Connect with us

Atlántica XXII

Bancaja, el agujero negro de Bankia

Afondando

Bancaja, el agujero negro de Bankia

La crisis de Bankia sigue provocando movilizaciones y protestas. Foto / Pablo Lorenzana.

La crisis de Bankia sigue provocando movilizaciones y protestas. Foto / Pablo Lorenzana.

El escándalo de Bankia, probablemente el mayor caso de corrupción en España, que obligó a un rescate por parte del Estado de 19.000 millones de euros aún no recuperados, tiene todavía muchas claves por descubrir. Varias de ellas las destapa en un libro de reciente aparición el periodista asturiano Nicolás Martínez Sarriés (Gijón 1981), que trabaja en Madrid. El libro de la editorial Deusto se titula Bankia confidencial. Crónica secreta del auge y caída de Bankia. En este artículo Martínez Sarriés incide en el papel de la ruinosa Bancaja en el Caso Bankia, con la complicidad del Banco de España.

La reunión del Consejo de Administración de Banco Financiero y de Ahorros (BFA), matriz de Bankia, celebrada el 16 de marzo de 2012, no se les olvidará fácilmente a quienes asistieron a ella. Aquel día los máximos responsables de la entidad, que apenas tres meses después pediría un rescate de 19.000 millones de euros, fueron conscientes de que de alguna forma tenían al enemigo en casa.

En aquella reunión, los consejeros y directivos de BFA-Bankia (en especial quienes procedían de la antigua Caja Madrid, que lideraba el proyecto) tuvieron por primera vez acceso a una información que ponía dimensión y perspectiva al problema que Bancaja –la última entidad en incorporarse al proyecto de gran banco del Partido Popular– suponía para el conjunto. Un agujero inmenso de pérdidas y malas decisiones que acabaría consumiendo una inmensa cantidad de recursos económicos y humanos y que llevaría al sector financiero español al precipicio del rescate.

Los departamentos financieros y contables repartieron entre los miembros del Consejo de BFA un documento titulado “Informe de morosidad a 29 de febrero”, en el que se detallaba, por primera vez desde que las siete cajas (Caja Madrid, Caja Segovia, Caja Ávila, Caja Canarias, Caixa Laietana, Caja Rioja y Bancaja) se fusionaron, los niveles de morosidad crediticia que cada una de ellas suponía para el conjunto.

Puede parecer un tema menor, pero desde que la entidad comenzó su andadura en solitario, a finales de 2010, la desconfianza, el recelo y las disputas internas entre las distintas facciones del nuevo banco no habían hecho sino aumentar. Y ese documento no hizo sino disparar aún más esta confrontación interna entre consejeros y directivos de las antiguas Caja Madrid y Bancaja.

Más de un 70% del agujero

Lo que el informe reflejaba es que en apenas unos meses los créditos morosos (es decir, los que dejaban de pagarse por parte de los clientes) procedentes de Bancaja se habían disparado muy por encima del resto. Esto no era un tema menor, toda vez que la morosidad ha de ser provisionada y eso supone un consumo de capital y a su vez se refleja (para mal) en la cuenta de resultados. El informe, secreto pero al que ha tenido acceso el autor de este artículo, mostraba que entre diciembre de 2010 y diciembre de 2011 la tasa de mora (es decir, el porcentaje de créditos impagados respecto al total) se había incrementado en un 30%, un crecimiento muy por encima de cualquier previsión y sin parangón en el sector.

Rodrigo Rato celebra con José Luis Olivas la fusión entre Bankia y Bancaja. Foto / Apabank.

Rodrigo Rato celebra con José Luis Olivas la fusión entre Bankia y Bancaja. Foto / Apabank.

En total habían emergido 4.049 millones de euros en créditos tóxicos, de los que más de 3.155 millones procedían de operaciones de la antigua Bancaja. Es decir, que una entidad que apenas suponía un 30% del total del activo ocasionaba a BFA-Bankia casi el 80% del agujero total. El informe también especificaba el origen, entidad por entidad, de otros 641 millones de euros de nueva morosidad aparecida entre enero y febrero de 2012. Una vez más, la caja presidida por el expresidente de la Generalitat Valenciana, José Luis Olivas, se llevaba la palma: eran responsables del 70% del deterioro total, unos 450 millones de euros.

El conocimiento de estas cifras ocasionó la indignación de los consejeros y directivos de Caja Madrid, que inmediatamente se sintieron engañados. O bien por la propia Bancaja, que según éstos habría falseado las cuentas (de forma que un deterioro anterior pero oculto emergía ahora, después de la fusión), o bien por el mismísimo Banco de España, que dos años antes había alentado, si no dirigido, el fichaje de la entidad levantina dentro del proyecto de BFA-Bankia.

El Banco de España, más que un impulsor

Junio de 2010. El sector financiero español vive uno de los momentos más calientes de su historia. Los decretos aprobados por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero han forzado al sector (en especial a las Cajas de Ahorro) a buscar fusiones por medio del innovador sistema de los SIP (Sistemas Institucionales de Protección), ideado por la firma de consultoría Analistas Financieros. En esencia, se trataba de hacer fusiones frías, que permitieran sinergias y aumentos de la eficiencia pero sin tocar las marcas y la identidad que cada caja había generado en sus respectivos territorios.

