Cultures
Adolfo Asensio: “Lo de Grandas es un empecinamiento caciquil del alcalde”

Adolfo Rodríguez Asensio, director general de Patrimonio del Principado, durante la entrevista en el Museo Arqueológico de Asturias. Foto / María Arce.
Prehistoriador, ex decano de la Facultad de Historia de la Universidad de Oviedo y ex vicerrector, Adolfo Rodríguez Asensio es por segunda vez director general de Patrimonio del Principado de Asturias. Antes lo había sido con el Gobierno de Vicente Álvarez Areces.
Xuan Cándano y Javier Fernández.
¿Se ha convertido el alcalde de Grandas en un problema para el Gobierno y para la cultura asturiana?
Para el Gobierno no lo sé pero para la cultura asturiana y concretamente para el patrimonio sí. Sin duda alguna.
¿Por qué?
Nosotros teníamos un plan, como dicen los pedantes una hoja de ruta, para uno de los elementos patrimoniales más importantes de Asturias y, sin ninguna duda uno de los yacimientos más importantes, como es el Chao Samartín. Después de tres años de inacción, y por tanto de deterioro, porque si hablamos de yacimientos y patrimonio tres años sin hacer nada significa que retrocedes, hay una destrucción. Teníamos un plan que era ya no tanto continuar las excavaciones, sino resolver preguntas científicas por contestar y pasar directamente a la consolidación de la ruinas. Lo iniciamos este verano a través de un contrato con una empresa para consolidar la domus romana. En estos momentos tenemos el 50% de la domus terminada. Se ve una casa romana en Asturias, una casa romana en el Norte. Se ve la romanización de Asturias, todo eso, que hace quince años era poco menos que soñar con gorilas, lo tenemos. Gijón y el Chao Samartín, que son los dos pivotes sobre los que gira la romanización. Queríamos terminar eso y durante el próximo verano consolidar todos los muros del castro, que se están cayendo. Esos tejadillos que no se entienden muy bien. La gente piensa a veces que allí vivían enanos porque parecen casas de enanos. Queríamos que las ruinas se puedan visitar, se puedan disfrutar. El plan finalizaba este verano en cuanto a la consolidación del castro. Un segundo apartado era convertir el equipamiento museístico del Chao en una sala externa del Museo Arqueológico. Tiene una colección arqueológica fantástica no solo del Chao sino de toda la cuenca del Navia. Y luego teníamos una tercera idea, la tercera pata, que es hacer un convenio con la Universidad de Oviedo. Hacer una escuela de arqueología con sede en Grandas para que los alumnos de la Universidad de Oviedo y la UNED que tengan que realizar créditos complementarios en las asignaturas de prehistoria, arqueología, etc. lo puedan hacer allí. Es una escuela a la idea de Ampurias, de Castudo, una escuela en el sentido más italiano posible desde el punto de visto arqueológico. Esos son los tres ejes que planteamos cuando vinimos. Yo creo que el primero que lo escuchó de mi boca después de la consejera y el viceconsejero fue el propio alcalde. Yo no sé si lo entendió o no, pero después de manifestar que el único problema que había allí era personal con un arqueólogo, llegamos a pensar que todo se podía arreglar. De hecho, el verano pasado desarrollamos la primera parte de la consolidación de la domus y el traslado de todos los materiales, que estaban en el sótano de la Casa de la Cultura y en un piso del Ayuntamiento, que el alcalde tenía bloqueados, cerrados y secuestrados, y los trasladamos al museo del Chao. Pensamos que eso significaba el inicio de la normalidad, con lo cual no se puede entender esta reacción posterior. Me interesa mucho que quede claro qué es lo que nosotros queríamos hacer, qué es lo que queremos hacer y lo que seguramente no vamos a poder hacer en el Chao este verano por el empecinamiento caciquil de una persona.
“Tiene que mirárselo”
¿Todo esto viene del conflicto que desatado a partir de la destitución de Pepe el Ferreiro? ¿Eso fue un error? ¿Lo hubiera usted consentido?
