? Todo apunta a ello. Y ahora lo vemos claro: El padre de Asturies, el hombre que se identificó a sí mismo con las Cuencas Mineras, el padrino de Tuilla, no tenía más patria que el dinero.
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