Caja Madrid, una entidad que tenía problemas muy serios pero no estaba en la UVI, fue conminada a iniciar un proceso de SIP. Para ello llegó a acuerdos con cinco pequeñas cajas (Rioja, Segovia, Ávila, Canarias y Laietana), de forma que se crearía lo que después sería Banco Financiero y de Ahorros. El problema es que las exigencias de esta nueva regulación imponían como condición que el tamaño total de la nueva entidad resultante fuera al menos un 25% mayor que la entidad más grande. Y entonces no salían las cuentas: Caja Madrid era demasiado grande y el resto demasiado pequeño, de forma que no se alcanzaba ese umbral mínimo. Habría que buscar a una séptima socia.

Entonces comenzó una carrera para encontrar una nueva fusión con Caja Madrid. Se estudiaron todo tipo de posibilidades y entidades: con las cajas gallegas (proyecto que echó para atrás el propio PP), con La Caixa (en este caso fueron las exigencias de los catalanes las que frustraron la fusión), con el Sabadell, con el Banco Guipuzcoano… incluso con Cajastur y la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM). Pero todas, por una u otra razón, acabaron no culminando.

Los plazos se iban agotando para todos y entonces llegó la llamada desde el Banco de España. “Una tarde de junio telefonearon a Rato para que acudiera cuanto antes a la sede central”, cuenta uno de sus antiguos colaboradores. Allí le esperaban el gobernador (Miguel Ángel Fernández Ordóñez), el subgobernador y Olivas, entonces presidente de Bancaja. “Creemos que tenéis que fusionaros”, les dijeron. Y les invitaron a no salir de ese despacho hasta que no lo hicieran con un acuerdo debajo del brazo.

Rodrigo Rato pagó en Gijón gastos privados con su tarjeta de Bankia. En la foto, en una corrida de toros en El Bibio. Foto / Eloy Alonso-Semeya Press.

Rodrigo Rato pagó en Gijón gastos privados con su tarjeta de Bankia. En la foto, en una corrida de toros en El Bibio. Foto / Eloy Alonso-Semeya Press.

Todo el mundo por aquel entonces sabía que el balance de Bancaja era un campo de minas, al igual que lo era el de su vecina la CAM. Los excesos de la burbuja inmobiliaria habían sido especialmente fuertes en el Levante, y aquel crecimiento no había venido acompañado de una mayor profesionalización de la gestión del riesgo, lo que había convertido a estas entidades en inmensos bancos hipotecarios con todo tipo de activos sin valor alguno una vez estallada la burbuja del ladrillo.

Caja Madrid era consciente de ese peligro, pero el Banco de España aseguraba que todo estaba revisado y provisionado, y que los balances reflejaban con fidelidad la situación de la entidad. Además, el SIP de BFA-Bankia recibiría 4.465 millones de euros en participaciones preferentes suscritas por el FROB para poder recapitalizarse. Los auditores también suscribían la salud de Bancaja, por lo que la fusión fría finalmente se alcanzó, dando pie a la entidad financiera con mayor presencia en España.

Hasta con espías

Cuando en marzo de 2012 los equipos gestores y administradores de Caja Madrid vieron negro sobre blanco la verdadera naturaleza de Bancaja, y la profundidad de su agujero financiero, no cabían en su asombro y la sensación de fraude pasó a inundar toda la relación. Tanto es así que el presidente de Bancaja José Luis Olivas acabaría presentando su dimisión y la dirección de Bankia iniciaría incluso un procedimiento legal para estudiar la posibilidad de que la participación de la caja levantina fuera menor en el accionariado de Banco Financiero y de Ahorros.

Las consecuencias fueron más allá todavía. Rodrigo Rato envío a su hombre de confianza (José Manuel Fernández Norniella, antiguo colaborador suyo en el Gobierno) a Valencia junto a un equipo de Special Situations –expertos en solucionar marrones–con el fin de que pusieran orden a aquel desconcierto, destituyeran a quien hubiera que destituir y buscaran fraudes, si los hubiera. Y lo que allí encontraron no les gustó nada.

Tal era la complejidad y la opacidad de ciertas operaciones ruinosas firmadas por Bancaja y sus antiguos directivos que los equipos designados por BFA-Bankia para investigarlos se vieron obligados a contratar empresas especializadas en espionaje industrial para poder descifrar quién estaba detrás de aquellos potenciales fraudes. Buena parte de los casos ahora investigados por los jueces (financiación a empresas de Juan Cotino, Costa Bellver…) fueron detectados e investigados entonces.

¿La historia de Bankia hubiera sido distinta si no se hubiera admitido en aquellas condiciones a Bancaja? Es difícil saberlo. Lo que es innegable es que la entrada de aquella entidad supuso todo un lastre para un SIP que ya de por sí afrontaba numerosos problemas. Si, tal y como dijo en su momento Miguel Ángel Fernández Ordóñez, la CAM era “lo peor de lo peor”, la situación de Bancaja no era tan distinta…

PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 41, NOVIEMBRE DE 2015

Continue Reading
Click to comment

You must be logged in to post a comment Login

Leave a Reply

Más en la categoría Afondando

  • Afondando

    La última nigromante

    By

    Un retrato de A Bruxa de Brañavara, nacida hace cien años y una de las últimas...

  • Afondando

    La maraña del enchufismo

    By

    Artículo publicado en el número 61 de nuestra edición de papel (marzo de 2019) como inicio...

  • Afondando

    País

    By

      Artículo publicado en el número 61 de la edición de papel del número 61 de...

  • Afondando

    El Daglas

    By

    Cuento e ilustraciones extraídos del libro Los niños de humo, de la editorial Pez de Plata,...

  • Afondando

    El espejo ultra de Salvini

    By

    Esta artículo pertenece al número 60 de ATLÁNTICA XXII. El país que fue referente de la...

Último número

To Top