
El zyklon B fue la aportación de Bayer al holocausto judío. En la imagen, varios botes de este gas mortal encontrado por los aliados en Auschwitz.
Foto / Russel McNeill.
Fernando Romero / Periodista. La empresa Bayer inventó la Aspirina en 1898 y celebra estos días su 150 aniversario con fastos por todo lo alto en donde se subraya la contribución de esta industria a la mejora de la humanidad. Pero de su larga historia se tratan de ocultar algunas partes oscuras, como su colaboración con el nazismo o la fabricación del zyklon B, el gas con el que se exterminaba a los judíos. Su director general durante décadas, Friedrich Carl Duisberg, estuvo personalmente involucrado en el desarrollo de ese insecticida usado inicialmente para controlar los brotes de tifus, que se utilizaría más tarde en las cámaras de gas del campo de concentración de Auschwitz y en otros campos de exterminio.
Duisberg apoyó la fusión de la industria química alemana para crear la IG Farbenindustrie AG en 1925, la empresa más grande de Europa, en donde con otras compañías acabó integrándose la Bayer. Más tarde, con la llegada de los nazis al poder, en 1933, el grupo sería uno de los conglomerados químicos alemanes que integraron la base económica-financiera del régimen de Adolf Hitler y uno de los que más donaciones hizo al Partido Nacional Socialista Obrero Alemán (NSDAP).
La IG Farben participaría muy activamente en la guerra de conquista del III Reich, financiando su industria armamentística. Era la única compañía alemana que contaba con un campo de concentración propio donde se forzaba a miles y miles de prisioneros a trabajar en condiciones infrahumanas en la fabricación de caucho sintético.
Con el triunfo de los aliados este grupo desaparece de la escena y reaparece Bayer como empresa autónoma, desentendiéndose de su pasado histórico reciente.
La dirección de IG Farben, en el que Bayer era su núcleo fundamental, tuvo que enfrentarse a un juicio propio dentro de los de Nuremberg y fue declarada culpable por el Tribunal Internacional de Crímenes de Guerra, aunque todos sus integrantes pudieron continuar sus carreras profesionales sin ningún problema. Así, uno de los directivos condenados, Fritz Ter Meer, sería nombrado presidente del consejo de supervisión de Bayer.
La Bayer llega a España en 1942 formando parte de la sociedad PROQUISA (Productos Químicos Sintéticos) y asociada a empresas como Duro Felguera y Explosivos Riotinto y a los bancos Urquijo, Hispano Americano y Herrero, optando para su emplazamiento en Lada. Se eligió esta localidad por estar situada al lado del río Nalón y muy cerca de las minas, ya que en el proceso productivo de la Aspirina en su día se necesitaban esos dos elementos: agua y carbón.
Cuando integraba IG Farben había ayudado previamente a Franco durante la Guerra Civil, por lo que ahora tendría la posibilidad de traer su producción a un país amigo y fue tratada muy bien por el nuevo régimen. A partir de 1969 Bayer adquiere la totalidad de la compañía y empieza a funcionar con su propio nombre en Lada.
Sin embargo, en los textos que recuerdan este 150 aniversario de la compañía alemana no se hace mención a su etapa más oscura, llegando a omitir sin rubor 30 años de su historia. El texto oficial dice así: “Tras la Primera Guerra Mundial, en 1925, la compañía pasó a formar parte del conglomerado I.G. Farbenindustrie AG. En 1951, fue restablecida como empresa independiente bajo el nombre Farbenfabriken Bayer AG”.
PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 31, MARZO DE 2014
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