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Atlántica XXII

Afondando

País

maxi rodríguez

 

Artículo publicado en el número 61 de la edición de papel del número 61 de ATLÁNTICA XXII

 

Maxi Rodríguez | Actor

(En torno a una mesa de despacho, Jiménez y Jaime reprimen fatal sus ganas de fumar.)

Jiménez: Recomendado, sí. ¿Y qué? (Pausa tensa.) ¡Es lógico, joder!
Jaime: ¿Lógico?
Jiménez: La gente que ha visto cómo otro es capaz de hacer una cosa lo recomienda porque sabe que lo hace bien. Y punto.
Jaime: ¡No me jodas, eh! ¡No me jodas!
Jiménez: El boca a boca…
Jaime: (Estalla en una carcajada.) Nunca mejor dicho.
Jiménez: ¿Qué?
Jaime: Llámalo boca a boca, llámalo chupar pollas. O… ser del partido.

(Pausa. Jiménez juguetea con su cajetilla de tabaco.)

Jiménez: ¿Y qué más te da, Jaime? ¿A ti qué coño más te da?
Jaime: ¿A mi? (Cínico.) ¿Que me hayáis colocado un enchufado que, sin tener ni puta idea, y nada más entrar, me dé órdenes absurdas y cobre más que yo, ochocientos pavos más? (Sonríe, con toda la sorna de la que es capaz.) Me da igual.

(Silencio. Jiménez se encamina al mueble bar.)

Jiménez: Dale tiempo, coño, ya verás.
Jaime: Claro, sin ningún problema. (Burlón.) En unas semanas el enchufado se dedicará a desplegar el tipo de «competencias» que le han hecho conseguir el empleo.
Jiménez: (Con una botella de whisky y dos vasos.) ¡Jaime, coño!
Jaime: Se convertirá en profesional de la adulación al jefe, y trepará más, seguro, volverá a trepar. (Pausa.)
Jiménez: (Llenando los vasos.) Escucha, Jaime…
Jaime: Así nos va, Jimenez. ¡Así nos va!
Jiménez: Perdona. (Le ofrece.) Tampoco te va tan mal. (Gesto de brindar.) Aquí estás, Jaime, ¡aquí estás!
Jaime: Sí. Rodeado de incompetentes…
Jiménez: (Sarcástico.) Vaya, mejorando lo presente.
Jaime:…Y hasta los güevos de vuestros intercambios de favores. (Blandiendo su vaso, enojado.) ¡El puñetero clientelismo!

(Silencio. Jiménez enciende un cigarrillo.)

Jiménez: Lo del nuevo no es cosa mía, coño, y lo sabes. Son decisiones de arriba, a la empresa le benefician.
Jaime: (Entre dientes.) La empresa…
Jiménez: Es lo que hay.
Jaime: Ya lo veo, ya. (Trago largo.) Aquí nadie se molesta en enviar su curriculum. Les basta con el libro de familia o el carné del partido.
Jiménez: ¡Si fuera aquí solo…! (Risueño.) En este país muchos trabajan gracias al dedo y no son ascensoristas. (Ofreciéndole un cigarrillo.) Pero, joder, Jaime, tú estás a salvo. No entiendo por qué te preocupa tanto.
Jaime: No sé. Igual es que me gusta hacer las cosas bien, que no me vacilen, que respeten mi trabajo; o igual, fíjate, es que tengo un treintañero en casa, un hijo que se ha pasado la vida estudiando para acabar comiéndose los mocos.
Jiménez: Escucha, Jaime. Tú sabes que si yo puedo hacer algo por el chaval… Oye, que me llame, que a mí en muchos sitios me deben favores.

(Jiménez ha sacado una tarjeta de su bolsillo, pero Jaime la rehúsa mientras fuma por la ventana.)

Jaime: «Opositor en paro busca padrino». ¡Manda cojones!
Jiménez : Que se mueva, Jaime, que se mueva. (Enfatiza.) ¡¡¡Networking, coño, Networking!!!
Jaime: (Irónico) ¿Ahora se llama así?
Jiménez: Más de un 70% de las vacantes laborales en España se cubre con (Hace el signo de comillas con las manos.) «conocidos». (Pausa. Idem.) «El mercado oculto». (Pausa.) De toda la vida. Jaime: Enchufismo.
Jiménez: No, a ver. Hay ofertas de empleo que nunca se hacen públicas. Y, chico, qué quieres que te diga, la red de contactos es primordial.
Jaime: ¿Contactos?
Jiménez: (Enfatiza y abre y cierra comillas.) «Not what you know, it is who you know.»
Jaime: O lo que viene siendo: (Remedándole con las comillas.) «La pertenencia o proximidad a un partido facilita en España llegar a determinados puestos».
Jiménez:(Desafiante, entre volutas de humo.) ¿Y? (Pausa.) ¿Dónde está el problema?
Jaime: No sé. A lo mejor, confundir lo público con un coto privado es un poquito de… (Coñón.) corrupción. ¿No?
Jiménez:¿Tú crees?
Jaime: No se puede hacer, Jiménez. Eso no se debe hacer.
Jiménez: (Saltarín) No se puede, no se debe… (Traguito.) ¡Ah! (Larga calada.) ¿Sabes que aquí no se puede fumar? (Pausa.) ¿Sabes que no se debe beber whisky en el trabajo?
(Pausa. Jaime le mira por primera vez intimidado con su vaso y su cigarrillo, uno en cada mano.)
Jaime: Bueno, ya, pero…
Jiménez: Gobierne quien gobierne eso no se evitará nunca.
Jaime: ¿Cómo? Yo…
Jiménez: Cualquier persona que tenga un familiar en paro, hará lo que sea y, si tiene que perder la dignidad, pues se pierde. (Retador.) ¿Verdad, Jaime?
Jaime: ¿Qué?
Jiménez: Por eso has cogido mi tarjeta a pesar de hacerte el ofendido, y por eso tu hijo me llamará tragándose el orgullo. ¿A qué sí?
Jaime:: Bueno, pero…
Jiménez: Porque sabéis muy bien de qué va esto, Jaime.
Jaime: Jimenez, yo…
Jiménez: (Burlón) No te va mal, no.
Jaime: Y mi hijo… A qué hora es buena…
Jiménez: (Alzando su vaso.) ¡Que llame, que llame, cabrón! (Con un guiño.) En cuanto llame, le irá mejor.

(Jaime deja su cigarrillo y su vaso en la mesa, y se dirige cabizbajo hacia la puerta.)

Jaime: Jiménez, yo…
Jiménez: Anda, cierra.
Jaime: (Sumiso.) A ver, que lo del nuevo no era…
Jiménez: Cierra la puerta, anda. (Triunfal.) Cierra, pero por afuera.

(Jaime desaparece, Jiménez busca en su móvil una canción, mientras la luz se extingue y lentamente cae el telón.)

 

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