Sí, es posible, aunque seguramente es simplificar mucho. Lo que sí es cierto es que había en ese momento, continuó y sigue ahora una enemistad manifiesta entre el alcalde y el arqueólogo de la Consejería, que era el director de las excavaciones y del Plan del Navia, que es Ángel Villa. Sin ninguna duda. Y todo se reduce una enemistad manifiesta que, además, el propio alcalde ha puesto sobre la mesa en multitud de ocasiones. Él simplifica el tema diciendo que el problema es Ángel Villa y que si se le destituye la solución está más que planteada. Cosa que evidentemente no vamos a hacer. Yo no tolero que se planteen lo temas en estos términos, las venganzas que se diriman en otros ámbitos. No sé si a duelo detrás de la catedral como en el siglo XVIII o en otro sitio, pero desde luego en la política patrimonial no. Si él tiene un tema de odio personal es su problema. Tiene un problema que quizá tiene que mirárselo.
¿Está amparado el alcalde en este comportamiento por su partido (PSOE) y eso lo debilita a usted y al Gobierno?
No lo sé. Me siento totalmente respaldado por la Viceconsejería y la Consejería de las que dependo. Y también creo que el partido nos ampara y nos respalda, al menos hasta donde yo puedo llegar. Desconozco cuál es su relación con el alcalde. Tampoco me preocupa.
¿Necesita Grandas un arqueólogo municipal?
Yo creo que no.
¿Por qué?
En primer lugar en las competencias de la arqueología nuestra Ley de Patrimonio de 2001 e incluso la anterior del Estado lo dicen muy claro. Las competencias están donde están, en la Consejería de Educación, Cultura y Deportes y los Ayuntamientos tienen que apoyar esto. En segundo lugar, Grandas es un concejo que sí tiene elementos patrimoniales pero que hasta ahora habían sido analizados, mantenidos, catalogados y estudiados, como los de cualquier otro concejo. Y por tamaño yo creo que no hace falta un arqueólogo. Es una cuestión interna, yo manifiesto mi opinión, pero es el Ayuntamiento el que tiene que decidirlo.
¿Este asunto demuestra las interferencias de los políticos con los profesionales en la gestión de lo público, en concreto de la cultura, y en detrimento de los intereses de los ciudadanos?
Rotunda y totalmente sí. Sin ninguna duda. Hay una interferencia a veces muy incómoda y que a veces llega hasta lo insoportable en temas en los que no debería producirse. Yo no me imagino que un alcalde le diga a un cirujano cómo debe operarse el páncreas. Esto es algo inaudito. Las interferencias en la arqueología se producen muchas veces, pero en este caso es una situación insoportable.
¿Por eso le cesaron a usted cuando formó parte del Gobierno de Areces?
No lo sé. Quizá el final de aquella etapa llegó por estos motivos o por otros. Yo me volví a la Universidad muy contento. No quiero especular con eso.
No más museos
¿Por qué hay tales divisiones entre los arqueólogos, en ocasiones hasta llegar al odio? Una de las dos asociaciones le critica a usted por las adjudicaciones de las excavaciones.
Es un fenómeno complejo. E incluso estando dentro del mundo de la arqueología, no ahora como director, no soy capaz de hacer un análisis y decir por qué. Quizá todos tengamos que entonar el mea culpa y por tanto yo también. Aunque creo que en este caso menos que otros. Quizá viene de la Universidad, en la que nos tocó en los años setenta organizar un Departamento de la nada, había un vacío total desde Jordá en los años cincuenta. Nosotros cuando acabamos la carrera nos quedamos en la Universidad y organizamos aquello. Y yo creo que no había tradición arqueológica o había una tradición lejana. Llegó gente de fuera y poco a poco se empezaron a crear grupos de forma excesivamente férrea, unos contra otros. Luego eso se trasladó a la Consejería. Poco a poco se fueron generando otros grupúsculos. Y luego llegaron las asociaciones, hay dos en estos momentos, y casi siempre ellos entendiéndose como herederos de alguna… no diría escuela, porque sería muy pretencioso por mi parte. Pero sí de personas. Yo creo que es un absoluto error. Por ejemplo, todo el mundo sabe que yo he tenido diferencias con alguna persona y hay algunos otros que ahora las quieren elevar a una especie de herencia. Yo creo que es todo absurdo y demuestra poca madurez. Otra cuestión importante es la falta de yacimientos con repercusión científica importante. Arqueología hay mucha pero con repercusión importante no hay tanto. A veces pasan una, dos o tres décadas sin que aparezca nada. Esto también genera una búsqueda hacia el yacimiento que me permita encumbrarme un poco. Otro aspecto que también influye es que en los últimos 20 o 25 años la arqueología se ha convertido en una profesión y hay 30 o más profesionales en el mercado, que lógicamente necesitan trabajo. Y como todo el mundo sabe en estos momentos el trabajo está como está. No hay obras de infraestructura, hay pocos movimientos y esto genera una tensión fuerte y a veces ese problema estalla.
