Connect with us

Atlántica XXII

Los cuerpos contra la Historia

Información

Los cuerpos contra la Historia

Técnica mixta sobre papel de arroz de Verónica García Ardura.

Artículo publicado en el número 59 de ATLÁNTICA XXII (noviembre de 2018)

Santiago Alba Rico

@SantiagoAlbaR

 

He escrito a menudo que la Historia –tan inevitable y sobrevalorada– es la distancia entre el lugar en el que vivimos y el lugar donde se decide nuestra vida. Esa distancia ha ido ensanchándose a velocidad exponencial en el último siglo, empujada por el capitalismo y su tecnología ancilar, de tal manera que nuestros cuerpos son apenas ya viruta al aire de la circulación financiera y los  gobiernos oscuras, remotas e inasibles estaciones espaciales. El último acelerón se llamó globalización, una abstracción huracanada que dejó muy cerca y muy concretos cadáveres y escombros. Cuando la derecha decía que los españoles habían vivido “por encima de sus posibilidades” quería decir que, espoleados por el Capataz invisible, habían tratado de vivir con sus cuerpos finitos a la medida de esta abstracción vertiginosa; cuando la izquierda llama a los pueblos y a los ciudadanos a “estar a la altura de la Historia” se olvida de que ningún ser humano -y ningún colectivo- tiene ya los medios para seguir ese ritmo y que, si es necesario intervenir para echar el freno de mano, es imposible y además poco deseable vivir comprometido con la Historia.

 Por dos motivos no podemos estar a la altura de la Historia. Uno tiene que ver con la velocidad; el otro con las limitaciones del cerebro humano. La velocidad ha espumado de tal manera la complejidad del mundo que ninguno de los esquemas excogitados en el violento e ideológico siglo XX sirve para cubrir el nuevo desorden global. Al mismo tiempo, 50.000 años después nuestro cerebro sigue operando mediante oposiciones binarias, inútiles frente al caos, inasible incluso para los algoritmos cibernéticos: los grandes genios han pensado siempre “contra el cerebro”, como decía Bachelard, pero ningún cerebro humano es hoy capaz de pensar contra sí mismo para abordar esta complejidad. Nos hemos quedado, en definitiva, fuera de la Historia, que rueda sola, a creciente velocidad, hacia el abismo.

Nos hemos quedado, en definitiva, fuera de la Historia, que rueda sola, a creciente velocidad, hacia el abismo.

  Nos hemos quedado, ¿dónde? En nuestros cuerpos, viruta suelta de un pasado que no volverá. Frente a esa globalización fallida en sus efectos humanos, triunfante en sus efectos tecnológicos, se impone la tentación de volver a los cuerpos, largamente vaciados y humillados por la aspiradora del mercado. Se impone, pues, la sed de las distancias cortas, donde los viejos vínculos devastados han dejado un desierto abonado sólo para el miedo y sus fanatismos simplificadores. Esta sed de las distancias cortas es la que, en la guerra entre neoliberales y antiglobalizadores da la ventaja a los neofascismos. Las distancias cortas -la familia, la iglesia, la nación- siempre han sido peligrosas, pero son hoy, nos guste o no, el territorio en disputa de todas las políticas anticapitalistas. La polémica en la izquierda sobre el Decreto Dignidad de Salvini (al hilo de un artículo de Monereo, Anguita e Illueca) olvida que el éxito de los gobiernos destropopulistas europeos, como ocurrió después de Weimar, se basa en la lucha de los cuerpos contra la Historia; por eso es posible combinar medidas económicas proteccionistas con políticas xenófobas feroces, sin que las primeras tengan nada que ver con la economía ni las segundas se vivan -las vivan los votantes- como criminales.

 La izquierda puede cometer uno de estos dos errores: uno alimentar la hegemonía destropopulista aceptando las cortas distancias definidas por los antagonistas; otro abandonar las cortas distancias en favor de un discurso abstracto de DDHH y denuncia moral. Hay que hacerse cargo de las cortas distancias contra la Historia; y de la historia de los derechos universales conquistados contra las cortas distancias. Es la cuadratura del círculo, pero pasa por defender y aumentar, sin duda, el poder municipal.

Os recordamos que también podéis seguirnos en: 
Facebook: facebook.com/AtlanticaXXII/
Twitter: twitter.com/AtlanticaXXII
Telegram: t.me/atlanticaxxii
Instagram: instagram.com/atlanticaxxii

Y suscribiros a la edición en papel a través del teléfono (637259964 o 984109610) o el correo (letrasatlanticas@gmail.com)

Continue Reading
Click to comment

You must be logged in to post a comment Login

Leave a Reply

Más en la categoría Información

Último número

To Top