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Valeria Vegas: «Los derechos de las personas trans siempre se quedan al final de la lista»

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Valeria Vegas: «Los derechos de las personas trans siempre se quedan al final de la lista»

Valeria Vegas.

Una película sin moralina ni prejuicio alguno. Una obra realizada en una época en la que «el cine era bastante insolidario y hostil con el colectivo trans» pero digno de ser revisado con calma y reflexión. Una tarea que Valeria Vegas aborda con Vestidas de Azul, un análisis social del documental del mismo nombre que Antonio Giménez-Rico publicó en 1983. Este libro que se suma a otros, como Ni puta ni santa. Las memorias de La Veneno, y que la periodista y escritora presentó semana pasada en Oviedo tras aceptar la invitación de Transire Asturias. Una visita que aprovechó para reivindicar que salga adelante la ley trans, que se encuentra paralizada en el parlamento asturiano: «Somos una minoría, y eso hace que pocas veces se nos vea como una cuestión prioritaria»

Redacción
@AtlanticaXXII

-¿Qué fue lo que le impactó tanto del documental Vestidas de Azul?
El hecho de que no tuviese moralina, en una época en la que el cine era bastante hostil e insolidario con el colectivo trans. Es una película documental cuya narración depende sólo de ellas, y no se imprime ningún prejuicio.

-Si se grabase hoy, ¿qué diferencias principales cree que habría en la obra?
Hoy en día seguiría habiendo algún tipo de debate alrededor, como los que tienen ellas, pero mucho menos superficiales. Digamos que en la película la sororidad brilla por su ausencia, y eso hoy en día no ocurriría. También hay que entender que en aquel año 1983 no existía aún siquiera el primer colectivo organizado de mujeres trans, que llegó en 1987

-¿Cómo ha cambiado la transexualidad desde entonces y qué queda por recorrer?
Ha cambiado en una cuestión de apoyo legislativo. Desde el hecho de no ir directamente a una cárcel de hombres, en el caso de las mujeres trans, hasta en lo relativo al cambio del DNI, gracias a la Ley de Identidad de Género del 2007. Siempre digo que no podemos ser excesivamente negativas, porque aquella generación de los años de la Transición no se podían ni imaginar los logros obtenidos en los últimos años, ellas que tenían que conseguir sus tratamientos hormonales de manera clandestina y sin control alguno. Lo que falta es que la sociedad este mejor informada, y crear una verdadera relación de empatía.

-La ley trans asturiana se encuentra bloqueada en el parlamento asturiano, a pesar de que se daba por hecho que saldría adelante esta legislatura. ¿Por qué cree que está costando tanto?
Los derechos de las personas trans siempre se quedan al final de la lista. Somos una minoría, y eso hace que pocas veces se vea como una cuestión prioritaria y el bloqueo de algunos partidos interrumpa la decisión. Es más, la Ley de Identidad de Género del 2007, se obtuvo finalmente porque Carla Antonelli, junto a otras activistas, se pusieron en huelga de hambre. La legislatura llegaba a su fin y lo prometido se desvanecía. ¿Hizo falta una huelga de hambre para el matrimonio igualitario? Con eso queda comprobado.
-¿Cuáles considera que son los principales beneficios de sacarla adelante?
Sobre todo que termine el desarraigo social. Es básico cubrir unas necesidades de un colectivo tan fustigado durante décadas, del mismo modo que otras personas en la sociedad son atendidas según lo que padezcan. Todo ello permitirá una plena integración, que es por lo que han luchado casi sin éxito las generaciones anteriores.

Un instante de la presentación del libro de Valeria Vegas en El Manglar.

-¿Teme que la llegada al parlamento de un partido anti LGTBI como Vox suponga una pérdida de derechos?
-Pues espero que no, porque hoy en día existe una empatía con el colectivo LGTB por parte de las personas hetero-cis, y eso confirma que la unión hace la fuerza. Prescindir de esos derechos provocaría una conmoción más allá de las personas LGTB. Siempre digo que no hace falta que yo sea una mujer maltratada para solidarizarme con ellas, o del mismo modo con el maltrato animal. Se ha llegado a un punto de apoyo, que no se puede derribar lo conseguido de la noche a la mañana, porque incluso algunos partidos políticos han comenzado a posicionarse en los últimos años y sería recular de manera muy evidente y negativa para ellos, Hay ciertas cosas que son inamovibles, y un partido como VOX, que no es ni tan siquiera una fuerza mayoritaria, no puede imponerse a los demás. Prefiero estar atenta pero no ser alarmista.
-Su libro sobre La Veneno ha contribuido a convertirla en un icono. ¿Qué significó su impacto en la televisión?
Ella en televisión hablaba del bullying cuando ni siquiera existía el término, narraba también los avatares de cualquier prostituta callejera y mostraba una realidad que no era agradable, a vista de la sociedad imperante. También es cierto que sus modales no siempre eran los mejores, pero todo ello tenía una explicación, y era la consecuencia de otros muchos aspectos. Siempre he dicho que ella no representaba a ningún colectivo, porque no se erigía para tal cometido, si no que se representaba a sí misma, que ya era bastante.

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