Sus críticos le acusan de ocuparse de lo suyo, de la prehistoria, y menos de otros problemas patrimoniales, o de la etnografía. ¿Con justificación?
Seguramente sí. No voy a contradecir eso y en mi descargo diré que cada uno se ocupa en primer lugar de lo que conoce más. Pero no comparto totalmente que, ocupándome más de la arqueología y la prehistoria, desatienda otras parcelas. Es verdad, seguramente es cierto, que no estoy al mismo nivel en todas, entre otras cosas porque es imposible. Nadie puede estar a ese nivel. Pero en otras parcelas que yo no conozco con la misma profundidad delego en otros colaboradores que llevan esto y me consta que muy bien. El problema es que la Dirección General tiene poco personal. Solamente tiene 4 arquitectos, 4 juristas, 3 arqueólogos, 2 historiadores y poco más. Yo reconozco que al patrimonio industrial deberíamos prestarle más atención. Y al mundo etnográfico, es cierto. Y esto no significa que yo caiga también en la misma trampa que los partidos políticos del ‘y tu más’, pero mi antecesor era etnógrafo. Cuando volví creí que el mundo de la etnología había tenido un gran avance y me lo encontré como lo había dejado. Puedo decir que en estos momentos el prerrománico está fuera de la UVI. Y ha salido de la UVI gracias al esfuerzo no solamente mío, por supuesto. Ojalá tuviésemos el románico, el gótico, todas las capillas rurales exactamente igual que tenemos el prerrománico. Sin que eso signifique que tengamos que aplaudir ni mucho menos. El plan del prerrománico está realizado en su totalidad excepto el museo del prerrománico que se pedía. No soy partidario de hacer más museos, yo creo que el museo del prerrománico es el Museo Arqueológico. Y el Ayuntamiento de Oviedo, ¿cuándo va a solucionar el problema de la autopista? Yo acabé la carrera en el año 72, en el 71 o el 70 se estaba diseñando la autopista y recuerdo las broncas que se montaron en ese momento. Bueno, pues allí se hizo la autopista. Cuarenta años han pasado ya y hay que cerrar esa herida. En estos momentos, con La Vega ahí al lado, podemos hacerlo. Lo mismo da que digamos que Santullano hay que retejarlo o limpiarlo. Para solucionar Santullano hay que cerrar la autopista.
Los independientes, que son muy pocos, son una especie de extraterrestres en los Gobiernos. ¿Usted se siente así?
¿Extraterrestre o independiente? (Se ríe)
Extraterrestre por independiente. Aguantará presiones para hacerse militante, para seguir las directrices del partido…
Qué va, qué va. Bueno, no lo sé en otras personas. Pero seguramente hay un poco de mito en eso. Yo he tenido la suerte de trabajar con consejeros que o bien han sido muy respetuosos con este tema o realmente tienen o tenían un planteamiento mucho más amplio. Yo recuerdo a Javier Vallina, después el propio Riopedre, después Encarnación Rodríguez y la actual consejera, Ana González… en ningún momento me he sentido presionado sino todo lo contrario. Es decir, puedo desarrollar el trabajo de una forma total, absoluta y completa. No me siento una rara avis.
¿Comparte las críticas que recibe la clase política? ¿Se necesita una regeneración?
Efectivamente creo que es necesaria una regeneración política. Pero hay una generalización del planteamiento. Y entonces se produce el ‘y tu más’ y el ‘a ese conózcolu yo’. Al final todo está digamos sujeto a análisis, no a análisis, no sé cómo decirlo…
Cuestionado.
Exactamente, todo está cuestionado. Y yo creo que el ciudadano tiene toda la razón del mundo y en esta época mucho más. Pero yo creo que debería ser capaz de discernir. La política es absolutamente necesaria y creo que en algunos ámbitos se puede decir que no ha sido tocada por esta ola negativa. No acepto que se diga que todos los políticos o todos los que están en política son iguales y que todos lo hacen por intereses ocultos, para enriquecerse y esas cosas. Yo creo que eso no es cierto. Yo ganaba más en la Universidad, dicho sea entre paréntesis. Y luego hay gente que creemos que el servicio público es algo importante y que en la parcela que nos toca podemos desarrollarla. Pero la regeneración política debe ser permanente.
PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 31, MARZO DE 2014

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